Tras más de dos meses del estallido de la crisis que provocó el fin de Pablo Casado al mando del PP, siguen apareciendo informaciones relacionadas con el proveedor de mascarillas que consiguió Tomás Díaz Ayuso, hermano de la presidente de la Comunidad de Madrid, y siguen estando llenas de irregularidades por todas partes.
Miércoles 4 de mayo de 2022
MADRID, 02/05/2022.- La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (c), saluda momentos antes del inicio de la tradicional corrida Goyesca del 2 de mayo, con toros de la ganadería de El Cortijillo, este lunes en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. EFE/ Chema Moya
Jiaxing Yinuo Busway Co. Ltd, la empresa de orígen chino con la que contactó Tomás Diáz Ayuso para la compra de mascarillas, era una empresa que jamás había fabricado material sanitario, ni mascarillas ni de ningún otro tipo.
La información que sacan a la luz diferentes medios, señala que esta empresa se dedicaba a la fabricación de cables eléctricos. De hecho, no modificó su objeto social hasta el 3 de marzo del 2020 para incluir precisamente la elaboración de material sanitario. Este cambio se produjo tan solo un mes antes de que Private Sportive firmara el contrato con el gobierno de la Comunidad.
¿Pero quién es Private Sportive? Esta empresa es propiedad de Daniel Alcáraz, amigo personal de la familia Ayuso y que se llevó a dedo el contrato para el abastecimiento de mascarillas. En este punto, es donde aparece el hermano de Ayuso, que, tal y como declaró la propia presidenta, fue quién hizo de intermediario y contactó con la empresa de orígen chino. De ahí el cobro en forma de comisión de 55.800 euros (más IVA, claro).
Posteriormente, fue Private Sportive quién vendió las mascarillas a la Comunidad de Madrid por valor de 1,5 millones de euros. Negocio redondo.
Lo que apuntan las últimas investigaciones es que la empresa Jiaxing Yinuo Busway Co. Ltd presentó hasta tres certificaciones sanitarias falsas. Uno de ellos es una falsificación del documento de un ente italiano de homologaciones y los otros dos son de centros chinos que no estaban autorizados por el Gobierno de ese país para evaluar material sanitario de protección.
Por si esto fuera poco, el gobierno de Ayuso pagó 5 euros por cada una de las mascarillas (6,05 contando IVA), un precio mucho más alto que el pagado por aquel entonces, también por el gobierno de la Comunidad, por mascarillas similares.
Sumado a esto, el contrato inicialmente firmado, señalaba la venta de las mascarillas eran de calidad FFP-2 y FFP-3, cuando realmente la entrega fue de mascarillas de estandard de seguridad KN95, es decir, de calidad inferior.
La propia presidenta ha salido en defensa de su hermano, denunciado una campaña “de abuso y desprestigio” hacía él, pero lo cierto es que ni una palabra sobre la información de las últimas horas. Es más, en su línea, Ayuso ha afirmado que ““Ya no es solamente que no ha habido corrupción es que ahora la mascarilla... Ya falta solo saber la calidad de los calzones del chino que cogió la caja en el aeropuerto y que probablemente era fraudulenta”.
En el capitalismo, la corrupción es un mecanismo de funcionamiento del propio sistema. No es una excepción ni son casos aislados o “manzanas podridas” dentro del sistema, es un modus operandi de un régimen político y económico que solo sirve para que los ricos sean cada vez más ricos.
Desde la Corona, hasta el PP, el PSOE y todos los partidos del Régimen han estado salpicados por casos de corrupción. Para terminar con las corruptelas y los privilegios de la “casta política”, es necesario tomar el toro por las astas, planteando medidas que erradiquen de cuajo sus bases mismas, como por ejemplo que todo cargo político electo cobre un salario igual al de una maestra o un trabajador calificado, o que estos sean revocables en cualquier momento por los propios electores.