En el último informe anual de la CEPAL se develaron brutales datos que muestran el profundo golpe asestado a millones de trabajadoras y trabajadores, jóvenes, mujeres, migrantes en esta pandemia. Los niveles de desigualdad y pobreza aumentaron dramáticamente y se augura aún más miseria y hambre.
Viernes 16 de abril de 2021
Sin duda esta pandemia develó claramente las contradicciones propias del capitalismo. Su desigualdad salvaje golpea a las grandes mayorías de los distintos países del mundo, algo que en pandemia se agudizó brutalmente. Hace algunos días, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó su último informe anual, donde se develaron impactantes cifras y datos.
Según la CEPAL, el total de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, es decir, 22 millones de personas más que en 2019. "La pobreza y la pobreza extrema alcanzaron en 2020 en América Latina niveles que no se han observado en los últimos 12 y 20 años, respectivamente, así como un empeoramiento de los índices de desigualdad en la región y en las tasas de ocupación y participación laboral, sobre todo en las mujeres, debido a la pandemia del COVID-19", señala el documento.
El propio organismo da cuenta de las "desigualdades estructurales que caracterizan las sociedades latinoamericanas", mencionando que además la pandemia irrumpió en "un escenario económico, social y político complejo, de bajo crecimiento, aumento de la pobreza y crecientes tensiones sociales".
Pero, al mismo tiempo que se empobrecieron las condiciones de vida de millones de personas, los ricos se hicieron más ricos. Hace pocos días, revista Forbes publicó su último ránking mundial de las y los principales multimillonarios del mundo. Los datos son impactantes: los millonarios aumentaron su patrimonio en más de 5 billones de dólares, una cifra récord, y el número de personas con una fortuna de US$1.000 millones o superior registró una "explosión" hasta llegar a un número nunca antes visto: 2.755 en 2021, 600 más que hace un año.
La explosión de las fortunas de las personas más ricas del planeta no es casual, al contrario, responde al salvataje que los distintos Estados le han dado a los grandes empresarios y magnates del mundo y a las diversas medidas de precarización del trabajo, que han generado que las y los trabajadores, las mujeres, migrantes y los sectores más vulnerables paguen la crisis actual, a través de millones de despidos, de sueldos de hambre, de aumento grave de la informalidad, de trabajo basura.
Así las cosas, de acuerdo a la entidad en el 2020 "la tasa de pobreza extrema se situó en 12,5% y la tasa de pobreza alcanzó el 33,7% de la población (en América Latina). Ello supone que el total de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. De ese total, 78 millones de personas se encontraron en situación de pobreza extrema, 8 millones más que en 2019".
¿Qué sectores son los más afectados? Además de quienes habitan en áreas, son niñas, niños y adolescentes; indígenas y afrodescendientes; y población con menores niveles educativos.
A nivel laboral, la tasa de desocupación en América Latina se ubicó en 10,7% al terminar el año 2020, "lo que representa un incremento de 2,6 puntos porcentuales respecto del valor registrado en 2019 (8,1%)", afirma la CEPAL. En este aspecto a quienes más ha perjudicado es a mujeres, trabajadoras y trabajadores informales, jóvenes y migrantes.
La CEPAL advierte de los altos niveles de informalidad y desprotección social, "así como la injusta división sexual del trabajo y organización social del cuidado, que atenta contra el pleno ejercicio de los derechos y la autonomía de las mujeres", marcando también que las mujeres son el sector más golpeado.
Otro de los aspectos que se abordan en el informe son las medidas que tomaron los gobiernos de la región. Según la entidad, se implementaron 263 medidas de protección social de emergencia en 2020, las que alcanzaron al 49,4% de la población. Esto quiere decir que menos de la mitad de las personas, mostrando desde ya las políticas mezquinas de los gobiernos pro empresariales ante la población; basadas en bonos y ayudas miseria, siempre por debajo o rozando la línea de la pobreza, creadas para que las y los trabajadores sobrevivan como puedan a la crisis, mientras continúan millones trabajando, contagiándose y muriendo durante todos estos meses.
Para la CEPAL “es necesario implementar o continuar las transferencias de emergencia propuestas por la Comisión: ingreso básico de emergencia (IBE), bono contra el hambre e IBE para mujeres; mientras que en el mediano y largo plazo, se debe avanzar hacia un ingreso básico universal”; no obstante, lo que no dice este organismo es que esos bonos y ayudas "solidarias" están muy por debajo de lo que estas mismas entidades señalan como "base" para la vida de una persona.
Un ejemplo de esto son los bonos entregados por el gobierno de Piñera, los que alcanzan los $300 mil para la gran mayoría de los hogares que postulan, es decir, muy por debajo de la línea de la pobreza; otros bonos- como el "clase media"- tienen una serie de "letra chica" y condiciones que hacen que cientos de miles queden fuera, y así.
La política de conciliación que propone la CEPAL, donde se espera que los grandes empresarios y magnates del mundo de buena voluntad "repartan un poco más la torta" y ayuden a salir de la pobreza a millones de personas, es realmente ilusoria, pues fueron los propios gobiernos pro empresariales los que vienen impulsando las distintas políticas precarizadoras en favor de los ricos y dueños de las grandes empresas y transnacionales, saqueadoras de los recursos naturales y riquezas de los países "en desarrollo", bajo el yugo del imperialismo.
En Chile son urgentes medidas cruciales para afrontar la crisis y que no sea el pueblo trabajador, las mujeres, los jóvenes, quienes continúen pagando las consecuencias de la pandemia y de la estrategia sanitaria nefasta del gobierno de Piñera.
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Frente a esta situación planteamos:
1) Ingreso universal de emergencia para desempleados, trabajadores informales y dueñas de casa de $550.000.
2) Prohibición inmediata de los despidos y suspensiones, asegurando el pago íntegro del salario que para nosotros no debe ser inferior a $550.000 bajo cualquier circunstancia, incluso en todos los lugares que cierren por cuarentena se debe garantizar ingreso no inferior a $550.000 a cada trabajador. Creación de Comités de Higiene y Seguridad en cada lugar de trabajo para decidir la suspensión de labores no esenciales o readecuación. ¡Abajo la ley de suspensión del empleo! -Paralización de toda actividad no esencial ¡Las vidas trabajadoras importan!
3) Unificación del sistema sanitario privado con el público, nacionalizando clínicas y laboratorios privados que lucran con la salud y la vida de las personas, para poner toda la infraestructura al servicio de combatir la pandemia, bajo control de sus trabajadores/as, las comunidades científicas y usuarios. Sueldos dignos y contratación inmediata de personal bajo condiciones dignas. Es necesario un plan de trazabilidad, seguimiento y aislamiento para controlar la pandemia. Vamos por un sistema de salud público y gratuito, financiado en base a la renacionalización de los recursos naturales bajo control de trabajadores.
4) Fin al toque de queda y de militarización. Derogación de las leyes represivas y libertad a los presos de la revuelta. ¡La represión no es la cura!
5) Impuesto extraordinario a las grandes fortunas, bancos y empresas mineras para financiar el plan de emergencia.
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