La insurrección de Lyon de 1831 representó para el movimiento obrero francés uno de sus primeros pasos hacia su constitución. El levantamiento respondió al hambre y la miseria popular que se agudizaron luego de las promesas rotas de la revolución de julio de 1830 que puso en el trono a Felipe de Orleans y abrió las puertas a la burguesía en ascenso.
Lunes 9 de abril de 2018 00:00
Hablar del movimiento obrero requiere un análisis histórico sobre su constitución, registrar e interpretar el camino que llevó a los acontecimientos revolucionarios que lograron consolidarlo. Presentamos una parte de esa historia que tiene escasa mención incluso en los grandes pensadores revolucionarios. La insurrección de Lyon.
El surgimiento de los obreros como clase social es visible en el orden de acumulación capitalista específicamente en las relaciones de producción de carácter industrial pero el movimiento obrero se constituyó con el avance de la misma bajo la intensificación del régimen de explotación. En esta época Francia atravesaba el camino de la manufactura con las primeras formas de organización fabril en las ciudades nacientes. Sin embargo no existía un movimiento industrial de masas trabajadoras, muchos venían del campo, se instalaban como artesanos y jornaleros hasta agruparse en oficios. Las organizaciones obreras comenzaban a gestarse incipientemente en el cenit del imperialismo donde Francia se había erigido como potencia militar mundial gracias a las campañas napoleónicas.
Como hemos dicho es imprescindible el desarrollo industrial para el surgimiento de la clase obrera sin embargo no se convertiría en movimiento sin una base político – ideológica que le otorgara una conciencia de sí misma y para sí misma. El contenido ideológico era el impulso principal de esas formas de organización que la constituyeron en movimientos políticos.
Luego de la revolución francesa se evidenciaron con fuerza los ideales sociales que fueron delineando corrientes de pensamiento políticos diversos y formas de pensar el capitalismo, el desarrollo industrial, la sociedad y la clase obrera.Es en Francia donde las corrientes socialistas tomaron más fuerza proponiendo diferentes programas, actividades políticas y los métodos para la clase obrera.
En esta etapa podemos hablar de las diferentes corrientes de pensamiento que intentaban la conformación del movimiento. Mencionaremos algunas corrientes como por ejemplo la corriente socialista utópica de Luis Blanc, el cooperativismo de Fourier y el anarquista Auguste Blanqui. Todas ellas se hallaban enfrentadas contra la monarquía absoluta llevando adelante múltiples rebeliones y levantamientos. Pero aquel que tuvo mayor impacto ocurrió en Lyon.
La insurrección comenzó a gestarse en el ocaso de la monarquía francesa cuyo representante era Felipe de Orleans quien sería el último rey de Francia. Este era representante de la nueva burguesía financiera. Esta alianza le valió el apodo de “el rey de los banqueros” y le abría las puertas a esta clase social al poder político. En 1830 Felipe de Orleans aliado con la burguesía y una parte considerable de los sectores obreros provocan la revolución de julio. Considerada como una revolución burguesa denominada como las “tres gloriosas” por los tres días que duró la lucha en las distintas ciudades. El pueblo salió a la calle a derrotar a un dictador y poner a un gobernante que responda a sus demandas.
En las barricadas se atrincheraron en armas estudiantes, obreros, el ejército se niega a disparar contra la población. Carlos X es derrocado y se establece un gobierno constitucional de carácter parlamentario abriéndole la puerta a la burguesía siendo la gran ganadora. Finalizado los enfrentamientos se desconoce a los obreros después del triunfo. Se encontraron con un nuevo rey más déspota que el anterior. Aquello puso tensión entre los trabajadores y la burguesía provocando numerosos levantamientos obreros en distintos puntos de Francia.
El más emblemático es la insurrección de los canuts de Lyon. La ciudad de Lyon al igual que la de París eran las principales ciudades industriales, particularmente esta ciudad era la el eje de la creciente industria textil al ser la gran productora de seda, concentraba mercaderes y maestros tejedores que se denominaban canuts.
En la revolución de julio se les prometió a los obreros mejores condiciones de vida, mejoras en los salarios, disminución de la jornada de trabajo. No solo estas promesas no se cumplieron sino que se eliminaron los logros salariales conquistados con el precio de la sangre obrera regresando a los periodos anteriores de la revolución de 1792. En un informe de 1830 de la cámara de comercio indica que, sobre 10.000 niños, 9.930 son declarados ineptos por sus deficiencias físicas. Si en la época de Carlos X un tejedor de Lyon ganaba entre 4 y 6 francos por día cumpliendo 13 horas de trabajo, bajo Luis Felipe, luego de la revolución de julio, ganará sólo 1,25 francos por 18 horas de trabajo.
Alberto Del Pla en su obra, Introducción a la historia del movimiento obrero cita al famoso escritor Alejandro Dumas que relata en sus Memorias la situación de los canuts: "...los desgraciados obreros lucharon largo tiempo en silencio, intentando, cada trimestre, reducirse a habitaciones más estrechas, a barrios más fétidos, tratando cada día de restar alguna cosa de sus comidas o de la de sus hijos. Pero al fin, cuando ellos se vieron frente a la asfixia por la falta de aire, frente al hambre por la falta de pan, se elevó de la Croix-Rousse [...], es decir, de la ciudad obrera, un mismo sollozo... Era el lamento de cien mil dolientes" .
Al verse acorralados por la miseria los obreros deciden rebelarse bajo la consigna " subsistir trabajando o morir Combatiendo” por primera vez los obreros se movilizan bajo una consigna exclusivamente suya. Dumas resume perfectamente el motivo de la insurrección señalando que si en París en 1830, se había combatido por una idea. En Lyon, en 1831, se iba a combatir por pan.
La insurrección se da en las jornadas del 21 y 22 de noviembre de 1831. El escritor anteriormente citado relata el enfrentamiento en forma de crónica “Por la tarde, cuarenta mil hombres estaban armados, de pie, amontonándose contra los estandartes sobre los cuales estaban escritas estas palabras –tal vez la divisa más sombría que haya trazado jamás la mano sangrienta de la guerra civil-: "¡Vivir trabajando o morir combatiendo!"
En una gran lucha unos cuarenta mil obreros vencen a las tropas locales ( policía, gendarmería) apoderándose de la ciudad y el ayuntamiento por diez días. Ante lo espontáneo de la revuelta no llegaron a conformar un gobierno provisional sólido con consignas visibles. Armaron una comisión compuesta por obreros, artesanos y en menor medida la pequeña burguesía, la primera medida que se garantizó era mantener el orden con el fin de evitar robos y violencia hacia las personas y la propiedad mientras se organizaban. Algunos querían negociar sin tocar un alfiler y otros apostaban por un gobierno propio. Pero no llegaron a un consenso para constituir un programa político. El gobierno encendió las alarmas y no tardó en responder, la monarquía quería evitar que las insurrecciones se dieran en otras ciudades enviando al ejército nacional dirigido por Thiers (quien sería responsable del ataque contra la comuna de París cuatro décadas después) sitiando la ciudad y retomando el poder en solo un par de días de combate.
La explicación de la derrota de la insurrección debe buscarse no solo en la desventaja en cuando a número y armamento. Sino también ante la falta de una estrategia política de parte de los canuts.
Tarle señala que fue una guerra de pobres contra ricos ante la ausencia de un elemento político. No tenían dirección alguna, a ello se le suma que los insurrectos no supieron ver la oportunidad que tenían en las manos ni eran conscientes de lo que sucedía porque por primera vez la clase obrera se lograba controlar una ciudad y sus órganos políticos .
Lamartine ilustra aquella oportunidad desaprovechada en un pasaje de su libro Historia de la restauración “la villa ha sido tomada por cuarenta mil obreros, se han portado como seminaristas… teniendo en su poder cuatrocientos millones de escudos en las cajas de caudales, no solo las respetaron sino que montaron guardia en sus puertas (para evitar el robo) muriéndose ellos mismos de hambre”.
Finalmente el levantamiento de los tejedores de Lyon fue derrotado dejando 600 muertos y diez mil desterrados, de esta forma se restauró el orden anterior. A pesar de la derrota esta experiencia dejo aspectos positivos.
En primer lugar, abrió la puerta a nuevas formas de organización obreras, permitió el aprendizaje y el crecimiento en número de las organizaciones obreras que comenzaron a unificarse por oficios y luego como una unidad sin distinción. En segundo lugar, los obreros aparecen como clase revolucionaria capaz de rebelarse por propia mano y con capacidad de tomar el poder por sí sola.
De a poco los obreros despiertan su conciencia de clase a la par del desarrollo de una ideología propiamente obrera que no solo buscará ganarse el pan sino construir una nueva sociedad donde pudieran manejar los hilos de su propio destino. Este es un punto de inflexión donde vivir no era solo evitar morirse de hambre sino vivir como hombres libres siendo productores de su propia realidad y modificados por ella , "la revolución de julio y los alzamientos de los obreros de Lyon de 1831 y 1834 abrieron los ojos a los trabajadores y los llevaron a enfocar sus propias perspectivas políticas y a asumir el papel que hasta entonces había estado reservado al ala izquierda de los partidos burgueses", plantea Riazanov en Marx y Engels esos ojos abiertos de a poco dejaron de mirar a la monarquía y pusieron su mirada hacia su antagonista histórico, la burguesía que se hacía cada vez más visible a medida que concentraba la riqueza en pocas manos.
La transición de la resistencia a la organización requirió de muchas otras luchas en el camino y sus resultados se cristalizarían en las revoluciones de 1848 con un movimiento obrero socialista y proletario en Europa.
Canto a los tejederores de seda de Lyon
“Para gobernar es necesario tener
capas y condecoraciones ( bis)
Nosotros tejemos para ustedes,
Grandes de la tierra,
y a nosotros, pobres tejedores de seda,
sin mortaja se nos entierra.
Somos nosotros, los tejedores de seda
Los que estamos desnudos (bis)
Pero cuando llegue el reinado,
Cuando el reinado de ustedes termine,
Entonces nosotros tendremos
la mortaja del viejo mundo
Pues ya se escucha la revuelta que crece,
Entonces, nosotros, los tejedores de seda,
Estaremos desnudos”
Fuentes: