Frente al chantaje de los despidos y el falso discurso ambiental del gobierno, es necesaria una respuesta desde las y los trabajadores junto a las comunidades.
Domingo Lara Biólogo Ambiental

Romina Fuentes Licenciada en Medicina Veterinaria de la U. de Chile y militante de Pan y Rosas y Vencer
Jueves 17 de octubre de 2019
El directorio de Codelco reconoció que está evaluando cerrar la fundición Ventanas, ubicada en la comuna de Puchuncaví, debido a la inviabilidad financiera que implicaría una mayor inversión por los planes de descontaminación. Esta noticia, que ha puesto en alerta a los trabajadores y a la comunidad, -ya que se estima la pérdida de alrededor de 8 mil puestos de trabajo-, movilizó el día lunes a cerca de 1500 trabajadores, que exigían una mayor inversión para evitar el cierre.
La razón que da el gobierno para el cierre es la inviabilidad económica de la empresa, que se agudizaría ante mayores exigencias ambientales. Según Codelco, se estima que el último año hubo pérdidas de alrededor de 50 millones de dólares y que para el 2022, será necesaria una inversión de al menos US$ 30 millones para cumplir con las nuevas medidas del plan de descontaminación. Por otra parte, en materia de emisiones, de elevarse desde 95% a 99% el nivel de captura, como lo exigen los más altos estándares mundiales, la inversión podría superar los US$ 500 millones. Estas pérdidas estarían dadas por el creciente aumento de la capacidad China de fundir concentrado, considerando que cuando se vende concentrado éste viene con una gran cantidad de minerales que no se consideran en su venta.
Al mismo tiempo, el gobierno busca con estas medidas mostrarse preocupado por el medioambiente, aún cuando los casos de intoxicación en Quintero no han cesado. No se puede olvidar que la zona es un centro de conflicto ambiental y es una de las llamadas zonas de sacrificio, con masivos y continuos casos de intoxicaciones, ver Piñera da avances en la ONU mientras se repiten dramáticas intoxicaciones en Quintero-Puchuncavi. Es por esto también que el anuncio lo daría en la misma COP25, en un intento por ganar respaldo desde la sensibilidad ambiental a esta medida.
Con esto, el gobierno enfrentaría dos problemas a la vez. Por un lado, avanzar en desmantelar Codelco y así favorecer la instalación de empresas privadas y por otro, quedar bien parado frente al desastre de las zonas de sacrificio.
Pero la realidad es que los únicos sacrificados en esta nueva medida del gobierno son los propios trabajadores y la comunidad, donde en vez de invertir más para reducir la contaminación -como plantean los mismos trabajadores-, los amenaza con quitarles su fuente laboral.
Es que para los criterios del mercado, la inversión en la protección del medioambiente y el cuidado por la vida de los trabajadores, nunca es rentable. Esto mientras que son los trabajadores quienes junto a sus familias tienen que sufrir los impactos ambientales de los empresarios y del Estado, que se niegan a invertir en resolver los problemas de contaminación y que ahora incluso, amenaza con dejarlos en la calle.
Sin duda, nadie puede negar que la fundición Ventanas es contaminante. Además de todo el desastre ambiental que generan la suma de procesos productivos de la zona, ni tampoco se puede ser ingenuo con el objetivo del gobierno de Piñera de avanzar en desmantelar las pocas empresas del Estado para favorecer los negocios de las trasnacionales y de los empresarios. Es necesario darle un respuesta desde los trabajadores y la comunidades, asegurando el empleo, así como enfrentar la contaminación.
¿Es posible mantener los puestos de trabajo y disminuir la contaminación?
Ante esto invertir en más tecnología, sin duda, sería un avance para reducir la contaminación en la zona. Pero esto sería insuficiente si la decisión y la ejecución de estos dineros queda en manos de los mismos empresarios que convirtieron a Quintero-Puchuncaví en una zona de sacrificio. Esto sumado a que, según los propios trabajadores, no existe claridad de cuánto aportaría la fundición a las emisiones contaminantes y la propia empresa Codelco entrega información contradictoria. Por lo mismo, se hace necesario la apertura del registro de emisiones para cuantificar cuánto se contamina realmente y qué modificaciones se requieren, y que sean los trabajadores y las comunidades los que elaboren y decidan un real plan de descontaminación, lo que no solo debiese ser en la fundición de Ventanas, sino que en todas las empresas contaminantes de la zona.
Es necesario un plan de conjunto, que permita terminar con la destrucción ambiental y la contaminación, donde todas las empresas contaminantes re-conviertan los diversos procesos productivos, y aquellas que se nieguen a modificarlas aludiendo a la falta de recursos o por no tener voluntad, sean expropiadas, y pasen a ser estatales y administradas por los trabajadores junto a las comunidades. Y es que todos los estudios indican que no se trata simplemente de cerrar una empresa, sino de un verdadero plan para terminar con esta zona de sacrificio, invirtiendo las prioridades, y poniendo por delante los derechos de los trabajadores y sus familias, el medio ambiente, y no las ganancias de las empresas.
No se puede permitir que sean los trabajadores los que paguen la contaminación que generan los empresarios y el gobierno, que de cerrarse Ventanas esta decisión pasa por los mismos trabajadores y la comunidad, quienes son los que ejecutan la producción de la misma planta, y quienes puedan decidir en el marco de que el Estado asegure los salarios de las y los trabajadores así como su inserción en nuevos puestos de trabajo bajo iguales o mejores condiciones, donde científicos ingenieros y técnicos que pongan sus conocimientos a pensar las mejores soluciones ambientales.
Es que la decisión de cómo producir no puede quedar en manos de quienes intoxican a cientos de familias y que no se han hecho responsables, sino de los trabajadores y comunidades que han sufrido con creces las consecuencias de esta producción. Por lo mismo, debe ser bajo su control que se discuta y se ejecuten los planes de descontaminación.