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Red Internacional
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ASESINATO ESTUDIANTES. La construcción del odio

El asesinato ayer de dos jóvenes estudiantes tras la marcha por la educación en Valparaíso desató la indignación en la población. Sin embargo la noticia emitida por los medios de comunicación contenía varios comentarios del “público” que justificaban la reacción del asesino porque habían hecho “rayados” en la pared de “su” casa, justificando el ataque a los jóvenes al ser “violada” “su” propiedad privada. Tratando a los jóvenes estudiantes de “vándalos”, tras estos comentarios se esconde una ideología criminalizadora de los movimientos sociales que ha sido difundida y legitimada por los propios medios de comunicación.

Viernes 15 de mayo de 2015

Los primeros momentos tras conocerse la noticia los medios hablaron de un “vecino” que se había defendido tras el “accionar” de estos jóvenes que habrían hecho rayados en la pared de su casa. Se habló de que este “vandalismo” tenía cansada a la “ciudadanía” que por este motivo reaccionaba así. Poco a poco y al conocerse el “perfil” del asesino, un tipo con antecedentes por violencia e incluso posible traficante, el discurso fue cambiando.

Sin embargo el trasfondo del asunto es la ideología que se esconde tras estas reacciones y su justificación. La “defensa” de la propiedad privada, el hartazgo por el “vandalismo” de los y las manifestantes tras las movilizaciones estudiantiles. En La Araucanía se les denomina “terroristas” y son “los mapuche” que andan quemando camiones y tomándose fundos. En ambos casos se los describe como “encapuchados”.

En esta construcción ideológica los medios de comunicación han cumplido un rol central. Llevan años mostrando la protesta social como “vandalismo”, hablando de la existencia de “encapuchados”, señalando a mapuche y anarquistas como “terroristas”, centrando las noticias de las movilizaciones en los “actos violentos” y no en la masividad y las demandas. Enfocan el tema mapuche como un problema de “acciones violentas” contra empresarios emprendedores sin profundizar en el contexto e historia del conflicto, sin dar voz a sus protagonistas.

Nada desinteresado, el rol de los medios de comunicación es un pilar más del sistema de legitimación ideológica del “modelo neoliberal” impuesto por la dictadura y celosamente protegido por la Concertación, hoy reciclada en Nueva Mayoría y la derecha, interesados en criminalizar la protesta social que cuestiona y hace resquebrajar su “democracia” para ricos. Bastiones del “orden” y el poder, los medios son parte de este engranaje comunicacional que bajo una supuesta “objetividad” ha fijado en el “público” las nociones de “vándalos”, “encapuchados”, “terroristas”.

Así, los medios son tan culpables como el asesino, por legitimar, y repetir hasta el hartazgo esta ideología criminalizadora, convertida en un “sentido común” que en lo profundo expresa el núcleo duro del neoliberalismo: la defensa de la propiedad privada, el desprecio de lo colectivo frente al valor de lo individual, la deslegitimación del cambio social frente a la defensa del “orden”. La construcción del “odio” frente al que se manifiesta y protesta que deja como víctima al agresor y culpable al que osa cuestionar el sacrosanto modelo.