Este pasado martes el Papa Francisco señaló que las mujeres tienen “reclamos legítimos” al pedir mayor igualdad al interior de la Iglesia, pero ¿cuál es el rol que ha jugado la Iglesia en la opresión hacia las mujeres?

Suely Arancibia Auxiliar Hospital Barros Luco.
Jueves 4 de abril de 2019
En el intento de salvar la imagen de la Iglesia católica, la cual ha estado en la palestra este último tiempo por los miles de casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes y obispos, y que ha llevado a un considerable descenso de sus fieles y seguidores, el Papa Francisco hizo público un documento en el que se “reivindican” las demandas de las mujeres al interior de la Iglesia.
El documento fue creado por el sínodo de obispos para mejorar el ministerio a los jóvenes católicos, centrándose en las problemáticas de la juventud y tomando que hoy muchos cuestionan a la institución por los casos de abuso sexual que han salido a la luz, en este sentido plantean reformas de las escuelas católicas y programas de catecismo.
Así mismo, el documento reclamó la necesidad de tener a mujeres en puestos de toma de decisiones en la institución como “un acto de justicia”, sin embargo Bergoglio no tomó en cuenta esto y solo señaló que las mujeres tienen “reclamos legítimos” agregando que él va a “resumir las propuestas que considero más significativas”.
El pontífice también señaló que hay que “mirar atrás en la historia y reconocer que ha habido autoritarismo masculino, dominación, varias formas de esclavitud, abuso y violencia sexista”, y que “Con esta perspectiva, puede respaldar el llamado a respetar los derechos de las mujeres y ofrecer una mayor reciprocidad entre hombres y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que algunos grupos feministas proponen”.
La hipocresía de la Iglesia no tiene límites, claro está que su objetivo es acercar a esos jóvenes que cuestionan a la institución por los miles de casos de abuso, y no tan solo eso, sino que por el rol que han tenido históricamente en la opresión hacía la mujer, así como también dialogar con el masivo movimiento de mujeres que este último tiempo ha remecido al mundo entero y así salir de la profunda crisis que viven como institución a raíz de estos casos.
Sin embargo, es la Iglesia con su moral conservadora, junto a la derecha y los empresarios quienes sostienen y reproducen el machismo, la violencia y la opresión a la mujer, relegándola a los roles históricos de “dueña de casa”, “madre”, manteniendolas en los trabajos más precarizados, bajo el subcontrato, con brechas salariales enormes, y negándoles derechos mínimos como el aborto legal, libre, seguro y gratuito. Además criminalizan y reproducen discursos de odio hacia la diversidad sexual, logrando que sectores se envalentonen y cometan crímenes como los que hemos visto estos últimos meses.
Es por esto la necesidad de la separación efectiva entre la Iglesia y el Estado y de una educación laica, para que aquellos que criminalizan, cometen abusos hacia menores y sostienen esta sociedad capitalista y patriarcal salgan de las escuelas y dejen de tomar decisiones por el destino de millones.