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Red Internacional
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General Motors. La cuarta cara de la precarización laboral: crisis de microchips en GM Toluca

Como hemos repasado en recientes notas, el mundo se enfrenta a una crisis de microcomponentes protagonizada por las dos empresas que monopolizan estos aparatos y que prefieren dejar en la miseria los salarios de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras en el mundo antes de ceder en liberar sus conocimientos tecnológicos.

Lunes 13 de septiembre de 2021

Recientemente empleados de las plantas de General Motors en Silao y San Luis Potosí han denunciado el hartazgo que se vive en la industria automotriz debido a que la escasez de estos componentes no permite arrancar la línea de producción y esto genera paros técnicos.

Estos paros técnicos no están organizados ni programados para reducir en lo más mínimo el golpe económico en favor de la sociedad, sino al contrario, están pensados única y exclusivamente en función de reducir al máximo el golpe de las ganancias millonarias de las transnacionales.

Como se denunció en las plantas ubicadas en la zona del bajío del país, los patrones pactan por encima con los dirigentes sindicales para que el efecto de pérdida económica de los paros técnicos recaiga en los hombros de las y los trabajadores, obligando a estos a pagar por las caídas de producción.

¿Cómo lo hacen? Paran la producción, envían a las y los trabajadores a casa reduciendo su salario, en ocasiones con promesas falsas como es el caso de GM Toluca, de pagar salarios al 65 y 75%, pero que finalmente se paga nada más el 55% o en algunos casos, robando los días de vacaciones disponibles del trabajador. De esta forma logran que las ganancias se vean reducidas en lo más mínimo dejando caer el peso de la crisis sobre los trabajadores, quienes se ven obligados constantemente a buscar otro medio de subsistencia temporal, ya que la mitad del salario, ampliamente miserable, es insuficiente para los gastos fijos o simplemente para pagar el costo de la canasta básica.

En la planta de General Motors Toluca, en donde laboran 2500 personas, que son el sustento de su familia, el Sindicato Nacional de la Industria Metalúrgica y Similares de la CTM, es el encargado de pasar estos actos de precarización laboral y de contener el descontento. Es bien conocido entre las 2,500 personas que ahí laboran, que el sindicato se caracteriza por su ausencia, al grado de que ni siquiera se conoce el nombre del mismo.

Los paros técnicos son anunciados por reuniones virtuales de la gerencia, sin representantes sindicales, en donde las y los trabajadores tienen deshabilitadas las funciones de micrófono y video, precisamente para únicamente avisarles que están en paro y evitar que el descontento se refleje en las salas virtuales.

La situación en GM Toluca es caótica para las 2,500 familias, ya que los paros técnicos están anunciados hasta el 27 de septiembre, pero es la tercera ocasión en que la fecha es aplazada, dejando en plena incertidumbre sobre su empleo a las mismas.

La sola venta de una hora de producción de unidades de lujo, como la GMC Sierra, puede cubrir el pago de los salarios de todas y todos en GM Toluca, hasta por dos meses.

Los paros técnicos deben de detenerse, es imprescindible que los supuestos “representantes” de la CTM exijan el pago al 100% para todos y cada uno de las y los trabajadores afectados; si no pueden hacerlo, deben de ser relevados de su cargo por trabajadores votados por la base, que pongan frente a la gerencia sus demandas. Para esto es necesario la autoorganización interna.

Es momento de entregar el pago íntegro del salario semanal, que ante la crisis de la pandemia se ejecute un aumento salarial de emergencia comparable al aumento de la canasta básica.

Por esto, se hace urgente que las federaciones de la industria, que se dicen “independientes” como la FESIIAAAN, dejen atrás las entrevistas y hoteles de lujo, para actuar en movilizaciones que organicen a los miles de trabajadores que tienen agremiados, y exijan la garantía de un aumento salarial de acuerdo al aumento de los precios.