El frente de mal tiempo que golpeó a la región de Antofagasta, deja una vez más al descubierto las desigualdades existentes. Si bien, no se presentaron registros fatales, sí se volvió a revivir la anegación en los sectores más empobrecidos y abandonados.
Viernes 9 de junio de 2017
El fenómeno registró una caída de 22 milímetros (mm) de agua, según antecedentes entregados por la Estación de la Universidad Católica del Norte, siendo el cuarto registro de precipitaciones más alto desde 1969. La meteoróloga Alejandra Calderón, de Meteorología de Cerro Moreno, indicó que “La climatología de Antofagasta indica que es una zona seca, pero efectivamente hemos visto que cada vez son más reiterados estos fenómenos que dejan harta precipitación en un día”, y que a su vez cree que esta será la tónica en los próximos años.
Desde el anuncio del frente de mal tiempo, las familias que viven en los 42 campamentos de la ciudad minera, se comenzaron a preparar con miedo a posibles aluviones, anegamientos y la pérdida de sus bienes, colocando plásticos en sus techumbres, sacos de arena en sus entradas, entre otros. Sin embargo, el saldo dejó 150 viviendas dañadas en su totalidad y 72 albergados.
En la misma tónica, los vecinos de la calle Puerto Natales una vez más sufrieron los estragos del agua, donde manifestaron a los medios locales que luego de las lluvias del 2015 las autoridades se comprometieron en hacer arreglos para que los anegamientos y calles inundadas no volviesen a ocurrir. Esto no sucedió, quedando nuevamente aislados y con sus casas inundadas por las malas construcciones de la vía pública, alegando que no se presentaron las autoridades para dar soluciones a sus problemas.
Finalmente, estos son solo algunas de las complicaciones que se presentaron, quedando al descubierto como son algunos los sectores que han recibido mayor asistencia ante los desastres de la lluvia. Mientras los sectores altos y norte de la ciudad sufren el abandono y falsas promesas de las autoridades, ya que como se ha mencionado luego del 2015 no se ha logrado dar cobertura real a las necesidades de quienes resultan más golpeados; siendo las familias de los campamentos que pierden lo poco que poseen y las zonas que no representan interés turístico para el Municipio.
En este punto es donde entra la duda: ¿a quiénes beneficia los recursos del Gobierno Regional y la Municipalidad? Puesto que con los antecedentes que se tienen acerca de un aumento de las aguas lluvias, las quebradas, campamentos y algunos sectores, no han recibido un cambio profundo para el mantenimiento y prevención de desastres como los que hoy nuevamente han sufrido las familias pobres y trabajadoras de la región, teniendo que mantenerse en vela para proteger sus hogares, donde los empresarios indolentes mantienen en funcionamiento sus empresas, locales y tiendas aún con la alerta roja que fue decretada, ya que sus casas no son las que se vieron anegadas o destruidas.
Son distintos actores los que deben poner fin a estas situaciones, ya que si bien la lluvia es natural, la catástrofe y pérdidas no lo son.