La ofensiva de EEUU por imponerse en América Latina incluyó no solo el apoyo a la dictadura de Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua entre tantas otras en las primeras décadas del siglo XX, sino también la sangrienta dictadura de Trujillo en República Dominicana.
Miércoles 16 de agosto de 2017
La dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, en la caribeña República Dominicana, formalmente empezó el 16 de agosto de 1930, pero en los hechos se instauró el 23 de febrero de ese mismo año, cuando sectores leales al alto mando militar y bajo las directrices trazadas por el tirano, derrocaron al entonces presidente Horacio Vásquez. Una dictadura que se prolongó por un largo período, culminando el 30 de mayo de 1961, cuando un grupo de conspiradores puso fin a la vida de quien se hizo llamar Generalísimo, Benefactor de la Patria entre otros tantos apelativos.
Cuando la gringada llegó ocupando militarmente a Dominicana
Predilecto de los yanquis, Trujillo se instala en una República Dominicana que apenas 14 años antes había sido invadida por los Estados Unidos, en mayo de 1916, “justificando” su invasión los norteamericanos porque que el Estado dominicano había violado la convención de 1907, que le otorgaba al imperialismo yanqui el control de las aduanas dominicanas. Para un 29 de noviembre de 1916, el contraalmirante Harry Shepard Knapp leyó a bordo del vapor de guerra Olimpia una proclama donde se ponía a la República Dominicana bajo la soberanía del gobierno estadounidense, quedando Shepard como gobernador militar.
Las tropas de ocupación sustituyeron a las fuerzas regulares del ejército dominicano en las tareas de defensa y de orden público y desarmaron a la mayor parte de la población, creando la Guardia Nacional Dominicana. Las tropas yanquis persiguieron, apresaron, torturaron y asesinaron a miles de personas, fundamentalmente de las zonas rurales del este del país, cuando impusieron a fuerza de fusiles el cultivo masivo de caña de azúcar floreciente para la época.
Los inicios de una carrera militar meteórica de asenso
Un diciembre de 1918, Rafael Trujillo le solicita a C. F. Williams, coronel y comandante de la Guardia Nacional organizada por el gobierno de ocupación yanqui, un puesto de oficial en ese cuerpo pretoriano. Para enero del entrante año 1919, Williams lo nombra segundo teniente, y para finales de 1921 ya era comandante de una Guarnición, con cargo importante para cuando la Guardia Nacional fue convertida en Policía Nacional Dominicana. Para 1924, el Secretario de Estado norteamericano, Charles Evans Hughes, firma un acuerdo con el empresario y político dominicano Francisco Peynado, mediante el cual las tropas yanquis saldrían del país luego de que se realizaran elecciones, programadas para marzo de ese mismo año. Se realizan unas elecciones amañadas en que fue elegido presidente el general Horacio Vásquez, dirigente del Partido Nacional.
En 1927 la Policía Nacional fue transformada en Brigada Nacional y en mayo de 1928 convertida en Ejército Nacional, bajo la conducción de Rafael Trujillo, a quien el presidente Vásquez le otorgó el rango de general de brigada y el cargo de comandante en jefe, quién designó en los puestos y rangos militares a quienes le eran fieles. Así, apenas nueve años le bastaron al criminal Trujillo pasar de subteniente a general de brigada y jefe del ejército, artimañas y golpes mediante junto con la confianza que se ganó con las tropas norteamericanas, acumulando poder y dinero.
Aprovechándose de las pugnas de una débil burguesía
Como herencia de la ocupación, el Ejército era la institución más fuerte del Estado, con Trujillo al mando y con la colaboración y apoyo de Estados Unidos, quien supo aprovecharse de las pugnas entre los partidos y los políticos de la época de una burguesía dominicana muy débil, acumulando poder militar y dinero.
En medio de pugnas de todo tipo tanto en el gobierno como entre los distintos partidos, al presidente Vásquez no se le ocurre mejor idea en octubre de 1929, luego de haber ampliado su mandato hasta 1930, que postularse para un segundo período para las elecciones programadas para 1930, cuestión que se lo impedía la chucuta constitución vigente del país. Esto generó malestar en amplios sectores de la población, sobre todo en las capas medias urbanas y en la juventud, que lo rechazaba por haber llegado al gobierno al aceptar el plan Huges-Peynado impuesto por los norteamericanos. Eran momentos en que cobraba fuerzas la figura de Trujillo.
Para esos momentos la crisis mundial de 1929 golpeó a la República Dominicana, que se sostenía en buena medida de la venta de productos en el exterior, sobre todo exportaciones como azúcar, café, tabaco y cacao, provocando una caída violenta de las exportaciones por la poca demanda de los países industrializados, generándose una gran crisis interna. La crisis golpeó con más dureza a la población campesina, en las ciudades el desempleo fue impactante, recorte de los salarios y caen las inversiones internas, los dueños de los pequeños negocios quedaron arruinados.
En medio de semejante crisis política y económica, el presidente Vásquez viaja a Estados Unidos para operarse teniendo que permanecer en dicho país poco más de dos meses, asumiendo la presidencia interina José Dolores Alfonseca, quien fungía en ese entonces como Vicepresidente. Este es aconsejado para aprovechar la situación para destituir en el cargo del Ejército a Trujillo quien ya les representaba un peligro por el absoluto control que tenía de los militares.
Trujillo rumbo a la Presidencia
Para principios de enero de 1930 regresa el presidente Vásquez al país en estado convaleciente y el 23 de febrero del mismo año se inició el plan de Trujillo para derrocarlo. Un intríngulis de tramoyas se van desarrollando desde ese momento con levantamientos militares de por medio, como el liderado por el jefe político Rafael Estrella Ureña y el general José Estrella, aunque por encima de ellos estaba el general Rafael Trujillo, quien en verdad tenía el real poder del Estado al controlar el Ejército.
El presidente Vásquez, temeroso por los acontecimientos en curso, se refugia en la Embajada de Estados Unidos junto el vicepresidente Alfonseca, pero el embajador yanqui, Charles Curtis, contacta a Trujillo y éste le asegura que era fiel a Vázquez, volviendo éste a la casa de gobierno. Sin poder alguno, al presidente no se le ocurre otra mejor idea que pedirle a Trujillo que envíe tropas para contener a los alzados. Éste simula dar la orden, pero en verdad envía militares para dejar pasar a los sublevados hacia Santo Domingo, la capital. Vázquez busca apoyo en la embajada norteamericana, pero a esas alturas el golpe ya estaba tramado.
Se inician negociaciones en la embajada norteamericana entre el presidente Vázquez y cabecillas de los militares alzados, y se acuerda que el propio Vásquez y el vicepresidente Dolores Alfonseca renunciarían a sus cargos. A Rafael Estrella Ureña, quien era parte de los que se habían levantado, se le da el cargo de Ministro del Interior en las negociaciones, y por la constitución, al renunciar el presidente y el vicepresidente, a quien le toca asumir la presidencia es al que fungiera como Ministro del Interior. Por tanto, frente a la renuncia forzada de Vásquez y Alfonseca, asume la presidencia Rafael Estrella.
Se planifican elecciones para ese mismo año, y Trujillo, con el beneplácito de los norteamericanos, se lanza como candidato, llevando como candidato a vicepresidente a Rafael Estrella quien fungía como Presidente. Trujillo en medio de la campaña electoral desata una represión contra los opositores, quienes retiran sus candidaturas apenas dos días antes de las elecciones denunciando fraude. El resultado es que Rafael Trujillo gana con el 99% de los votantes, pero con un número total de votos que supera a los propios registrados para votar. Se calcula en verdad que al menos el 75% de la población inscrita en el padrón electoral no fue a votar.
Trujillo terminó siendo presidente, juramentado el 16 de agosto de 1930, con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, que lo reconoció como gobernante efectivo. Se inicia así una de las dictaduras más sangrientas de América Latina y el Caribe que perduró por casi 30 años, como parte de las dictaduras más feroces como la de Anastasio Somoza en Nicaragua, una de las más largas junto a la de Alfredo Stroesner de Paraguay, amparadas y protegidas por el imperialismo yanqui.
Hacia el final de los años del dictador un caso alcanzó gran notoriedad tanto dentro de República Dominicana como fuera del país, el asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa). Un 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las tres hermanas Mirabal se encontraron en el fondo de un acantilado en la costa de la República Dominicana, un acontecimiento, que fue vendido como un trágico accidente por Trujillo, quien en verdad había dado la orden asesinarlas. El rechazo al dictador se hacía incontenible, y seis meses después del asesinato de las Mirabal, fue con justicia asesinado el dictador.