La lucha de Gastre en junio de 1996 se transformó en emblema contra la instalación de un cementerio nuclear. Representó no solo el primer conflicto socioambiental en la Patagonia sino que contribuyó a que no se avanzara con los Repositorios de Residuos Radiactivos de Alta Actividad en ningún lugar del mundo. Lecciones para el presente.
Viernes 7 de junio 00:48
Afiche contra el proyecto, junio 1996.
Gastre es una ciudad ubicada en la meseta, una zona seca, árida y serrana de la provincia de Chubut. El 16 junio de 1996 esta pequeña localidad patagónica ganó protagonismo nacional e internacional. Símbolo de la lucha conocida como la "Epopeya Antinuclear de Gastre”, que rechazaba el proyecto de la Comisión Nacional de Energía Atómica de instalar un basurero nuclear en esa ciudad.
En aquella jornada decenas de micros, camionetas y autos particulares salían desde las ciudades de Trelew, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Esquel, Rawson, El Bolsón y Bariloche. No fue una movilización improvisada. Por el contrario, congregaba experiencias previas y debates y distintas formas de organización que surgieron desde finales de la década del ochenta para enfrentar el proyecto de instalar un Repositorio de Residuos Radioactivos de Alta Actividad, en Sierra del Medio, a 70 km de Gastre, el primero del planeta.
“Chubut está de pie y le dice no al basurero nuclear”
Repasemos un poco los hechos. Es la década de los noventa. La política neoliberal del gobierno menemista se tradujo en el campo de la energía nuclear en la búsqueda por privatizar las centrales nucleoeléctricas y obtener una buena renta alquilando el basurero atómico a las potencias mundiales. La empresa francesa Pechiney Ugine Kulhmann quería construir el basurero nuclear. El Gobierno Nacional, a cambio, obtenía una rentabilidad de U$S 13 500 millones en el lapso de una década.
Se convocó a una movilización ante la posibilidad de que cinco comisiones de la Cámara de Diputados de la Nación dieran potestades a la Comisión Nacional de Energía Atómica para decidir el emplazamiento del basurero nuclear de no llegarse a un acuerdo con la provincia.
Vale recordar que la Comisión Nacional de Energía Atómica para convencer de la seguridad del “basurero nuclear” no dudó en fraguar estudios sobre el macizo de Sierra del Medio cambiando el estudio de la roca del macizo de la provincia por un estudio realizado sobre rocas graníticas de Suecia.
Desde que se anunció el proyecto en el Parlamento nacional se sucedieron actos, marchas y movilizaciones espontáneas por toda la Patagonia: 3.500 estudiantes salieron a las calles en Caleta Olivia, Santa Cruz, en Puerto Madryn una inmensa cadena humana con más de 5 mil jóvenes escribía con sus cuerpos, sobre la arena de la playa: “No al Basurero Nuclear. Patagonia No Nuclear”, en Trelew se registraban fuertes movilizaciones y actividades en la Plaza Independencia, y así en muchos lugares. De esta manera se iba dando un rechazo rotundo en todos los rincones de la Patagonia.
La consigna de marchar a Gastre fue lanzada por Javier Rodríguez Pardo, uno de los iniciadores del movimiento contra el basurero nuclear y luego de la Unión de Asambleas de la Comunidad de Chubut (UACCH), en una de las masivas concentraciones en la Plaza Independencia de Trelew. En cuestión de días se gestionaron decenas de colectivos (que no alcanzaron) para trasladar a más de 4 mil anotados. Cientos de vehículos particulares fueron también de la partida. No hubo medio nacional, televisivo ni gráfico que no haya cubierto el rotundo rechazo de los chubutenses al sepulcro radioactivo
La multitudinaria marcha de Gastre fue un portazo definitivo al proyecto del basurero nuclear, derrotó el intento del gobierno de Carlos Menem de imponer el primer repositorio de residuos radiactivos de alta actividad del planeta y produjo un fuerte impacto en los medios nacionales e internacionalizó una lucha contra los basureros nucleares.
El gobierno nacional no tuvo en cuenta que el pueblo de Chubut llevaba 13 años batallando sin claudicaciones contra el repositorio nuclear. En la década de 1980 la propuesta inicial proponía trasladar los residuos radiactivos de las dos plantas de energía nuclear del país, Embalse (provincia de Córdoba) y Atucha 1 (provincia de Buenos Aires). Se habían reunido 8.000 firmas en octubre de 1986 y las entregaron al entonces presidente Raúl Alfonsín en una visita realizada a Trelew por su centenario.
La movilización en las calles y la organización fueron el camino para enfrentar, hacerse escuchar y visibilizar el conflicto. El legado de la movilización de Gastre de 1996 se expresa en decenas de municipios del país declarados “no nucleares”, en leyes que prohíben desechos radiactivos, y la inclusión en la reforma constitucional provincial y nacional, de los artículos 110 y 41, respectivamente, que prohíben el ingreso de residuos radiactivos.
Recordar la gesta antinuclear de Gastre es imprescindible, fue la primer batalla ganada en defensa del ambiente, antecesora de la batalla de Esquel en 2003, por la que la provincia cuenta con la Ley 5001 que prohibió la actividad minera metalífera en la modalidad de cielo abierto y la utilización de cianuro en los procesos de producción minera.
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Lecciones para el presente
En Chubut existe una conciencia ambiental añeja y triunfante que impregnó el devenir de varias generaciones de lucha y resistencia. Todavía está presente en la provincia el Chubutazo, la lucha de diciembre de 2021 contra el intento del gobierno Arcioni de aplicar ley de la megaminería al servicio de la Pan American Silver que generó masivas movilizaciones en toda la provincia, enfrentando la represión, que lograron derrotar el proyecto de la zonificación minera.
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Es imprescindible retomar sus lecciones en un contexto donde la arremetida extractivista está a la orden del día por parte del gobierno de Javier Milei y de los gobernadores que, como Ignacio Torres y ayer Mariano Arcioni, buscan hacer caja a como dé lugar.
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Lo que pasa en Chubut no es diferente de lo que sucede en otras provincias. Si la reforma constitucional del 94 entregó a las provincias la potestad sobre los bienes comunes naturales, los sucesivos gobiernos provinciales utilizaron esta “caja” para financiar sus negocios a la par que profundizar la dependencia y el atraso del país.
El actual gobernador de la provincia Ignacio Torres ya ha declarado su apoyo al plan Milei y al proyecto de RIGI (Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones) que beneficia de conjunto a las multinacionales extractivistas y fondos buitres dando vía libre por 38 años al saqueo y sus negocios, que en el caso de Chubut vulnera leyes como la Ley 5001, que prohíbe la actividad minera metalífera en todo el ámbito de la provincia.
Un modelo que profundiza el saqueo de los bienes naturales avalando la depredación pesquera, los intereses inmobiliarios y terratenientes y la amenaza siempre latente de formas aún más contaminantes y destructivas del ambiente que la misma minería: el fracking y la producción de hidrógeno verde, entre otras.
Es la continuidad de una política de saqueo y destrucción ambiental al servicio del pago de la fraudulenta deuda externa y de maximizar las ganancias de las multinacionales, gobierne quien gobierne porque en este tema no hay grietas.
Los discursos de ampliar la matriz productiva de oficialistas y opositores, en sus versiones desarrollistas o liberales avalan el extractivismo y destruyen la naturaleza. Como planteamos desde el PTS, en las calles y en el parlamento nacional, se trata de dar una pelea en defensa del ambiente, desde una perspectiva anticapitalista y socialista, apostando a la autoorganización democrática e independiente de los partidos patronales, para que los trabajadores, con sus métodos de lucha, en alianza con las asambleas ambientalistas, los pueblos originarios, el movimiento de mujeres, los estudiantes y la juventud, con aportes de especialistas y científicos, sean quienes definan cómo proteger y utilizar los bienes comunes en base a una planificación integral y racional, para satisfacerlas necesidades sociales de las mayorías en equilibrio con el ambiente.
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Ariel Iglesias
Nació en Buenos Aires en 1969. Es docente (jubilado). Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Escribió en Ideas de Izquierda "La Educación en el país de los soviets"; "Chubut: Crónica de un triunfo popular contra la Megaminería". Escribe y edita La Izquierda Diario+ en Chubut.