Este domingo el dirigente del movimiento ultraderechista Acción Republicana, José Antonio Kast pidió la destitución del cargo a Gabriel Boric (MA) mediante su cuenta de Twitter, luego de que se hiciera pública una reunión entre el diputado autonomista y el exfrentista asilado en Francia, Ricardo Palma Salamanca.
Martes 13 de noviembre de 2018
Apoyado en el avance político que ha tenido la derecha a nivel latinoamericano con la elección de Jair Bolsonaro y en Chile, tras la aprobación en sala del proyecto Aula Segura con total complicidad de los partidos concertacionistas, José Antonio Kast le imputa un atentado contra la democracia a Gabriel Boric por reunirse con un asilado político, declarado culpable por los tribunales chilenos por el asesinato de Jaime Guzmán –redactor de la Constitución y fundador de la UDI- en 1991.
Resulta sorprendente el descaro que presenta Kast, quien solo hace unas semanas iba en primera fila a reunirse con Jair Bolsonaro, ex militar, misógino defensor de las dictaduras latinoamericanas. Resalta la preocupación democrática que muestra Kast, la que se constrasta con su apoyo a la impunidad de todos los responsables, civiles y militares, de los crímenes contra la humanidad ocurridos en la dictadura.
La apuesta del Frente Amplio y lo que calla Boric
El diputado autonomista señaló en una entrevista que el asesinato de Jaime Guzmán es injustificable, que matar a un senador en democracia es inaceptable, pero ¿por qué mataron a Jaime Guzmán? Antes de la dictadura, Guzmán fue el principal impulsor de la derecha ultraconservadora en las universidades, cuando en los 60’s fundó el Movimiento Gremial para echar abajo el proceso de reforma universitaria. Durante el régimen militar, fue el cerebro pensante de la nueva arquitectura política contenida en la Constitución de 1980, la cual garantizó la impunidad de todos aquellos responsables de los crímenes cometidos, militares y civiles, la cual permitió el saqueo sistemático de todos los recursos naturales. Sin embargo, con el retiro ordenado, o sea, impune de las fuerzas militares del aparato gubernamental, asegurado por el “pacto” de la transición, Guzmán no se retiró, sino que fue electo senador con la tercera mayoría, gracias al sistema electoral creado por él.
De esta manera, todos y todas quienes sufrieron el tormento de la dictadura vieron cómo la derecha golpista y dictadora era liberada de toda responsabilidad penal por sus crímenes y cómo los partidos de la Concertación garantizaron aquella impunidad. En ese sentido, el asesinato de Guzmán fue una respuesta parcial al pacto entre la Concertación y la derecha.
Hoy, casi 30 años después de que la Concertación pactara el fin de la dictadura, con la promesa que la alegría ya venía, el Frente Amplio aparece ante la sociedad chilena como una apuesta para “acabar” con el “blindaje” institucional del Estado chileno, con la promesa que así se podrán dar respuestas a las problemáticas que afectan a las nueve décimas partes de la población.
Para cumplir con esa promesa, el Frente Amplio ha puesto sus cartas dentro de las cuatro paredes del Congreso. Desde el 2014, cuando sus principales figuras –incluido Boric- ingresaron al legislativo comenzaron a trasladar todos los debates al Congreso, a las comisiones Parlamentarias, a las reuniones con los ministros. Sin embargo, una y otra vez han llegado a la misma respuesta: pactar con los viejos partidos de la Concertación.
Una y otra vez el Frente Amplio, como conglomerado y cada una de las fuerzas que lo componen, ha optado por pactar con la Concertación que confiar en las fuerzas sociales que se han expresado en distintos momentos por demandas claras: Educación gratuita, universal y de libre acceso, No + AFP o Aborto Legal. Ha optado por debatir en los salones estatales que buscar debatir en los espacios de estudio y trabajo sobre aquellos problemas que aquejan a las mujeres, trabajadores, estudiantes o pobladores.
Las expresiones más claras de esta apuesta estratégica del frenteamplismo se denotan en que en medio de las movilizaciones en las universidades –en cuyas federaciones y Centros de Estudiantes se encuentran las fuerzas políticas del FA- contra la violencia de género, sus parlamentarios prefirieron llevar adelante una acusación constitucional estéril contra Santelices por la objeción de conciencia para el aborto en tres causales, en vez de llevar ese debate a los espacios de estudio movilizados, aun cuando solo hace un año el movimiento de mujeres había salido con fuerza a las calles para arrancar aquel derecho mínimo y que dos meses después, el mismo movimiento teñiría las calles de verde exigiendo el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito.
La otra expresión, más reciente, fue el debate del proyecto Aula Segura, el cual otorga a los directores de liceos y colegios mayor facilidad para la expulsión de los estudiantes. En este caso Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores y militante del Partido Humanista, señaló correctamente que el proyecto solo tiene un efecto político comunicacional, no real porque las sanciones solo aplican a un número limitado de casos. Sin embargo, aparte de las declaraciones de Aguilar, el Frente Amplio simplemente aprobó la idea de legislar el proyecto con indicaciones, en vez de buscar que tanto el proyecto de ley, como el problema de la violencia fuera discutido por las comunidades educativas. En ese marco, la semana pasada el Senado y la comisión de educación de la Cámara de Diputados aprobó con unanimidad el proyecto de ley sin indicaciones, rociando de agua fría las intenciones del Frente Amplio de mejorar un proyecto inmejorable. Marcando una de los primeros triunfos políticos del gobierno y la derecha en general durante este año. Es ineludible la responsabilidad que tiene el frenteamplismo en esta derrota, lo que lleva a preguntarse ¿Hasta cuándo seguirán confiando en los partidos de la vieja Concertación? ¿Cuándo van a confiar en la fuerza social que dicen representar?
Hoy, con el avance de la derecha en Latinoamérica con la victoria de Bolsonaro, pareciera ser que el gobierno se fortalece, sin embargo esto contrasta con el estancamiento en el crecimiento económico, principal sustento del gobierno de Sebastián Piñera, que empieza a ser una tendencia y los distintos episodios de movilización que han sucedido durante este año, se pone al orden del día la necesidad de levantar una alternativa política, que se proponga organizar toda esa fuerza social en la cual el Frente Amplio no confía, para enfrentar el avance de la derecha y sus reformas, en Chile y en Latino América.
En ese sentido es que el Partido de Trabajadores Revolucionarios, sección chilena de la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional, junto a la agrupación de estudiantes Vencer y la agrupación de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas, se encuentran organizando un acto por una izquierda anticapitalista, feminista e internacional para este sábado 17 de noviembre en la Universidad de Santiago (USACH) a las 17.00 hrs. El cual contará con la participación una contundente delegación internacional que contará con la presencia de trabajadores, dirigentes sindicales y políticos, referentes del movimiento de mujeres- como la profesora y diputada argentina Nathalia González Seligra-, y de la izquierda anticapitalista- como el diputado argentino y ex candidato presidencial Nicolás del Caño-, tanto de Argentina, Brasil, Bolivia y Perú.
¡Vamos por una Izquierda Anticapitalista de las y los trabajadores, las mujeres y la juventud!