Domingo 2 de agosto de 2015
Unidad o..."demolición".
El sábado pasado se hizo un Encuentro en el Hotel Bauen de la llamada Lista Unidad del FIT, lo cual no les impidió dedicar gran parte de sus minutos a atacar a la lista encabezada por Nicolás del Caño, su compañero dentro del FIT. Altamira explicó que no va a debatir públicamente con Del Caño por temor a “demolerlo”.
Esta es la “onda” de la “Unidad”. Agresiva pero increíble para cualquier persona con un poco de lógica que jamás podrá creer que Altamira después de despotricar contra del Caño, no debate "para no demolerlo", en función del interés general del FIT.
Pero estas son las notas de color, quizá las de menor importancia. Lo jugoso del plenario fueron sus definiciones que fueron aplaudidas por los compañeros de IS que demostraron tener un total acuerdo a la hora de pensar la estrategia de construcción en el movimiento obrero.
Extravagantes afirmaciones
Altamira empieza con una definición extravagante. Dice que ese plenario es más representativo que el del Sitrac Sitram del 71. El Plenario del Sitrac fue un hecho histórico porque era convocado por una pequeña fracción de la clase obrera que le hacía temer al SMATA y a toda la burocracia sindical cordobesa y del país. Fueron los obreros que ocuparon la FIAT, los que fueron una parte central de la semi insurrección del Viborazo, hito en la caída de la dictadura.
Da vergüenza tener que explicar que esa reunión no tiene punto de comparación con la organizada en el Hotel Bauen cerrada a toda persona que no sea adherente de una lista dentro de la interna del FIT, para las PASO del fin de semana que viene.
Pero la verdad es que hasta en la extravagancia hay lógica. Altamira dice que este plenario es más representativo. Tiene su método: cree haber sumado (cree) una cantidad de representantes presentes mayor que la del Sitrac y con eso alcanzaría. Independientemente de la mas que dudosa veracidad de la suma, lo que llama la atención es la lógica. Para los compañeros la clave de toda política obrera es juntar “representantes” y en base a esto uno puede considerar que va creciendo la influencia de la izquierda en el movimiento obrero.
Poco y nada importa la actividad política real de sectores de la clase obrera y su relación con la lucha de clases. Ser la clave de una semi insurrección, desde esta lógica administrativa es "menos representativo" que unir a los delegados de dos grupos con algunos dirigentes sindicales que los apoyan en la interna del FIT.
Con esa lógica Altamira llega al extremo de afirmar estar “convencido de que en el día de hoy (sic) ha nacido la expresión política de la clase obrera argentina, después de décadas y décadas de ausencia de una expresión política de la clase obrera”. Como si no tuviera límites Altamira dice que “Este plenario, a la luz de lo que estoy diciendo, es algo más que una renovación. Este plenario es una revolución en la clase obrera y los protagonistas somos nosotros”.
A veces uno lee en Prensa Obrera que el PO le critica al PTS una supuesta "autoproclamación".
Lucha de clases
El martes 28 el editorialista sindical de Clarín Ricardo Carpena escribió sobre la lucha de la Línea 60 y dijo que “El conflicto con los choferes de la línea 60 se está transformando en otro caso testigo, como fue en 2009 el de Kraft y en el último año los de Gestamp y de Lear”. El PO e IS han sido capaces de tener que limitarse a apoyar (por lo general muy poco) a todos estos conflictos desde afuera sin influir en nada en su desarrollo. Pese a esta exterioridad casi asombrosa Altamira se autodefinió (al plenario) como expresión de toda una clase.
De esta forma, la selección que hace la lucha de clases o no tiene importancia o está puesta al revés ya que lo que se necesita es contar con un “representante”. El PO en el colmo de esta lógica incorporó a su staff de figuras a Silvio Fanti “Marley” de Lear, que siendo delegado se fue de la fábrica cuando no tenía impedimento alguno para ingresar, acordando con la empresa su indemnización. Los obreros del PTS como Rubén Matu y Damián Gonzalez siguen peleando dentro de esa "cárcel" en la difícil tarea de reconstruir la organización y son candidatos del FIT. Las diferencias no pueden ser tan notorias.
Como la lucha de clases tiene una importancia tan menor, es lógico que el discurso de Altamira no haga ninguna mención a la necesidad de recuperar los sindicatos de manos de la burocracia sindical y se limite a dar consejos generales para todo conflicto diciendo que siempre la clave es convocar a la "huegla indefinida" y a los piquetes.
Sujeto político
Pero no es solo la falta de interés por la lucha de clases, sino por el desarrollo mismo de los sectores avanzados de la clase obrera. Basta una muestra y es el caso de FATE y el SUTNA San Fernando. Presentado por el PO como un ejemplo de clasismo, esa fábrica no tiene un solo candidato en las listas del FIT Unidad mientras que en la Lista encabezada por Del Caño hay más de 10 compañeros obreros de esa fábrica. Hasta el Nuevo MAS lleva candidatos de allí.
En las listas del PTS hay cientos y cientos de obreros de fábrica que en estas elecciones no solo son candidatos sino que militan la campaña en sus fábricas y barrios. Son decenas en muchas fábricas y gremios donde los activistas que fueron base de las internas combativas toman la política en sus manos, dejan por ese tiempo de ser un objeto de la explotación y se convierten en sujetos políticos.
De esta forma avanzan en su conciencia y en su actividad, se relacionan con trabajadores de otras fábricas y empresas, hacen sus primeras armas, discuten y difunden un programa. La clase obrera tiene millones de miembros, la clave es lograr que una fracción por ahora pequeña pueda avanzar en la militancia política al más alto nivel posible, en estrecha relación política e ideológica con la izquierda revolucionaria y participando en común en la lucha de clases. No hay otra manera para sentar las bases para la construcción de un verdadero partido de trabajadores revolucionario.
A cambio de esto el PO cree que con acuerdos con algunos dirigentes sindicales y pequeños grupos populistas sin inserción en la clase obrera, puede evitarse el trabajo paciente y audaz sobre una clase de hombres y mujeres reales. El ejemplo dado por Altamira es el de aceiteros, no porque haya logrado que una parte de esos trabajadores tomen en sus manos la política sino porque su Secretario General dio el apoyo a su lista.
La política de hacer acuerdos con dirigentes independientemente del involucramiento de franjas de trabajadores no es nueva en el PO. Hay compañeros honestos con los que hizo acuerdos pero en muchos casos los resultados son realmente para el olvido y es normal que un porcentaje alto de estas experiencias hechas solo por arriba, lleguen a mal puerto. Tal es el caso de su relación con Quiroga de la CGT-San Lorenzo que luego de estar "unido" al PO terminó en el moyanismo, de sus propios dirigentes Sosto, Lavagna y Silvia Hidalgo en FOETRA que pasaron del PO a la burocracia de Ladarola-Marín y los hemanos Verón del SOIP, de Mar del Plata que hicieron una trayectoria similar.
Ahora está el ejemplo de Raquel Blas, ya integrada "orgánicamente" a las filas del PO que declaró que "El Partido Justicialista hace ya mucho tiempo que no es el partido de los trabajadores, yo diría desde el retorno de Perón y la Masacre de Ezeiza...".
Si alguien siente nostalgia por el peronismo del 45 imaginemos la unidad lograda con un partido que se reclama trotskista. Esta es la forma de convertirse en la "expresión política de la clase obrera".
Ahora el PO prueba lo que ya probó antes y lo que intentó el viejo MAS con los resultados a la vista.
Un final feliz
El PO considera que por esta sencilla vía logra ser (desde el sábado pasado) la expresión política de una clase social. Eso ya es irrisorio. Pero el final tenía que ser feliz porque en este sueño amable, hay que llegar al Poder. Como los obreros reales no están en ningún lado de este esquema ni habrá autoorganización, coordinadoras ni experiencias soviéticas.
Entonces, el PO explica cual es la nueva “vía al socialismo”. Textualmente dice el discurso bajo el título “Por la Victoria”: “A diferencia de la rebelión del 2001, cuando la gente diga que se vayan todos, agregará y que se quede el Frente de Izquierda y asuma el poder político”. Altamira dice que “como ustedes ven, compañeros, el optimismo es absoluto”. A decir verdad esto se pasa de optimismo y requiere de otras definiciones. Ni a los dirigentes del viejo MAS se les había ocurrido una "historia" tan naif para "la toma del poder".
Renovación
Lo mejor sería bajar los decibeles de las agresiones. Es claro que hay dos políticas dentro del FIT que entre otras cosas llevaron a dos listas. Una busca desarrollar una corriente de trabajadores combativos que se meten en el terreno político. Buscamos que parte de esa clase que sufre la explotación diaria se convierta en sujeto político y por esa vía y en función de la experiencia en la lucha de clases, se fusione con la izquierda revolucionaria.
Este intento de involucrar políticamente y de forma activa a franjas de trabajadores y jóvenes que nacen a la vida política y convertir a la izquierda en una fuerza real, es lo que llamamos renovación, palabra que generó el repudio de los compañeros del PO e IS.
La otra política, es considerar a la lucha de clases como un problema de segundo orden, buscar acuerdos limitados a dirigentes y autoproclamarse en base a esto, la “dirección de la clase obrera”