La campaña presidencial comienza a prepararse para la recta final. Gabriel Boric encabeza los sondeos pero la derecha pasa con todo a la ofensiva para buscar subordinar aún más a la izquierda y debilitar cualquier posibilidad de transformación del chile neoliberal.
Martes 7 de septiembre de 2021
Cuando el plebiscito , que inició el cronograma constitucional en curso, estaba pronto a celebrarse analizamos ,en un artículo de esa fecha, como el debate en torno a las opciones apruebo y rechazo se encontraban condicionados por las candidaturas presidenciales que se vislumbraban a la fecha.
El triunfo del apruebo y el posterior resultado de las elecciones de convencionales constituyentes ratificaron esta imagen. Los votos fortalecieron determinadas candidaturas y debilitaron otras. Jadue se veía a sí mismo como el ganador de ambas jornadas electorales y Lavín comenzaba un lento proceso de descomposición que concluyó en las primarias de la derecha.
Así desde que comenzó este super año electoral, el debate sobre qué debía contener o no la futura constitución, se delineaba en torno a lo que sería el próximo gobierno que conduciría dicho proceso constituyente. Hasta que comenzó el proceso inverso. Los programas presidenciales comenzaron a tomar distancia del proceso constitucional. Cada vez el tono era menos “transformador”. Debates como el derecho de aguas, la propiedad de los recursos naturales, el régimen laboral, entre otros fueron reducidos a frases vacías como el horizonte que en un futuro incierto le correspondería a la Convención Constitucional definir.
Se acercaban las primarias de Apruebo Dignidad y Jadue ,seguro de su triunfo, ofrecía un programa presidencial completamente moderado, en que no se tocaba ninguno de los pilares de los treinta años , presentando una reforma tributaria un poco más progresista que la llevada a cabo por Michelle Bachelet que prometía financiar una política más retributiva.
El PC coronaba políticamente su camino de completa sumisión al régimen político que inició al aceptar por omisión el acuerdo por la paz, luego profundizó esta sumisión dejando pasar el ajuste que por la pandemia Piñera aplicó a los trabajadores y finalmente presentó un programa que buscaba conciliar los intereses de los grandes empresarios con las demandas populares buscando una salida pacífica en que ambos pudiesen convivir.
Este camino llevó a Jadue a una estrepitosa derrota, y no solo por la enorme campaña comunicacional en contra que levantó la derecha y los empresarios para buscar evitar que la alternativa del alcalde de Recoleta polarizara el escenario. Finalmente los votantes de Apruebo Dignidad optaron por el original, Gabriel Boric , en vez de la copia que Jadue intentó ser del Frente Amplio. Y el magallánico no tuvo que fingir un programa moderado, él ya lo encarnaba, y su alternativa alejó aún más la carrera presidencial del debate constitucional.
El laberinto parlamentario de la convención constitucional
La Convención Constituyente vive en su propio universo. Tomados de las manos podía verse desde los constituyentes de la Lista del Pueblo hasta la derecha haciendo una ronda en el patio. Imagen literal que pareciera contrastar con el áspero enfrentamiento que la derecha sostenía con toda la convención.
Sin embargo, los constituyentes de la Lista del Pueblo, así como los de los movimientos sociales y los de Apruebo Dignidad (FA+PC) han bailado todos estos meses al compás del acuerdo por la paz y han ceñido su actuación en la convención a lo que estipulan dichas normas. Cualquier esperanza de que pudiesen ofrecer algo distinto que una vulgar imitación de los modales parlamentarios del congreso se ha visto defraudada. Se observan los mismos debates sobre asignaciones y los mismos discursos carentes de contenido cuando toca referirse a temas programáticos. El horizonte de una nueva constitución se ve cada vez más difuso.
Y en este clima de desgano generalizado con el debate constituyente la derecha ha aprovechado de efectuar una ofensiva. Es cierto que el régimen logró canalizar la rebelión dentro de los canales institucionales para así preservar la estabilidad del sistema político del país. Pero al hacerlo tuvo que pagar el alto costo de un derrumbe electoral de los partidos tradicionales y la emergencia de nuevos actores políticos.
Pero logrando el objetivo de domesticar a los representantes que fueron empujados por la rebelión al puesto de constituyentes, una importante parte de la maniobra estaba completada. Luego quedaba que estos se sometieron a las reglas impuestas para su funcionamiento, olvidando así cualquier pretensión de soberanía de dicha instancia. Poco será lo que podrán cambiar del Chile neoliberal si continúan por esta senda.
El paso siguiente fue cerrar toda posibilidad de que en Noviembre el escenario volviese a presentar sobresaltos y nuevamente los votantes solo puedan elegir entre las opciones del régimen. Los partidos neoliberales negaron cualquier posibilidad de dar mayores facilidades a los independientes para que pudiesen presentarse.
Luego el Servel intenta, mediante una decisión político administrativa dejar fuera a 96 candidatos de la lista Apruebo Dignidad. Finalmente mediante un golpe comunicacional, facilitado por las mezquindades y negocios fraudulentos de las direcciones de la Lista del Pueblo, desmoralizar a un sector importante de votantes que confiaron en que podía haber un camino diferente, para así que la desmoralización impida que el electorado de la rebelión se exprese en las urnas.
Una alternativa que se avizora en un complejo escenario
La derecha ha logrado imponer un escenario cada vez más favorable. Sin embargo, Gabriel Boric continúa siendo el favorito para llegar a la Moneda. Los empresarios saben que pese a lo moderado del programa del diputado por Magallanes, es hoy el único representante de parte de las expectativas creadas por la rebelión y ese impulso puede empujar su gobierno a direcciones que el régimen no pueda controlar del todo. Por lo mismo no es descartable que en las próximas semanas se redoble la ofensiva contra la izquierda para buscar someterla aún más.
La operación que efectuó Apruebo Dignidad de dividir programáticamente su intervención en la Convención y en la presidencial, he tenido como efecto que su proyecto político termine cada vez más cercano a ser una mera administración neoliberal progresista que un proyecto transformador. Esa cuña es la que la derecha quiere aprovechar para desmovilizar al electorado de izquierda y tener la posibilidad de mantener el control de las instituciones del régimen.
Pero el cálculo que nos interesa no es meramente electoral. Como organización política, venimos de años de levantar trabajo sindical, estudiantil y territorial junto a otras organizaciones que se reclaman como parte de la izquierda revolucionaria. En momentos en que la desmoralización y explosión de la lista del pueblo afecta a un sector importante de quienes se movilizaron con la rebelión, la pregunta sobre que alternativa de izquierda levantamos en contraposición a la izquierda parlamentaria cobra hoy vital importancia.
Precisamente por esos años construyendo en los movimientos sociales y en los lugares de trabajo, hemos visto como las organizaciones dirigidas por el Frente Amplio y el PC tienden a mantener separadas y sectorizadas en gremios las distintas luchas. Lo vimos durante la pandemia y lo vemos ahora que , incipientemente comienzan a observarse signos de recomposición de la movilización en gremios de la salud, docentes, trabajadores del retail y el movimiento estudiantil. Mientras esas luchas continúen separadas , no tendremos la fuerza para oponernos a la operación del régimen por aislar y aplastar las ideas de izquierda.
La unidad amplia de izquierda parece ser el instinto natural frente a la ofensiva de la derecha. Pero esa unidad no puede construirse entre quienes tienen apuestas diferentes. Entre quienes dejaron pasar todos los ataques de Piñera contra los trabajadores en la pandemia y quienes se subordinaron a las normas del acuerdo por la paz. Tales estrategias solo desarman la movilización y fomentan la capitulación ante el régimen.
Como Partido de Trabajadores Revolucionarios venimos impulsando el Frente por la Unidad de la Clase trabajadora junto a otras organizaciones de la izquierda revolucionaria. Esfuerzo aún insuficiente puesto que varias aún se niegan a reagrupar a los sectores que queremos acabar con el chile de los 30 años. Nuestro objetivo es reconstruir un polo de la izquierda revolucionaria que permita hacer frente a la ofensiva de la derecha e impida que la desmoralización termine por desmovilizar a la clase y a la juventud. Esa es la pelea que nos proponemos.
Ιωαχειν
Editor y columnista de la Izquierda Diario