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Red Internacional
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Ocupación productiva. La experiencia de control obrero en el Fundo Huite y el debate sobre el consumo de lácteos

La ocupación productiva del fundo Huite entre las comunas de Paillaco y Futrono es una fuente laboral para 200 trabajadores y permite abastecer de leche a 500 mil familias.

Lunes 21 de noviembre de 2022

La toma productiva tiene diversos aspectos inéditos, expresa la potencialidad de la unidad entre de trabajadores y comunidades Mapuche, en un contexto de aumento de los precios de los alimentos y de persecución al pueblo Mapuche (con los sucesivos estados de excepción). Este fenómeno abre una arista novedosa al debate sobre la alimentación y la industria lechera, por las condiciones que implica para los animales y con el medioambiente más en general.

La experiencia de la ocupación productiva del fundo

El Fundo Huite es de la empresa Chilterra que se dedica a la producción leche. Debido a la crisis económica internacional y la enorme competencia entre los monopolios lecheros del sur, la empresa entró en un proceso de reorganización judicial, al borde de la quiebra.

Ante este escenario los trabajadores del sindicato junto con comunidades mapuche iniciaron una ocupación productiva del fundo, para que las familias no pierdan su fuente de trabajo. Esto, para garantizar que en perspectiva este alimento pueda llegar a precio justo a las mesas de las familias populares que hoy sufren con el alza de los alimentos.

La ocupación productiva es una experiencia marcada por la unidad de trabajadores y mapuche organizados por causas comunes: exigen la restitución de las tierras ancestrales a las comunidades y el no cierre de la empresa para continuar produciendo bajo su control. Así, poder producir sin empresarios que se enriquezcan a costa de los altos precios y la miseria tanto humana, como animal/ambiental.

Esta experiencia ha sufrido ataques desde distintos ángulos por un lado el veto de los diversos medios de comunicación y también campañas de desprestigio. También surgen preocupaciones respecto a la industrias lechera, de quienes quizás ven con buenos ojos la lucha de trabajadores y Mapuche pero no así el trato hacia los animales en la producción de lácteos. Esta nota va dirigida hacia quienes tienen esta preocupación, pensando en el auge de un sector de la sociedad que ha adoptado una alimentación libre de productos de origen animal, muchos de quienes además se declaran veganos.

En ningún caso estos son argumentos para quienes han decidido una dieta en particular la cambien, si no para tratar de aportar en explicar el control de nuestra alimentación y su gestión. En la medida de que estas últimas se conectan con la posibilidad de superar el capitalismo de mano de los trabajadores y pueblos oprimidos, con el fin de conquistar otro tipo de sociedad. Para nosotros, es el camino para terminar tanto con la explotación como con el maltrato animal.

Las críticas a la producción lechera y al maltrato animal tienen una respuesta efectiva en la medida en que los animales dejen de ser mercancías al servicio del capitalismo.

La industria de la leche a nivel mundial emergió en el siglo XV en Europa, mientras que en Latinoamérica comienza a experimentarse su consumo a través de la colonización y la aculturación de los pueblos originarios. Actualmente, a nivel mundial el consumo de la leche per cápita es de 100.9 litros al año, para los países desarrollados sube a 250 litros mientras que una persona en Chile consume 124 litros, según el Instituto Nacional de Estadísticas y la Food and Agriculture Organization (FAO).

Las críticas hacia el veganismo a la producción lechera tienen diversas aristas, y justificaciones, estas se acompañan de variadas ideologías. Pero, sin el afán de pasar a llevar ningún sensibilidad al respecto y tomando lo que declara el portal llamado info vegano, el cual explica el por qué los veganos no toman leche, la referencia es el daño físico y todo el estrés que implica que las vacas queden preñadas y las constante condiciones de hacinamiento. Además de luego hablar sobre lo innecesario de la leche en la dieta humana y lo reemplazable que esta es por otros productos.

Mucha de estas críticas a la producción de leche las compartimos quienes estamos en contra del maltrato animal. Consideramos a los seres vivos no como objetos y mercancías, si no como parte integral de la naturaleza de la que el ser humano es tan solo una parte, como tempranamente señala Marx en los Manuscritos economicos y filosoficos de 1844:

“Que el hombre vive de la naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el que debe mantenerse en un proceso constante, para no morir. La afirmación de que la vida física y espiritual del hombre se halla entroncada con la naturaleza no tiene más sentido que el que la naturaleza se halla entroncada consigo mismo, ya que el hombre es parte de la naturaleza.”

Entonces nos preguntamos ¿Por qué apoyar una ocupación productiva donde los animales son tratados como mercancías? Primero, es importante decir que gran parte de estas condiciones de la ganadería o en su formas más extremas están ligadas a la optimización de las ganancias, de los empresarios de la agroindustria, es decir cuando las ganancias están por delante.

Es decir, que de haberse cerrado esta empresa en ningún caso se hubiese terminado con la producción lechera. Solo hubiese sido absorbida por un grupo económico mayor, pese al auge de productos substitutos de la leche la producción de esta sigue en aumento a nivel mundial, tal como muestra el siguiente gráfico:

Fuente: Recuperado en: https://www.diariolechero.cl/noticia/actualidad/2022/01/el-2020-finalizo-con-la-mayor-produccion-mundial-de-leche-de-la-historia

En segundo lugar, está presente que la producción decayese. La lógica del capital es buscar formas de producción a menor costo para poder mantener el negocio, o en última instancia se sacrifica el capital. Es decir, a las vacas que ya no son rentables en ningún caso cambian las condiciones de vida, sin decir que hoy las vacas lecheras si se sacan del sistema productivo si más terminan en peores condiciones en la industria de la carne.

Si en algún momento el auge económico de los productos que reemplazan la leche crecen, en ningún caso sucede bajo el capitalismo. Esto implica que se destinarán energías y recursos para que las millones de cabezas de ganado lechero transiten a otra forma de relacionarse con los seres humanos, simplemente tenderán a disminuir. Así, como los caballos fueron reemplazados por el transporte automotriz, pero sus condiciones de vida están lejos de mejorar respecto a su anterior función de medio de transporte.

La idea de este debate no es quedar en un punto muerto, si no pensar como conquistar un mundo donde la relación con la naturaleza y en particular en este debate con los animales de la agroindustria lechera. Una salida Anticapitalista ante al problema del maltrato animal, para conquistar otra forma de relacionarnos con la naturaleza.

El problema del maltrato animal es un problema previo al capitalismo, los inicios de la religión le daban un marco ideológico para esto diciendo que los animales y toda la naturaleza estaba puesta ahí para servir al hombre. Pero, en este sistema se extrema, ya que la técnica altamente desarrollada, puesta al servicio del capital es sistemáticamente despiadada en cuanto a la obtención de ganancias y la naturaleza es la base para esto.

¿Cómo romper con esto? El problema es que el capitalismo se sirve de la explotación de los seres humanos y del saqueo y mercantilización de los recursos naturales, alineando al ser humano de su condición de ser humano, separándolo del resto de la naturaleza como si estuviera por sobre de esta. Pero, dentro de los seres humanos los únicos que están realmente por sobre de todo esto son los grandes capitalistas, los únicos dueños de todo y beneficiarios del sistema.

Es en este sentido que el disputarle un gran fundo a los empresarios donde se apunta a lograr una unidad con las comunidades Mapuche. Si bien, en lo inmediato no pueden cambiar el modo de producción y terminar con el maltrato animal, ya que están insertos en el capitalismo. Este es un camino que puede ser un ejemplo para pensar cómo extirpar la propiedad de los grandes capitalistas poder pensar la producción desde las necesidades sociales y ambientales, para desde ahí transitar a otra relación con la naturaleza.

Para esto, es fundamental terminar con el capitalismo y conquistar una sociedad que ponga todos lo logros de la técnica todas las tecnologías hoy reservadas para un pequeño sector de la población al servicio del conjunto de la humanidad, para terminar con el hambre en un mundo donde se botan. Según FAO, alrededor de 1.300 millones de toneladas de comida al año y pasan hambre alrededor de 800 millones de personas, según FAO. En total, se calcula que 3 100 millones de personas no tienen acceso a una dieta saludable.

Para terminar con estas irracionalidades, así como el maltrato animal, es necesario conquistar otro tipo de sociedad, apoyar iniciativas de gestión de las y los trabajadores, que permiten reflexionar sobre estas prácticas, y conquistar un mundo donde lo que prime no sea la sed de ganancias de los grandes capitalistas si no una economía planificada al servicio de las necesidades sociales y ambientales, y considere al ser humano como una parte más de la naturaleza.