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Red Internacional
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Trabajadores de la educación. La huelga del Colegio de Bachilleres y la lucha magisterial por aumento salarial

Desde el 16 de noviembre, las y los trabajadores agrupados en el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores del Colegio de Bachilleres (SINTCB) estallaron la huelga en demanda de aumento salarial. ¿Qué pasaría si las demandas del Colbach se unieran a lxs docentes de educación básica?

Miércoles 22 de noviembre de 2023

La huelga se votó después de que las autoridades se negaron a ofrecer solución, luego de más de 3 mesas de conciliación ante autoridades laborales, las cuales no han dado un acuerdo favorable a lxs huelguistas. La medida de lucha, que comenzó la semana pasada, se ha sostenido hasta el momento pese a que -según denuncian lxs trabajadorxs- la Dirección General de Bachilleres (DGB), usando la nueva legislación laboral, busca desconocer el proceso a través del recuento a favor o en contra del paro de labores.

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Las demandas se centran principalmente en la cuestión del aumento salarial, el cual reclaman lxs trabajadorxs como parte de la supuesta “revaloración” de la labor docente prometida por el Ejecutivo desde inicios de sexenio, el cual recientemente se centró en la promesa de que los salarios no sean menores a los 16 mil pesos al mes por cada trabajador del sector.

Sumado a esta promesa, el SINTCB sostiene que el aumento acumulado anual tiene que llegar al 20%, además del 8.2% por concepto de fortalecimiento al salario. En entrevista para este diario, también algunxs docentes denunciaban las condiciones de precariedad laboral con respecto a las contrataciones para dar clases, las cuales son temporales y están sujetas al criterio de los directivos, quienes mantienen a lxs docentes con contratos intermitentes para que no se puedan basificar, además de contratar docentes más jóvenes y más precarizados para desplazar a quienes tienen más años en la institución.

La huelga y el paro como métodos de lucha de los trabajadores

Esta huelga impulsada desde el SINTCB no es un caso aislado en la CDMX. El miércoles pasado salieron miles de docentes de educación básica a movilizarse por la misma demanda de aumento salarial, sosteniendo paros en varias escuelas de educación preescolar y primaria, denunciando que el aumento prometido solo se aplicó a algunos sectores del Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación (PAAE), mientras se viola el principio de que a igual trabajo corresponde el mismo salario.

Si bien esta medida no fue acatada por el conjunto del sindicato, que por el contrario trató de obstaculizar el llamado a movilizarse, no deja de ser la expresión de un relativo descontento por parte del magisterio, que pese a las promesas de revaloración de la labor docente, esto siguen sin verse reflejado tanto en el salario como en las condiciones mismas en las que ejercemos la labor de educar a las y los hijos del pueblo trabajador.

Aún así, de estos hechos podemos ver claramente la necesidad de movilizarnos y organizarnos para poder conquistar nuestras demandas, tomando en cuenta que, como en el proceso de huelga del Colbach, lxs docentes de educación básica han mostrado esa misma disposición a movilizarse, pese a las maniobras del charrismo sindical. Cabe entonces preguntarse, ¿es posible coordinar los esfuerzos de movilización y lucha?, ¿qué tan necesaria es esta perspectiva para lograr nuestras demandas?

El paro y la huelga siguen siendo los métodos más contundentes para visibilizar los problemas que enfrentamos como trabajadorxs. En el sector educativo hemos utilizado esta herramienta para conquistar demandas económicas y laborales, además de mostrar la importancia de nuestra labor hacia la sociedad; paralizando las actividades es como los trabajadores -inclusive más allá de nuestro sector- evidenciamos que sin la fuerza laboral no se puede mover la sociedad.

Unidad de las y los trabajadores de la educación para poder vencer

Estas movilizaciones, que son parte de las múltiples luchas que ha dado el magisterio en el último sexenio, muestran las contradicciones de la política educativa del actual gobierno, donde se han profundizado los mecanismos de selección y exclusión del servicio docente, el avance de la precariedad laboral en el sector, el abandono de las escuelas y un largo etcétera, junto a las promesas incumplidas de mejores salarios. Esta situación lleva a plantearnos la posibilidad de que la respuesta de las autoridades, tanto locales como federales, se mantenga en “escuchar, pero no resolver”, a través de mesas de diálogo que poco o nada contribuyen, por sí mismas, a resolver las demandas que se presentan.

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Las y los docentes que integramos la Agrupación Nuestra Clase vemos un importante potencial en estos fenómenos de movilización e intentos de organización que se desarrollan dentro del sector educativo. Opinamos que si bien tenemos el derecho a ser escuchados por las instituciones del régimen, la experiencia reciente -y también de sexenios anteriores- muestra que no han cedido nada por “buena voluntad”, sino que las demandas se han arrancado a través de grandes gestas de lucha, lo cual para nosotrxs ahora pasa por impulsar la unidad entre los sectores de educación media superior y básica que estamos saliendo a pelear por los salarios. ¿Cómo concretamos esta perspectiva de unidad entre sectores que tenemos las mismas demandas?

Consideramos que para poder articular un movimiento de trabajadores de la educación de estas características, tendríamos que partir de impulsar asambleas por escuela, en las que se puedan elegir democráticamente delegados quienes, llevando el mandato de las bases, puedan confluir con otros sectores en lucha en espacios más amplios. Pero también esta determinación partiría de reconocer que las mesas de diálogo, puestas como política del gobierno, aunque puedan darse no son la clave para resolver las demandas, sino la articulación entre distintos sectores, en asambleas y espacios de coordinación conjunta que organicen la lucha para arrancar no solo los aumentos, sino ir por más.