Antofagasta es una ciudad que crece rápidamente al ritmo de las inmobiliarias y sus edificios, en contraposición con el acelerado ritmo en que crecen las tomas de terreno. Una contradicción ante nuestros ojos.
Domingo 8 de septiembre de 2019
En la ciudad de Antofagasta, decenas de edificios han copado la panorámica en la última década, los campamentos también han proliferado, aumentando en un 900% en la misma última década.
Antofagasta tiene un desempleo que ronda de 6,7% según las últimas cifras del INE y, según la Fundación Sol, la mitad de los antofagastinos gana sueldos menores a las 450 mil pesos mensuales, un sueldo que claramente no alcanzan para llegar a fin de mes. En este escenario, miles de trabajadores de la capital política de la región minera viven el problema de la vivienda y una pésima calidad de vida.
El enriquecimiento de los empresarios a costa de la población trabajadora y pobre en Antofagasta, incluye el problema de la contaminación con la ATI y el ferrocarril, zonas de sacrificio para el gran empresariado, hasta ser una de las ciudades más cara de Chile. La vivienda se presenta como consumo acumulable, como cualquier otra cosa que se pueda comprar, cuando en realidad, el derecho a tener donde vivir debería considerarse como un derecho intrínseco de la vida, que cada ser humano debería tener garantizado, es decir, asegurado por el Estado.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) entregados el año 2017, un 11% de las viviendas en Antofagastas se encuentran desocupadas, esto mientras uno de cada tres migrantes viven en condición de hacinamiento, dato no menor si se considera que las condiciones de vida y trabajo de la población migrande es mayormente vulnerada. Mientras los cerros se llenan de casas de baja calidad habitacional, los empresarios inmobiliarios prefieren tener una gran cantidad de viviendas deshabitadas. Claro, la vivienda es hoy, para quienes puedan pagarlas.
Los gobiernos de turno han dado paso al negocio de las viviendas, favoreciendo a empresarios y especuladores, al igual que han permitido el saqueos de las riquezas de la región de Antofagasta, el cobre y el litio entregándolas a transnacionales como los BHP BIllinton, o empresarios nacionales como Ponce Lerou y Luksic, los que a su vez, entregan sueldos mínimos, turnos extenuantes y condiciones precarias para las y los trabajadores.
Los planes de los gobiernos de la derecha, y la ex Nueva Mayoría, sólo han fortalecido a los grandes bancos e inmobiliarias, enriqueciéndose a costa del sacrificios y endeudamientos del pueblo trabajador. Es necesario que las y los trabajadores se propongan conquistar que la vivienda sea financiado 100% por el Estado, para ello es igualmente necesario cuestionar las grandes fortunas de la región, el país y las multinacionales.
Mia Valdivia Cerda
Auxiliar de aseo del Hospital Regional de Antofagasta, concesionaria Siglo XXI