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Red Internacional
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Industria. La industria siderúrgica argentina en crisis

La caída de la producción de acero en Argentina se explica por la baja en los rubros automotriz, construcción, línea blanca y la crisis del petróleo. Suspensiones, despidos y China al acecho.

Santiago Montag

Santiago Montag @salvadorsoler10

Domingo 5 de junio de 2016 00:17

Según informó la Cámara Argentina del Acero la producción “cayó en abril a 319 mil toneladas, un 16,9 % menos que en el mismo período del año pasado, mientras que en el cuatrimestre acumula una merma interanual de 17,2 %”.

Las causas directas son, por un lado, la crisis global que golpea el mercado petrolero que demanda tubos sin costura mayormente. Por otro, la caída en la producción automotriz, línea blanca, y la construcción, que demandan acero plano, varillas y otros productos acereros.

A nivel local el mercado está en manos de poderosas multinacionales: Techint, (Ternium, acero plano, y Tenaris, caños sin costura) y Arcelor Mittal (Acindar). Ambos grupos forman parte de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), una entidad empresarial por la cual las patronales organizan sus negocios obteniendo poder de “lobby” hacia los gobiernos y así garantizar sus ganancias.
 
Este último tiempo Alacero sostuvo informes acerca de la crisis del mercado del acero. En ellos se plantean “readecuaciones” y “distintas medidas para sortear la difícil situación”, traducidos en suspensiones y despidos.

Como puede verse en Tenaris-SIAT en Lanús, donde gracias a la lucha, los trabajadores lograron su reincorporación. En Tenaris Campana están con suspensiones rotativas desde el 2014 y llamando a retiros voluntarios. En Arcelor Mittal de Villa Constitución amenazan con despidos; mientras que Paraná Metal, radicada en la misma ciudad, dejó 1200 trabajadores en la calle en pocos meses. En Ternium, las suspensiones y corte de contratos se llevan adelante en varias de sus plantas.

Sergio Taselli, de Aceros Zapla en Jujuy, viene intentando vaciar la empresa, pero choca con la resistencia de los trabajadores.

Aclaración de color: empresarios, como Rocca, firmaron el acuerdo tripartito de la alegría llamado "Estabilidad Laboral” junto con Macri y diversos gremios entre ellos la UOM.

Otra de las causas, en la que se escudan estos vampiros, es la entrada de acero chino a Latinoamérica. Denuncian en sus declaraciones, por un lado, la sobreproducción de acero que está impactando a nivel global, donde China se niega a frenar su producción para ganar nuevos mercados. Y por otro, la competencia desleal en el mercado que aplica China, vendiendo sus productos por debajo de los precios internacionales (dumping).

El CEO de Ternium, Daniel Novegil, cuestionó las prácticas comerciales de China y aseguró que ese país “representa hoy una amenaza para el planeta Tierra, no para la Argentina en particular. Es el mayor receptor de las denuncias de dumping en el comercio mundial”. Novegil, probablemente, esté pensando cómo hacer para que los trabajadores sean los que paguen su crisis.
 
Novegil agrega con soberbia que China “no tiene que ser tratada como una economía de mercado y las prácticas de dumping y subsidios deben ser combatidas en la Argentina, y en los demás países emergentes, donde las estructuras industriales son particularmente vulnerables".

Estas lágrimas de cocodrilo sólo pueden servir para defender sus ganancias, tomando el guante para bajar sus costos de producción, lo que equivale a bajar salarios, aumentar suspensiones, reestructuración de plantas con eliminación de puestos de trabajo y hasta cierras completos como amenazó Paolo Rocca con Siderca.

UOM, ¿y la resistencia?

 
El gremio de la UOM, frente a esta crisis lo único que hace es limitarse a sacar solicitadas en los periódicos en una supuesta “defensa del trabajo argento” acordando con las grandes patronales y dejando pasar la flexibilización y los despidos.

La situación de los metalúrgicos va de mal en peor con la supuesta industria nacional tan explotadora como la extranjera. Los que peor están son los de la línea blanca y los talleres. Con salarios que no llegan a los $ 8 mil, despidos, suspensiones y contratos basura haciendo para estos jóvenes, muy difícil sostener a sus familias.

Encima los ritmos son extenuantes y machacan la salud en fábricas como Electrolux, Liliana, Atma, y cientos de talleres. En las acerías y grandes fábricas se generalizan las suspensiones y retiros voluntarios obligados por las condiciones. Las paritarias en tres cuotas y todavía no cerradas en la rama siderúrgica están generando una bronca difícil de contener que cuestiona a las dirigencias sindicales.
 
Caló, cínicamente, planteó que “no se realizará un paro por el veto a una ley. Eso es facultad del Presidente. Si algún día se convoca a una huelga será porque hay muchos despidos, no por un veto”, explicó el secretario general de la CGT Alsina y de la UOM.

Los metalúrgicos son el sector más golpeado de la industria con más de once mil despidos. Parecen no ser “muchos despidos” para Caló. Algunos dirigentes locales de seccionales como Campana, Villa Constitución o el sur del conurbano tiene un discurso mas “combativo”, pero no pasan de declaraciones y terminan arreglando los retiros y suspensiones.

La verdadera resistencia

Los trabajadores no tienen que desesperar frente a este difícil panorama. Existe un camino que vienen trazando distintos sectores.

Los petroleros de la Patagonia han llamado al paro, también los metalúrgicos de Río Grande que encabezaron una enorme marcha contra el aumento de gas en la isla austral.

En Rosario, la ex Gafa, hoy en manos de la multinacional sueca Electrolux los trabajadores pasaron por encima de la UOM, se unieron los efectivos y contratados, y pararon la planta para exigir que no haya despidos. O en Jujuy donde los obreros de Aceros Zapla enfrentan el vaciamiento inminente de la empresa.

Organizarse, llamar a asambleas en los lugares de trabajo, votar planes de lucha para confluir en un paro nacional, es el camino para enfrentar los despidos y las traiciones de los dirigentes vendidos. Es una lección para el conjunto del movimiento obrero, incluidos los sectores que influencia la izquierda.