La irrupción sorpresiva del Frente Amplio, es concreto y la izquierda debe analizar los resultados de estas elecciones de cara a un nuevo escenario político que se abre. Un debate necesario, que ha omitido el sector abstencionista.
E.E. Vergara Valparaíso, Chile
Martes 21 de noviembre de 2017

Este 19 de Noviembre se llevó a cabo un nuevo proceso de elecciones (presidente, diputados, senadores y CORE) donde en contra del pronóstico de diversos medios y analistas, fueron a votar 6,6 millones de personas en todo el país, es decir un 46,1% del total habilitado para sufragar. Es un dato no menor, tomando en cuenta que si bien corresponde a casi 4 puntos menos que a las elecciones presidenciales del 2013, fueron 10 puntos más que en las elecciones municipales del 2016, y todo esto, atravesado por una profunda ilegitimidad de las instituciones y la casta parlamentaria corrupta.
Es este complejo escenario rodeado por una gran incertidumbre, el que trajo enormes sorpresas en el plano electoral, donde a contra corriente de las encuestas de la burguesía que proclamaban la victoria del ex presidente y candidato de Chile Vamos Sebastián Piñera -si no en primera vuelta, si en el balotaje- consiguió una primera victoria, pero golpeado por fenómenos que hasta hace unos días parecían impensados.
Al 36, 6 % de los votos del magnate, le siguieron el 22,7% del senador y candidato por la Fuerza de la Mayoría Alejandro Guillier, y la gran sorpresa de la jornada, la periodista y candidata del Frente Amplio Beatriz Sánchez, quien obtuvo un 20% de los votos del electorado, generando un escenario diametralmente opuesto al establecido por los grandes medios e incluso el sentido común de la población. A esto, se suma su gran resultado en las elecciones parlamentarias, consiguiendo más de 20 escaños en la cámara de diputados a nivel nacional, y un senador en la región de Valparaíso, sin duda el gran bastión del Frente Amplio.
La sorpresiva irrupción del Frente Amplio
La emergencia del FA, manifiesta una cuestión digna de análisis no sólo por los partidos de la burguesía tanto de Chile Vamos como de la Nueva Mayoría, sino por el conjunto de la izquierda anticapitalista y revolucionaria, que debe enfrentarse a la consolidación –aunque todavía prematura- de un conglomerado heterogéneo de más de 12 partidos y organizaciones, que ya no solo han de estudiarse como el espacio electoral histórico del Partido Comunista, sino en un competidor directo de la Nueva Mayoría, dividida por la mayor crisis política de su historia.
Sin embargo esta discusión parece a lo menos subvalorada por un importante sector de la izquierda, que apostando por una línea abstencionista y boicoteadora del proceso electoral efectuado, ha rehuido del enfrentamiento estratégico con el Frente Amplio, caracterizándolo meramente como una alternativa pequeño-burguesa, para la reoxigenación del régimen.
Caracterización y respuesta de la estrategia “populista”
Hay que partir señalando que un sector de la izquierda de raigambre principalmente guevarista y heredera del MIR (por ejemplo: Trabajadores al Poder) comienza de una caracterización catastrofista de la situación política internacional, donde la descomposición misma del sistema capitalista mundial, despertaría directamente la conciencia de las masas hacia la construcción de organización revolucionaria. En el caso chileno, la deslegitimación generalizada del Estado burgués y sus instituciones (Empresarios, Fuerzas represivas del Estado, casta política), sería producto de este mismo engranaje de un movimiento a gran escala. Sin embargo la subvaloración de nuevos fenómenos de masas como el FA -herederos de Syriza en Grecia y PODEMOS en el Estado Español- que hoy sirve como bisagra del régimen político en descomposición, los desarma a nivel táctico, expresión de su estrategia.
El autocomplaciente desprecio por utilizar las herramientas e instituciones del Estado burgués, para realizar una experiencia común con amplios sectores de masas, que aún no se desprenden de las ilusiones del actual modelo -donde por medio de la agitación y propaganda revolucionaria se puede llegar a miles de trabajadores, mujeres, estudiantes, mapuche, LGTBI, y diversos sectores oprimidos- les ha llevado a que el peso de su orientación política de “abstención activa” fuera prácticamente inexistente. Al igual que otras organizaciones que llamaban al boicot electoral, lo cual es más profundo aún, tomando en cuenta el batatazo del Frente Amplio, y la reconfiguración política de la superestructura del poder burgués.
Una respuesta distinta desde la Izquierda Anticapitalista
Un camino distinto fue el que demostró el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR), donde por medio de sus candidaturas anticapitalistas tanto en el norte de Antofagasta (distrito 3) con la profesora Galia Aguilera a la cabeza, como en Santiago (distrito 10) con la candidatura independiente de Dauno Tótoro, utilizaron el momento electoral, para hacer propaganda revolucionaria, e instalando propuestas anticapitalistas interesantes como “que todo parlamentario gane lo mismo que un trabajador” o “renacionalizar los recursos naturales bajo control de los trabajadores”, combatiendo directamente con la concepción reformista del FA de humanizar el sistema capitalista de explotación, o las políticas reaccionarias y anti populares de la Nueva Mayoría y Chile Vamos.
Esto a llevó a que en lo electoral, las suma de las candidaturas de Antofagasta y Santiago consiguieran más de 15 mil votos, donde en el caso de Santiago, Tótoro consiguió una votación mayor incluso que la preferencia individual que obtuvieron los candidatos del FA y el PC, a excepción –claro está- de Giorgio Jackson, y Alberto Mayol. Sin embargo, lo importante no es sólo la cantidad de votos obtenidos, para ser el primer ensayo electoral del PTR, sino que fue por medio de una gran campaña militante, llevando su programa a lugares de trabajo, universidades y poblaciones de ambas ciudades, lo cual fue acompañado con una gran recepción de la gente, principalmente de sectores obreros y populares.
Autocomplacencia abstencionista, reconfiguración de régimen, y la necesidad de una Izquierda Anticapitalista
Estas últimas elecciones demostraron varias cosas: Primero que la posibilidad del fortalecimiento de una reacción derechista está en cuestión, incluso apuntando al escenario con una centro- izquierda que –más allá de su fragmentación-pueda cambiar la balanza; Segundo, la decadencia del antiguo centro político, rol cumplido históricamente por la Democracia Cristiana (DC) que tras la renuncia de la presidenta de la falange Carolina Goic, llamó inmediatamente a apoyar a Guillier, en segunda vuelta; Y tercero, la emergencia de una nueva mediación en la superestructura parlamentaria encarnada por el Frente Amplio, que sin duda empujará a nuevas tensiones y crispaciones al interior del régimen, más allá de su posible apoyo a Guillier en segunda vuelta.
Sin embargo, es este escenario, el que ha minimizado un sector de la Izquierda, que hoy tendrá que rearmarse frente a las nuevas mediaciones que entrega el régimen burgués, acompañado de importantes sectores de masas que confían, en que aún se puede mejorar el tablero del pueblo trabajador, con más democracia y “manos limpias”. Se viene un nuevo periodo, que requiere toda la audacia de la Izquierda, donde aquellas fracciones autocomplacientes del abstencionismo y el boicot, tendrán que superar su letargo en la experiencia de masas. Por lo menos esa es la lección que ha sacado el PTR con sus candidaturas anticapitalistas, ya que si bien no hay duda en que el voto no va transformar la sociedad, eso no significa subvalorar una tribuna desde donde poder amplificar la agitación y propaganda de masas, de cara a nuevos sectores que despiertan a la política, y con quienes se puede hacer una experiencia conjunta, perspectiva de construir una alternativa anticapitalista y revolucionaria, que luche por un gobierno de los trabajadores y trabajadoras.