Constanza Muere, de Ariel Farace, nos muestra una mirada particular de la muerte, construida con una puesta en escena que nos sumerge en un gran poema.
Jueves 18 de junio de 2015
Fotografía: Renato Mangolin
¿Qué es la muerte?
¿A dónde se van nuestros recuerdos? ¿Qué pasa con todo eso que nos constituye como personas y que de un instante para el otro ya no está más?
¿Se puede representar la muerte?
Estas y tantas otras preguntas fueron formuladas y contestadas a lo largo de la historia por innumerable cantidad de filósofos, teóricos y pensadores. Las grandes preguntas universales son las más interesantes, ya que cada uno de los que las analice va a responder desde su subjetividad, con su carga cultural, social, ideológica y religiosa y, por más dispares que sean las conclusiones obtenidas, ninguna va a ser errónea. Pero tampoco ninguna será la correcta. Y una obra de arte tiene esa posibilidad de manifestar respuestas sin necesidad de encasillarlas en errores o certezas, sino poniendo en escena una reflexión que posibilite a formular nuevas preguntas. Cuando esa manifestación está cargada de poesía y belleza, da pie a que cada uno de los espectadores se involucre fácilmente y así formule reflexiones quizás más íntimas.
Una obra que nos involucra con la muerte a ese nivel de profundidad, paradójicamente, nos genera y devuelve la sensación de estar más vivos.
Sin pretender ahondar en la cuestión del rol que cumple el arte, rescatemos el poder que tiene de develar a través de un objeto concreto y tangible lo que en apariencia es imposible de ver. “En lo imposible está la realidad”, es la frase que corona Luisa se estrella contra su casa, otra obra del mismo autor, que nos muestra el mundo particular y onírico de otro personaje femenino. Las obras de Farace se caracterizan por correrse de la convención, de lo esperable y predecible para abrirnos la puerta a una poesía tridimensional y viva, que nace y se desarrolla frente a nuestros ojos, creando un presente único y extraordinario.
La primera información que recibimos sobre Constanza Muere (título directo que nos hace pensar en una necrológica) es a través de tarjetones con frases escritas en letras blancas sobre un fondo negro: “Es difícil dejarlo todo.”, “La ficción no ciega.”, “El ojo es un espejo.”, “Las piedras hasta mí.”, y otras más. Como las preguntas acerca de la muerte, estas frases también están abiertas a la interpretación de quien las lea. Una vez ubicados en nuestras butacas, en nuestro lugar de espectadores pasivos y resguardados en la oscuridad y el anonimato, las frases cobran otros sentidos formuladas por Constanza (Analía Couceyro), personaje central de la obra que encontramos en el momento final de su vida: su despedida.
Sin llegar nunca a lugares comunes, Constanza Muere nos abre la puerta a un mundo único y sorprendente de una anciana que, con sus mañas, su té y sus masas, va ensayando una y otra vez su muerte una tarde de domingo. Ensayos cargados de poesía, música y magia.
La poesía se despliega en muchos aspectos. El espacio falsamente despojado, tiene surcos que anidan objetos cargados de valor para el personaje central; una planta que –como Constanza- lucha por no ser olvidada y perder su vida; y un pequeño piano que rememora sus canciones favoritas, es tocado por Florencia Sgandurra, quien interpreta a una niña (¿muda?) que nos recuerda en algo a Alicia (en el país…). El texto, de una sutileza e inteligencia indiscutida, es una gran poesía que nos atraviesa y nos transporta a ese mundo singular.
Analía Couceyro, desplegando una gran destreza actoral, junto a Matías Vértiz y Florencia Sgandurra, nos lleva de la mano para recorrer los recuerdos, miedos y frustraciones de Constanza, y a medida que los transitamos los vemos materializarse para traerlos al presente.
Nuestro presente.
Puro presente.
Actúan: Analía Couceyro, Matías Vértiz, Florencia Sgandurra
Escenografía: Mariana Tirantte
Vestuario: Gabriela Aurora Fernández
Iluminación: Matías Sendón.
Fotografía: Renato Mangolin.
Selección musical: Ariel Farace, Florencia Sgandurra
Asesoramiento y entrenamiento en danza: Susana Brussa
Co-producción: Projeto ENTRE_Espaço Cultural Sergio Porto & Festival Dois Pontos (RJ)
Asistencia de dirección: Juan Manuel Wolcoff
Dramaturgia y dirección: Ariel Farace.
Funciones: Jueves 22 hs.
El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034.
Entrada: $140 / Estudiantes y jubilados: $90
Reservas: www.elportondesanchez.com.ar