Las declaraciones de la precandidata Victoria Toloza Paz (FDT) sobre los precios de las zapatillas generaron polémica. Gaelle aprovechó para promocionar un modelo “económico”. Detrás, una historia de despidos y talleres clandestinos que no es chiste.
Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Viernes 27 de agosto de 2021 12:35
La polémica se desató hace pocos días. Promocionando los descuentos en la factura de gas en algunas zonas del país, Victoria Tolosa Paz dijo que “si vos dejás de gastar 2000 pesos en la factura de gas eso repercute en que te comprás un par de zapatillas o que te vas a comer a algún lado a donde no podías comer”, dijo en C5N.
Enseguida estalló el debate, alentado por los medios opositores pero también en las redes sociales por quienes tienen que comprar unas zapatillas de calidad a sus hijes, que duren, y la cifra les pareció irreal. Incluso para los millones que viven en la pobreza, unas zapatillas de 2000 pesos son inaccesibles.
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Pero Tolosa Paz intentó transformar el defecto en virtud. Y encontró un aliado: la marca Gaelle, que puso en venta un modelo a ese precio.
“Victoria dijo a $2000. Batimos el récord con estas Tolozapas a $1990”, dijo la empresa, que ofrece dos modelos a ese costo. Bautizó el modelo como “Running Tolosa”.
La candidata del Frente de Todos se entusiasmó. Este viernes dijo entre risas que “ya se agotaron las Tolozapas”.
Es más, le quiso dar épica a la campaña. “En 2019 Axel ganó con el clío, yo buscaré ganar con la tolozapas. Ayer estallaron las ventas de Gaelle con las Tolozapas”. Bueno…
No nos vamos a poner analizar el mercado del calzado. Históricamente fue uno de los sectores con mayor precarización laboral, tanto en las grandes empresas como en los talleres (que muchas veces fabrican para esas grandes marcas). Nike, Adidas o New Balance aprovechan el valor de la marca para cobrar precios desorbitantes. El capitalismo impone además la “necesidad” de calzar las mejores “llantas”, incluso a los sectores populares.
Galle no escapa a esa lógica. Pero hay un hecho importante que Tolosa Paz oculta.
José Lopes, su dueño, dejó hace 3 años 60 familias en la calle. A pesar de haber facturado millones años anteriores, decidió despedirlos en septiembre de 2018. . Los y las trabajadoras mantuvieron un acampe que duró 60 días, ganaron las calles con manifestaciones, ollas populares. Recibieron ataques de patotas y acusaciones falsas para no pagarle las indemnizaciones.
Desde el acampe denunciaron: "sabemos que tienen talleres clandestinos por todos lados y que traen productos de Brasil y China”.
Pero en sus reuniones en el Ministerio de Trabajo de Avellaneda y con el intendente Jorge Ferraresi (actual ministro de Alberto Fernández), les dijeron que no había mucho por hacer. Que agarren las indemnizaciones en cuotas y busquen otro trabajo.
¿Cuál era el plan de Lópes? Aprovecharse de la crisis que atraviesa el país para abaratar costos, traer sus productos del exterior, ensamblar en talleres clandestinos con trabajo en negro y cerrar la planta del barrio de Piñeyro, en lo posible sin pagar un peso.
Logró casi todo. Ahora se dedica de lleno a importar zapatillas desde Brasil y China. No queremos imaginar las condiciones en que trabajarán quienes las hacen.
Esa es la dudosa épica de las Tolozapas.
Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.
