Presentamos la tercera entrega de las conversaciones con Nano Balbo, esta vez centrada en los debates sobre la educación popular y el legado de Paulo Freire.
Martes 28 de julio de 2015
En La Izquierda Diario presentamos anteriormente dos entregas de las conversaciones con Nano Balbo, la primera con un análisis de las políticas educativas del kirchnerismo y la segunda sobre la política educativa del gobierno provincial de Neuquén.
En esta ocasión publicamos la tercera parte de la conversación que tuvo La Izquierda Diario con Nano en su casa de la ciudad de Neuquén.
¿Vos decís que hay que reconciliar la escuela con la vida, por qué?
NB: Yo creo que la escuela, como lo plantea Edgar Morin, debiera replicar lo que es la vida, en escala. Así como el chico va aprendiendo a conocerse en la vida, debería vivir ese proceso en la escuela. Conocerse con los otros, ver que los otros son una posibilidad, son una oportunidad no un obstáculo. Ser solidarios, porque el egoísmo solo le sirve al consumismo, no nos sirve como personas para conocer nuestros defectos. Conocer sus gustos que no son los gustos del otro y poder conocer con quién tengo gustos parecidos. Entonces cuando la escuela y la vida se reconcilien, muchos de los problemas pedagógicos van a estar resueltos No vamos a discutir qué es educar sino qué es conocer. Los chicos tienen que ir a conocer y lo que hay que conocer es el conocimiento. En cambio educar se lo usa con un sentido unidireccional; yo educo y él aprende. No, si yo como maestro aprendo más de lo que enseño. Trabajar el concepto de conocer es más horizontal, más democrático.
En este contexto ¿qué aportes considerás que hace la corriente de la Educación Popular?
NB: Hay aportes interesantes de Educación popular con todos los límites que tuvo, con todo lo conflictivo y caótico. Pero la educación popular fue un cruce de bocacalles, donde cruzaron los cristianos y dejaron algo, cruzaron los marxistas y dejaron algo, cruzaron los corridos del sistema en épocas dictatoriales y dejaron algo; es decir todos fueron dejando algo hasta construir una concepción de la educación que se dió en llamar educación popular, como podría haberse llamado de otra manera. Esa pedagogía que toma a la práctica como punto de partida y como punto de llegada del proceso educativo. En una relación dialéctica, por la que, más que de práctica habla de praxis. Esa práctica educativa no está bien vista en la escuela por más que muchos docentes la están usando.
Si yo fuera ministro de educación tomaría dos medidas, primero renunciar (risas), no, yo creo que tendríamos que ir a la escuela a ganar la confianza del maestro y que nos diga realmente lo que está haciendo, porque si la escuela funciona es porque el maestro pone el cuerpo, es imposible que la escuela funcione con esta normativa. El maestro me está macaneando no me cuenta lo que hace por eso funciona.
Cuando yo voy a la escuela y entro en confianza y me quedo a dormir en la escuela, veo que han inventado metodologías, hay experiencias profundamente innovadoras. Porque como el sistema se despreocupó, entonces el supervisor no va más a la escuela o si van, van como policía administrativa a controlar que están todos los papeles.
El maestro tiene una planificación que se hereda de un maestro a otro pero no se cumple entonces hacen lo que pueden, lo que saben, y son profundamente innovadores. En una época se hablaba de curriculum oculto; hoy el curriculum oculto está siendo la salvación de la escuela.
Yo suelo trabajar con los bachilleratos populares, ellos trabajan con pareja pedagógica, dos maestros por aula aunque reciben un solo sueldo. O arman un pozo común sobre todo alrededor de fábricas recuperadas y vienen los sueldos se ponen todos juntos y se distribuye en función de los que hayan trabajado. Y muchos docentes son gratuitos porque las cátedras de la UBA les permiten a hacer alli sus residencias. Hay 37 bachilleratos populares en CABA y sólo 17 están reconocidos. Los resultados son buenos. Obviamente si esto se llegara a institucionalizar ¿cómo se generaliza? Porque una cosa es una experiencia piloto pero generalizarlo sería otro tema.
Cada bachillerato popular es distinto, aunque en casi todos se empezó por una demanda. Porque para recuperar la fábrica no siempre se tenian las condiciones, había trabajadores que no se prestaron a la recuperación y había que aprender a manejar las máquinas, que algunas eran antiquísimas, en una imprenta por ejemplo faltó el tipo que hacia las planchas. Después se hicieron cursos, de capacitación les llamaban ellos, porque en los trabajadores sigue estando aquel viejo principio de las unidades de capacitación que hacían los sindicatos; donde el sindicato capacitaba a los trabajadores. En otras épocas vos entrabas a una fábrica y hacías dos preguntas ¿cuál es mi máquina? y ¿Cuál es mi delegado? Porque al capataz no se le enseñaba a usar la máquina, era mi delegado quien me enseñaba. El trabajador era conciente que el saber manejar la máquina era una herramienta de lucha potentísima, porque así cuando iba al paro no podían reemplazarlo.
Pero también a medida que van aprendiendo empieza la necesidad de reconstruir una identidad deteriorada. En una sociedad donde las minorías letradas son las que detentan el poder y las mayorías iletradas son las dominadas, la educación aparece como una posibilidad de reconstruir una identidad. Acceder a ciertos niveles educativos lo hace superar el fracaso anterior en la escuela que el trabajador vive como un estigma, ya que la escuela lo expulsó y lo responsabilizó de esa expulsión.
En una entrevista que te hicieron en la revista de la CTA dice que vos sos discípulo de Freire
NB:. Yo no fui discípulo de Freire soy un admirador de Freire. Lo vi dos veces en mi vida a Freire: una fue cuando vino a darnos un curso de capacitación para la CREAR Los Cordinadores Provinciales de la CREAR (Campaña de Reactivacion Educativa del Adulto para la Reconstrucción) apretábamos mucho Al Ministro de Educación Taiana para que nos diera capacitación porque teníamos que arrancar una campaña de alfabetización a nivel nacional y éramos unos pibes, unos caraduras éramos. Taiana nos bajó todo un programa de capacitación y NO, nosotros queríamos a Freire. Y a Freire lo habían corrido de Brasil, estaba en Chile con problemas y a pesar de todo vino.
Taianita (como le decíamos al hijo de Taiana) que era el Secretario, el “can – cervero” le decíamos, porque era el que te dejaba entrar o no. Nos dice: “miren” yo hablé con papá pero la derecha peronista nos lleva puestos si traemos a Freire”, nosotros no negociamos. Un día nos llaman al Ministerio, nadie sabía para qué. Veíamos cruzar todo los tiburones habidos y por haber, y pensamos; acá hay algo gordo.
Nos ubican en una sala y dicen esperen acá. Aparece el Ministro Taiana con todo un séquito de gente y dice:
Estaba ahí y no nos habíamos dado cuenta, no sabíamos qué hacer, nos mirábamos entre nosotros, lo mirábamos y él se mataba de risa. Nos tomó el pelo: “así que quieren capacitación ¿es que no son capaces?”, no, no queremos perfeccionamiento. “Ah ¿quieren ser perfectos? Los mayores placeres de la vida se sacan de las imperfecciones”…nos chicaneó. Estuvimos charlando un día.
Después cuando vino a San Luis, la última vez que vino al país estuvimos 3 días con él en un estadio repleto. De Neuquén fuimos en varios micros hasta San Luís. Contando estas anécdotas, un periodista ; por la necesidad de síntesis o condensación que tienen al escribir, dijo lo de discípulo y eso se replicó por todos lados.
Yo soy un seguidor, un admirador y es más, le creí al viejo cosas que no le debería haber creído pero cuando se admira… es que decía las cosas que yo quería decir y no podía. Me formé con todos su escritos y más me deslumbró cuando él se cuestiono a sí mismo. Las críticas a Freire llegaron primero de él que de otros; entonces todo el academicismo le empezó a pedir una obra. Es como pedirle una obra a Gramsci, el pobre tano escribió en cana, censurado……. Freire igual, exiliado fue evolucionando, no es siempre el mismo. Hay que hablar del cristiano con una carga ética fuerte en aquello de que todo hombre es mi hermano del primer tiempo en Brasil, después se va a Guinea Biseau , a Mozambique, ahí se hace marxista. No casualmente en Cuba va a ser recuperado hace muy poco, se lo acusaba de voluntarista. No se comprendió que fue un tipo que fue evolucionando, cuestionándose a sí mismo. En Pedagogía de la esperanza se da con un caño, se acusa de machista. Fue un tipo que fue evolucionando y eso es lo que nos sorprendía a nosotros; su gran capacidad de autocrítica.
Hay algún otro autor o teórico que te haya influenciado?
Si. Toda mi generación decía se puede estar a favor o en contra de Freire pero no se puede estar sin Freire. Había que leerlo, pero después comprendimos que él no era sino un representante, pero había otros que también había que leer, que tenían algo en común que era un pensamiento complejo. Es decir si yo tengo que relacionar a Freire, Gramsci, Marx, Lenin, Trotsky, ¿que tenían en común? Una lectura compleja de la realidad caótica y que no dejaban nada fuera del análisis, no hacían recortes caprichosos y artificiales. Y creo que eso sigue teniendo vigencia, todo reduccionismo en pensamiento binario simplista y ramplón que hoy corre por los canales de comunicación no es la mía.
"Soy un docente jubilado nomás"
Si tuvieras que decir quién sos ¿qué dirías?
Soy un docente jubilado nomás. Tengo tiempo libre y pasé por distintas experiencias. Fui docente en todos los niveles educativos y perdí, me descontaron en todos lados. Fui docente de primaria, de media, de adultos, de la universidad y sigo yendo a las escuelas porque siento que lo que pude haber aprendido en mi experiencia docente no es mío, pertenece al conjunto de los trabajadores de la educación. Yo podría ser el depositario y si alguien lo necesita voy y se lo llevo y si no están de acuerdo que no le den bola, por eso sigo yendo a las escuelas.
Lo que hacemos los educadores es algo que tenemos que tomar con mucha seriedad. Pero con seriedad no quiere decir que nos prive ni del humor ni de la creatividad, tenemos que tener el coraje de equivocarnos. Yo aprendí en base a equivocarme en base a meter la pata. No siempre di clases, pase un tiempo largo sin estar al frente de alumnos, estuve dos años preso y 6 en el exilio trabajando en la Secretaria de Estado del Vaticano como “Tutto Fare”. Mirá que paradoja, de “supuesta vinculación a la subversión” a empleado de la Santa Sede, gracias a los oficios de mi madre y el cura de mi pueblo.