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La fundación de la Casa del Obrero Mundial

Rafael AR Escalante

La fundación de la Casa del Obrero Mundial

Rafael AR Escalante

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Nace la Casa del Obrero Mundial, una de las organizaciones de trabajadores más significativas al comienzo del siglo XX. Se destacó por impulsar la reorganización proletaria durante la Revolución Mexicana, lo que representó una enorme experiencia para las masas obreras de ese momento.

La Casa del Obrero Mundial (COM) —que inicialmente era sólo Casa del Obrero— se fundó el 22 de septiembre de 1912 en el contexto del ascenso revolucionario de las masas mexicanas, incitadas por el movimiento político encabezado por Francisco I. Madero. Durante el primer semestre de aquel año, en el cual se desató una oleada de huelgas, la clase obrera planteó sus reivindicaciones y exigencias a los patrones, tras más de 30 años de dictadura porfiriana, mismas en las que padecieron un sinfín de represiones por parte del régimen [1].

Madero comenzó su campaña en 1910, se acercó al sector obrero prometiendo mejoras administrativas, sin mucha intención de cumplir con los ofrecimientos; aunque claramente Madero y sus allegados entendían el papel de los trabajadores, por esa razón intentaron cooptarlos y engañarlos por medio del Departamento del Trabajo para que le sirviera de base social [2].

Cuando esto no fue suficiente, el gobierno del “Apóstol de la Democracia” recurrió a la represión lanzada contra los trabajadores a mediados de 1912, lo que condujo a la radicalización del movimiento obrero, el resultado fue precisamente la fundación de la COM y su desarrollo como organización independiente entre 1912 y 1915.

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Aquí se presentó un resurgir del anarquismo, ya que en esta organización por un lado se alimentó de inmigrantes anarcosindicalistas, algunos procedentes de España, y otros de Estados Unidos. Y del otro lado, desde el punto de vista de la experiencia nacional, hubo una importante, aunque indirecta influencia del magonismo, ya que si bien el Partido Liberal Mexicano (PLM), no influyó directamente en la formación de la COM, algunos de sus ex militantes estuvieron presentes en su surgimiento, como fue el caso de Antonio Soto y Gama, Lázaro Gutiérrez de Lara, Manuel Sarabia, y Santiago R. de la Vega quienes introdujeron algunas de las demandas usadas en las luchas de 1906-1907.

La Confederación de Tipógrafos de México

En el caso de las corrientes que se desarrollaron a su interior destacaron fundamentalmente dos, la primera fue la encabezada por Amadeo Ferrés, un inmigrante catalán anarco-sindicalista que contribuyó a organizar reuniones clandestinas para pregonar su doctrina en 1909, en los últimos momentos de la dictadura de Porfirio Díaz. Su trabajo político lo realizó entre los trabajadores tipógrafos de la Ciudad de México, teniendo un importante éxito aprovechando el descontento con el gobierno.

Su visión del anarquismo era de no provocar represión contra los trabajadores en un momento de carencia de correlación de fuerzas, lo que lo llevó a buscar evitar las actividades públicas que lo enfrentaran con el gobierno, para evadir la persecución y el daño contra la clase obrera. Además de que pregonaba que el proletariado debía abstenerse de participar en política, su concepción produjo que en algún momento se planteara el apoyo crítico al gobierno de Madero3, así, no se unirían a la Casa del Obrero sino hasta 1914.

Uno de sus aspectos más progresivos fue la fundación de la Confederación de Tipógrafos de México en 1911, aprovechando el derrocamiento de Díaz, de este proceso surgieron algunos de los más importantes líderes de la COM, la cual llegó a tener su propio periódico, El Tipógrafo Mexicano, como instrumento de propaganda, aunque con el enorme defecto de que no buscaba dialogar con la gran masa de asalariados, pues los obreros intelectuales de Ferrés le dieron un enfoque muy filosófico. Buscaban impulsar la “educación racional” y el “despertar del obrero”, pero sin tener en cuenta las formas en que la mayoría de la clase pudiera comprenderlo.

Para julio de 1912, el crecimiento de los tipógrafos dio origen a la Confederación Nacional de Artes Gráficas, este cambio de nombre también reflejó una modificación en la orientación política, ya que la presión de la Revolución Mexicana, llevó a que esta nueva organización apoyara huelgas. A pesar de la negativa de Ferrés al respecto, es así, que un sector influido por la lucha campesina presionó por el apoyo a métodos que enfrentaran al capital y al Estado, asimismo de que su organización fuera parte de la COM.

El grupo Luz

Entre 1911 y 1912 los tipógrafos contribuyeron a la conformación de sindicatos, uno de los más importantes fue la Unión de Canteros Mexicanos, donde germinaría el grupo Luz, este grupo fue fundado por el anarquista colombiano, Juan Francisco Moncaleano, un profesor universitario exiliado que llegó a México desde La Habana. Pregonaba la Escuela Racionalista, una corriente del anarquismo español que fue diseminada por América Latina por inmigrantes a principios del siglo XX4.

Moncaleano compartía la idea de la necesidad de la organización de la clase obrera, como instrumento para construir su consciencia revolucionaria, así, llegó a nuestro país para diseminar esas ideas, estimulado por la revolución maderista, por el trabajo político de la Confederación de Artes gráficas y por las noticias de los alzamientos agrarios, como el dirigido por Emiliano Zapata. De inmediato se puso en contacto con los obreros de Artes Gráficas, con quienes guardaron buenas relaciones, pero no acordaban con su enfoque5.

La insistencia de Moncaleano le llevó a ganar a su política a importantes elementos anarquistas, como Anastasio S. Marín, Lorenzo Macías, Enrique H. Arce entre otros, también logró atraer a militantes del Partido Obrero Socialista, con este núcleo de obreros revolucionarios logró insertarse en la Unión de Canteros. De forma clandestina comenzaron a organizar reuniones ya que recibió la amenaza del gobierno de Madero de no realizar actividad política, ya que sería deportado por ser extranjero.

Con la instalación de la Escuela Racionalista fundaron su propia organización, por lo que el 29 de junio de 1912 nacía el grupo Luz, y una de sus primeras acciones fue crear su propio periódico, con el mismo nombre, lo cual fue una tarea muy difícil porque la dirección de Artes Gráficas encabezada por Ferrés les negó el apoyo. A pesar de eso lograron que el diario Luz circulara entre los trabajadores, donde dio a conocer sus ideas sobre la emancipación, expresó abiertamente su solidaridad con el Partido Liberal Mexicano (PLM) encabezado por Ricardo Flores Magón y dio a conocer el Manifiesto del grupo Luz.

Así fue como se ganó el apoyo de los trabajadores canteros quienes financiaron el periódico, lo que despertó la ira de Madero, el cual emprendió la represión ordenando una redada policiaca en septiembre de 1912, cuyo resultado fue el arresto de obreros, de anarquistas y la deportación de Moncaleano. Tras una revuelta en la cárcel de Belén que duró varios días, encabezada por dirigentes de Luz como Pioquinto Roldán, Jacinto Huitrón y Alfonso Ortega, los anarquistas pudieron ser liberados. Así, el 22 de septiembre de aquel año, los militantes de Luz, sus adeptos y prisioneros liberados del motín fundaron la COM y dentro de ella, la Escuela Racionalista, más tarde otros grupos de asalariados decidieron adherirse, como los canteros y los tipógrafos, además de intelectuales de clase media que se acercaron también.

La COM frente al gobierno de Madero y Huerta

La fundación de la COM despertó gran entusiasmo, atrajo a cientos de obreros que querían organizarse y formarse políticamente para combatir contra los patrones, por otra parte, el grupo Luz cosechó un gran prestigio, de modo que aumentó su tamaño y la intensidad de sus actividades, como formar nuevas uniones anarcosindicalistas a nivel nacional, fue en ese momento que cambió su nombre a grupo Lucha, en enero de 1913. La respuesta inicial del gobierno maderista fue crear el Departamento del Trabajo y la Gran Liga Obrera de la República Mexicana, para hacer contrapeso a la influencia que estaba ganando la COM, además el Departamento fungió como instrumento para contabilizar huelgas y ser un canal de diálogo con los líderes obreros6.

La acción de Luz frente a eso, fue irrumpir en la junta de fundación de la Gran Liga, denunciando al Apóstol de la Democracia y a los líderes de esa organización y como para ese momento la clase obrera había quedado desencantada con el maderismo (al igual que otros sectores como lo fue el zapatismo), los líderes pro─gubernamentales fueron expulsados por la base trabajadora, encabezada por los anarquistas. Así, se eligió como dirigentes a militantes de Lucha, sumando a los trabajadores que conformaban a la Gran Liga Obrera a la COM. Fue de ese modo que se decidió la implementación de la “acción directa”, entendida esta como el estallamiento de huelgas, boicots, paros y grandes manifestaciones públicas.

Apoyaron huelgas como la Unión Mutua-Cooperativa de Dependientes de Restaurantes del Distrito Federal y los Empleados Libres Cosmopolitas, la cual resultó en un completo éxito, así como en febrero de 1913, la COM y su filial, la Sociedad Mutualista de Obreros Libres, organizaron una manifestación de más de 2 mil personas a las afueras de una tienda de ropa extranjera llamada Struck and Company, a causa del despido injustificado de un trabajador por sus actividades sindicales, lucha en la cual también triunfaron7.

A causa de eso también se sumó la Federación Obrera de Tejedores, ampliando la llegada de su periódico ahora de nombre Lucha, su biblioteca y sus actividades culturales para formar militantes. Cuando ocurrió el derrocamiento de Madero, la COM se abstuvo de hacer algo, amparándose en la “no participación política”, dejaron pasar este hecho que dio origen a la dictadura de Victoriano Huerta.

La represión huertista no llegó de inmediato pues la debilidad de la dictadura les permitió organizar la primera manifestación del Día Internacional de los Trabajadores, sacando a miles de proletarios a la calle, fue en ese momento que a la Casa del Obrero se le agregó la palabra Mundial, aunque la orientación fue fundamentalmente nacionalista, pues la dirección, no olvidemos que era una agrupación en ciernes, no se apostó a buscar organizarse a través de las fronteras a diferencia del zapatismo que tenía una red de apoyo político y monetario (que operaba desde La Habana) en varios países latinoamericanos. Después de esto los sastres formaron un sindicato para unirse a la COM, lo mismo hicieron los tejedores y los textileros, que los acompañaron con huelgas en el Estado de México.

A pesar de esto, la COM moderó el discurso, sin embargo, el gobierno de Huerta usó la represión, cuando la COM realizó una gran manifestación el 25 de mayo de 1913, el dictador emprendió una redada contra la concentración pública, uno de sus resultados fue la deportación de muchos importantes cuadros políticos obreros y anarcosindicalistas, haciendo que la Casa del Obrero Mundial entrara en una importante crisis8.

Debilidades de la COM

La ola revolucionaria en el campo y las princiáles ciudades del país, que terminó de hacer que Huerta dimitiera del poder una vez derrotadas las últimas fuerzas del ejército porfirista que Madero mantuvo en pie en lugar de suprimirlo definitivamente, dio lugar a una de las más importantes experiencias de las masas en la lucha por su liberación, incluyendo a la clase obrera, sin embargo, también tuvo muy importantes debilidades frente al proceso. Pues la COM era una organización laxa, que carecía de aspectos formales, declaración de principios, estructura y sobre todo una dirección que fuera más o menos fuerte para establecer ejes programáticos para la clase trabajadora. [3]

De ese modo se empezó a perfilar el ataque contra la Casa del Obrero Mundial, que, aunque con fuertes deficiencias en la dirección y la ausencia de un programa claro, era un fenómeno progresivo que el gobierno "antirreeleccionista" veía como un peligro. El problema era que las concepciones de la dirección de la Casa del Obrero Mundial dificultaban la lucha política, en primer lugar, porque se había llamado a la confianza en Madero durante el proceso revolucionario, sin una política más decidida para delimitarse de la condervadora oposición burguesa, producto de que no tenían la perspectiva de la toma del poder para los trabajadores.

Estas direcciones eran más atrasadas que el PLM, ya que desde el principio Flores Magón no confiaba en Madero, de hecho, varios de los aspectos más importantes del programa magonista no estaban presentes en la COM pues la presencia de algunos ex militantes suyos era minoritaria en la misma. Por otro lado, se jactaban de que en la COM había de todo, desde anarcosindicalistas hasta católicos, no tenía un programa unitario, ni delimitación de clase ni claridad en los objetivos políticos [4]. Lo cual representaba un enorme freno para plantear exigencias al gobierno que se encontraba en ese momento.

En ese sentido, Jean Meyer, en su texto Los obreros en la Revolución mexicana: Los "batallones rojos”, resumió muy bien esta situación, explicando que en aquella época los sindicatos tendían a apoyarse en el gobierno, por la falta de claridad programática, donde el individualismo de los líderes hacía imposible la cooperación entre ellos. Junto con ello las masas seguían a los líderes y no a sus ideas, es decir, no había una clara conciencia de clase, lo que conducía a que el deseo de protección legal fuera muy fuerte, pues se confiaba más en la ley que en la movilización y la lucha, lo cual también era resultado de no lograr romper con la ilusión en un "paternalismo estatal", a pesar de se animaban a realizar huelgas; a eso se le agregaba la permeabilidad a un nacionalismo virulento impulsado por los intelectuales del régimen, lo que se anteponía al desarrollo de la lucha de clases. [5].

Estas debilidades permitieron a algunos dirigentes del movimiento sindical pactar con los Constitucionalistas tras la caída de Huerta. Por lo que el 12 de febrero de 1915 se formaron los Batallones Rojos con alrededor de 8,000 combatientes obreros bajo las órdenes de los generales del carancismo, usados para enfrentar a las fuerzas villistas y zapatistas. Esto era producto de la falta de una perspectiva independiente y clasista; por una visión profundamente sindicalista y oportunista de algunos de los dirigentes, quienes no compartían identidad de explotados con los campesinos y la necesidad histórica de la alianza obrero y campesina contra los generales de la burguesía y terratenientes que usaban el apelativo revolucionario para restaurar el régimen burgués al derrotar a las fuerzas de Villa y Zapata.


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NOTAS AL PIE

[1Leal, Juan Felipe y José Villaseñor, En la revolución, en: La clase obrera en la historia de México, tomo 4, México: Siglo XXI-Instituto de Investigaciones Históricas UNAM, 1988, p.118

[2Carr, Barry, Movimiento obrero en la epopeya revolucionaria, en: Cien años de lucha de clases en México, México, Ediciones Quinto sol, 1976, tomo I, p.225

[3Carr, Movimiento obrero… óp. cit., p.223

[4Carr, Movimiento obrero… óp. cit., p.227

[5Meyer, Jean, Los obreros en la Revolución mexicana: Los "batallones rojos, en: Historia Mexicana Vol. 21, No. 1, Julio - Septiembre, 1971, p.7
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