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Red Internacional
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Muertes Obreras. La desidia de Metrovías causó una nueva muerte

En el último lustro, la empresa Metrovías fue responsable de 5 fallecimientos obreros. En repudio a la muerte de Matías Kruger, los trabajadores paralizaron todas las líneas.

Jueves 8 de diciembre de 2016

Este miércoles la desidia patronal se llevó otra vida de un trabajador. En este caso, quien falleció fue Matías Kruger, joven operario que se desempeñaba en la Línea H, la que es presentada por el Gobierno de Rodríguez Larreta como la más “moderna” de la Ciudad.

Matías falleció electrocutado en el Taller Colonia, mientras realizaba tareas de mantenimiento. El hecho detonó un paro total en todas las líneas del Subte y en el Premetro.

La bronca es mucha entre los trabajadores. Justo un día antes, los representantes sindicales de AGTSyP se habían reunido con autoridades de Metrovías y Sbase (empresa estatal propietaria de la red de subterráneos) para discutir sobre medidas de seguridad relacionadas con las tareas que implicaran peligros de electrocución.

La cuestión no es menor. En los últimos 5 años, otros cuatro trabajadores fallecieron. Tres de ellos, como Matías, por recibir descargas eléctricas. Pero, como denunció ayer el Frente Bordó-Violeta del Subte –referenciado con Claudio Dellecarbonara y otros dirigentes independientes de la Comisión Directiva- en estos años “decenas de compañeros han sufrido choques eléctricos, varios con quemaduras de extrema gravedad”.

La negligencia patronal está más que demostrada

Ayer por la tarde se conoció la noticia de que la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N°40, investigaba la responsabilidad penal del encargado del taller donde falleció Matías.

Junto a la empresa, buscan centrar la discusión en la que suele presentarse como “falla humana”, para evitar que quede a la luz la desidia de la propia empresa, que se ha manifestado en múltiples ocasiones.

Un repaso de los últimos meses lo deja a la vista. El pasado 7 de noviembre la estación de Constitución tuvo que ser cerrada para evitar muertes o daños físicos a pasajeros y trabajadores. Allí, una formación había chocado contra las columnas del taller, provocado daños en la estructura. A pesar del riesgo, la empresa permitió que esto ocurriera. En ese momento, Néstor Piriz, delegado de la línea de la C, le dijo a La Izquierda Diario que “la empresa Metrovías, en su afán de querer recaudar, lo que hace es habilitar la línea con un solo andén” lo que ocasionaba que se empezaron a caer partes del techo. Fueron los propios trabajadores, los que limitaron el servicio para no tener que lamentar daños mayores.

Apenas un mes antes, en octubre, era los pasajeros de la Línea A quienes, como resultado de un desperfecto en un vagón, debían abandonarlo y caminar por las vías para salir del andén. Las mismas están electrificadas. Según los testimonios brindados por los pasajeros, antes de que el tren se detuviera se escucharon dos explosiones.

El pasado 28 de agosto, en el marco de una fuerte tormenta que azotó a la Ciudad de Buenos Aires, varias estaciones de Subte se inundaron. En la línea C, los trabajadores se vieron obligados a cerrar las mismas por cuestiones de seguridad.

Queda a la vista, la desinversión absoluta por parte de Metrovías. Cuestión que tiene el aval de Sbase, la empresa estatal que debería ejercer una función de control que, a todas luces, no lleva adelante.

Desidia de clase

El martes pasado, menos de un día antes de la muerte de Matías, una movilización de familiares y compañeros de otros trabajadores fallecidos en accidentes de trabajo, marchaba a la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT).

Más información: Familiares de víctimas exigen justicia ante los crímenes patronales

Quienes eran cercanos a David Ramallo, Diego Soraire, Richard Alcaraz, Luis Pons y Maximiliano Páez reclamaban contra el flagelo que constituyen las muertes obreras en lo que son definidos como “accidentes” laborales. Pero se trata de resultados de esa desidia empresarial que privilegia las ganancias frente a la vida obrera.

Las muertes por accidentes de trabajo son un verdadero crimen social en la Argentina. Solo en 2015 fallecieron casi 800 trabajadores y trabajadoras por accidentes y enfermedades laborales. Una cifra escalofriante que, proyectada a lo largo de las últimas décadas, alcanza cifras de decenas de miles de personas fallecidas.

Más información: Muertes obreras: los números negros de la desidia patronal

El informe sobre accidentalidad laboral de 2015 –emitido por la misma SRT- mostraba que en 2015, 178.574 accidentes fueron a causa de pisadas; 130 mil por caídas; 84.342 por “esfuerzo excesivos”; 22.579 por caídas de objetos; 7.875 por “exposición a temperaturas extremas” y 1.301 por “exposición a la corriente eléctrica”.

Los datos ponen a la luz que las muertes obreras y los llamados accidentes son el resultado de la imposición de altísimos ritmos de trabajo, en condiciones de precariedad.

Un pedido de más explotación

Pero es evidente que, para las patronales, esos ritmos de explotación resultan insuficientes. En los últimos meses, los grandes empresarios y el Gobierno vienen desplegando un discurso donde se exigen “aumentar la productividad”, es decir, aumentar los ritmos de trabajo de la clase trabajadora.

En las últimas semanas fue el mismo Macri quien habló de que había que terminar con los convenios “viejos” que, al estar desactualizados, impedían que “el país avanzara”.

Ese pedido va acompañado por la modificación que el Gobierno propone al sistema de las ART, con una nueva ley complementaria que limitara los juicios por accidentes laborales. Esto es una concesión a la demanda patronal que habla de terminar con la “industria del juicio”, para referirse a las demandas judiciales de los trabajadores que sufren accidentes, mutilaciones o daños permanentes en su cuerpo, como resultado de la superexplotación capitalista.

Más información: Nuevo proyecto para limitar los juicios laborales: lo invisible de los “rotos”

Enfrentar la desidia patronal

Ayer por la tarde, en la declaración del frente Bordó-Violeta, se exigía la convocatoria inmediata un plenario de delegados para discutir las medidas necesarias en aras de imponer el protocolo de seguridad en este tipo de labores. Ese fue el reclamo que los representes de AGTSyP llevaron a la reunión con Metrovías y Sbase el pasado martes.

Para la clase obrera se hace necesario enfrentar la prepotencia patronal en los lugares de trabajo, poniendo en pie comisiones de higiene y seguridad, controlada por ellos mismos. Comisiones que sean las que impongan un control efectivo a los ritmos de trabajo y a las cuestiones de seguridad que pueden poner en riesgo la vida de los trabajadores.

Los ejemplos de las empresas recuperadas que hoy funcionan bajo control obrero, como Zanon y MadyGraf, lo ponen a la vista. Allí donde lo que se impone no es el principio de la ganancia capitalista, los ritmos de trabajo se organizan para evitar accidentes y daños para los trabajadores.

En junio pasado, en una entrevista con La Izquierda Diario, Sandro Zalazar, trabajador de la gráfica MadyGraf -ubicada en el conurbano bonaerense- afirmaba que “con la gestión obrera lo que hizo fue reducir el grado de accidentes. Tratamos también de empezar a implementar un sistema de rotación donde empezamos a ver como nosotros los trabajadores nos cuidamos. Es parte de un proceso que lleva tiempo y paciencia para organizarnos y hacer que los compañeros entiendan que tenemos que cuidarnos entre nosotros. Lo bueno es que estamos trabajando más tranquilos, con los tiempos reducidos, más tiempo para descansar, los ritmos de producción los bajamos, no son los mismos que teníamos cuando estaba la empresa y además la rotación con compañeros tiene que ver cómo empezar a generar una conciencia en cada uno de nosotros para cuidarnos”.


Redacción

Redacción central La Izquierda Diario