Entre otras cosas, el presidente Sebastián Piñera se refirió a las nuevas "garantías" de la nueva Reforma Laboral que quiere pasar en el Congreso. ¿Por qué es una estafa?
Martes 4 de junio de 2019
El día sábado fue la segunda cuenta pública del gobierno de Sebastian Piñera. En donde no dijo nada nuevo: vamos por más saqueo y represión en la Araucanía, más represión en liceos y universidades, más criminalización al movimiento estudiantil, vamos por absolutamente nada para la comunidad LGTBI, entre otras cosas.
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Pero lo que más llamó la atención al conjunto de la población fue el nivel de hipocresía al hablar sobre la reforma previsional, derechamente mintiendo y prometiendo que las pensiones se elevarían, así como también sobre la reforma laboral, prometiendo que se va a poder "Compatibilizar mejor el mundo del trabajo con el mundo de la familia, los amigos, la cultura, el deporte, la recreación". Acá nos queremos detener.
¿Por qué el mandatario de centroderecha afirma esto con tanta ligereza? En su reforma está considerada una supuesta "reducción de la jornada laboral de 195 a 180 horas mensuales" . Una de dos. Piñera y su equipo hicieron mal el cálculo, o simplemente en sus empresas y las de sus pares se violan derechos laborales a los trabajadores.
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Nadie, por ley, debería trabajar 195 horas mensuales, porque eso excede el máximo de 45 horas semanales. Entonces cual es el cambio que vendría a "mejorar la vida a los y las trabajadoras de Chile"? Veamos. en su reforma supuestamente se podría "permitir a los trabajadores más libertad y flexibilidad para que puedan ajustar su jornada de trabajo durante los diferentes días de la semana y estaciones del año."
Esto es derechamente una mentira. Todos quienes estamos insertos en el mundo laboral hace ya un tiempo sabe que la flexibilización no es ningún privilegio, como lo quiere hacer pasar Piñera. Los dueños de las empresas y los Directorios Gerenciales jamás van a permitir que los trabajadores "armen su horario como quieran" si esto perjudica sus ganancias y la productividad.
Es así como con demagogia Piñera inventa un mundo feliz y la solución a todos los problemas para la clase trabajadora chilena, pero en realidad lo único que viene a ofrecer es fortalecer la dependencia entre empleado-empleador, además de que las 45 horas semanales permitidas por ley y repartidas en 6 días, ahora tendrían que repartirse en cuatro días, sobrecargando física y mentalmente a la población a cambio de sumar un día libre a la semana, pero priorizando las ganancias de los empresarios y para nada la calidad de vida de la clase trabajadora chilena.
Ante estos dichos, Beatriz Bravo, operadora postal de la planta CTP de Correos de Chile afirma: «Piñera dijo que la reforma laboral que está impulsando, va a servirle a muchos de los jóvenes actuales que se van a desempeñar en trabajos que no existen, con tecnologías que no hemos inventado y para satisfacer necesidades que no imaginamos. Efectivamente, sólo en ese “mundo imaginario”, en ese mundo que existe sólo en la cabeza de millonarios como él, la reforma nos ayudará a compatibilizar trabajo y recreación.»
«Pero en el mundo real, actual, una modernización como la que propone, sólo empeorará nuestras condiciones de trabajo. Dijo que tendremos “más libertad y flexibilidad para ajustar jornadas, de acuerdo a días y estaciones del año”. La pregunta es si esa supuesta “libertad” y “flexibilidad”, en una relación desigual, donde empleadores y empresarios son los que tienen el poder, nos va a servir de algo a nosotras y nosotros los trabajadores. Pienso que no. Pienso que los empresarios van a usar esa “libertad” y “flexibilidad” para presionarnos. Con el objetivo de que hagamos los horarios más delirantes, tal vez con tres días libres a la semana, pero a costa de tener jornadas de trabajo diarias de más de 12, 13, hasta 14 horas, trabajo los domingos durante tres meses seguido. Sumemos el viaje de ida y vuelta al trabajo. ¿Qué vida será esa?»
«Presidente Piñera: no le creo cuando dice que le importa compatibilizar trabajo, familia o recreación»
Tenemos que rechazar todas las reformas y discutir en nuestros lugares de trabajo y sindicatos un plan de lucha y un paro nacional, y una verdadera rebaja de la jornada laboral. Para nosotros debe ser a 6 horas, 5 días a la semana. Tenemos que repartir las horas de trabajo con las mujeres en situación de cesantía, que son un 8%. Y no puede ser que el 50% de los trabajadores gane menos de $434.000. El sueldo mínimo debería ser de $450.000 o $500.000, igual a la canasta básica familiar. El punto es que todas las trabajadoras y trabajadores deberíamos discutir cuáles son las demandas por las cuales queremos pelear.