Recientemente se dió a conocer la deuda mantenida con la Central Nacional de Abastecimiento (Cenabast) por 73 de las 89 Farmacias Populares levantadas desde los municipios. ¿Es esta la forma para suplir las necesidades de los usuarios del sistema público de salud?

Natalia Sánchez Concejala Antofagasta por el Partido de trabajadores Revolucionarios, Médico del Hospital Regional de Antofagasta y parte de la Agrupación de Trabajadores de Salud "Abran Paso"
Martes 9 de enero de 2018

Recientemente se dió a conocer la deuda mantenida con la Central Nacional de Abastecimiento (Cenabast) por 73 de las 89 Farmacias Populares levantadas desde los municipios.
La propuesta presentada hace dos años y que en la actualidad se encuentra con números ascendentes en las municipalidades que se suman a la iniciativa, es una respuesta a un modelo de salud pública que se queda chico ante las necesidades de la población.
Pese a que en un inicio la mayoría de las críticas venían de la reacción de la derecha que defendían al sector privado, la iniciativa nace probablemente por el cuestionamiento a los altos costos de los medicamentos en las farmacias y sus escándalos de colusión, hoy se convierte en una realidad que el endeudamiento de las municipalidades con la entidad que les permite hacer compras al por mayor, puede llegar a profundizar la deuda del sector público empeorando aún más sus condiciones.
La Cenabast es una entidad estatal que permite a todos los prestadores de salud públicos acceder a insumos a menor costo por la negociación de una sola entidad que distribuye grandes cantidades de medicamentos, al igual que otros insumos necesarios para llevar a cabo los servicios impartidos en el sector público de salud. Para llevar a cabo esta labor la Cenabast realiza un cobro por su mediación.
La razón de la existencia de esta deuda de los Municipios con la Cenabast, que ha presentado un descenso entre el periodo 2016 ($7519 millones) al 2017 ($5144 millones), es la incapacidad de llevar adelante dichos costos por las Municipalidades quienes además deben gestionar los costos de otras entidades de atención primaria de salud (CESFAM, CECOSF, COSAM, etc.) pero que no cubren las mismas necesidades que las Farmacias Populares.
Pese a ser una medida que ha significado una disminución de costos en medicamentos para más de 5 mil usuarios sólo en Recoleta, se vuelve insuficiente al ser una respuesta incompleta e inestable a las demandas y manteniendo en la realidad un monopolio de las farmacias coludidas.
Se levanta el cuestionamiento al actual sistema de salud y especialmente a la necesidad del desarrollo de laboratorios y farmacias estatales que no dependa del financiamiento e iniciativa insuficiente de las municipalidades.