Tras la inmensa movilización del pasado martes con más de dos millones de manifestantes, la intersindical, que agrupa a las principales centrales sindicales de Francia, anunció una nueva movilización para el 16 de febrero. Esta decisión profundiza en la estrategia de presión que mantiene la intersindical frente a la idea de la huelga renovable.
Roberto Bordón @RobertoBordon13
Jueves 9 de febrero de 2023 14:25
Tras la movilización del pasado 7 de febrero que sacó a dos millones de personas a las calles en Francia, un número algo menor que las pasadas jornadas del 19 y 31 de enero, la intersindical, que agrupa a las principales centrales sindicales del país, anunció una nueva fecha de movilización para el 16 de febrero. La fecha propuesta ahonda en la estrategia de presión que defiende la intersindical de convocar jornadas aisladas de luchas en vez de plantear como extender y radicalizar las huelgas desde la base con la autoorganización de los trabajadores y el método de la huelga general renovable.
La elección de la fecha del 16 como una nueva jornada aislada de lucha se suma a la decisión de movilización del próximo sábado 11 de febrero, ambas se alejan de los planteamientos más combativos de construir una huelga que se extienda en el tiempo y que vaya construyéndose en dirección a una huelga general política que derribe la reforma de las pensiones y el conjunto de las políticas de Macron.
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Frente a esta estrategia de jornadas aisladas que buscan “economizar” las fuerzas del proletariado en vez de desencadenar todo su potencial, hay que apostar por la construcción de la huelga desde la base con asambleas generales en centros de trabajo y estudio, que permita a los huelguistas tomar la lucha en sus manos. Esta es la política de los camaradas de Révolution Permanente, que defienden la construcción y extensión de la huelga general renovable como la única forma de vencer la lucha contra la reforma de las pensiones. Lejos de las ilusiones parlamentarias y de la posibilidad de la concertación social como parecen apostar algunos sectores, entre ellos la dirección de la intersindical, tan solo la lucha de los trabajadores podrá derribar a Macron y a sus políticas.
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Ante esta situación sigue abierto el debate sobre sobre como avanzar con las protestas en las próximas semanas: si continuar con una estrategia de las direcciones sindicales que reducen las manifestaciones a medidas de presión que limita la construcción de una relación de fuerzas que pueda triunfar, o si se profundizan las medidas para avanzar hacia la construcción de un movimiento duro basado en la profundización de las huelgas y la paralización de los sectores claves de la economía, como única forma de hacer retroceder al gobierno.
Si esta idea se llevara adelante en toda Francia por parte de los núcleos de trabajadores convencidos de la huelga prorrogable, se podría comenzar a radicalizar un movimiento que ya es masivo, aprovechando la enorme contribución de que son capaces los sectores más explotados de nuestra clase cuando entran seriamente en la batalla, para avanzar hacia la victoria.
Roberto Bordón
Andalucía