Asistir al acto del PTS del 6 de diciembre significó mucho más que asistir al acto de un partido político. A veces, los actos de los partidos políticos se presentan como una función de una obra fallida que ni siquiera sus protagonistas quieren actuar. Esto provoca tedio en el espectador (en esos actos políticos, quien asiste sin duda que pasa por un simple espectador).
Lunes 8 de diciembre de 2014 14:59
A veces, son perfectas actuaciones donde todos actúan con ganas, porque son actos donde todos son actores: los políticos que hablan desde los palcos, los que escriben los discursos para los políticos, los iluminadores, los técnicos de audio y hasta los asistentes mismos. Todos se divierten, pero el acto pasa como si nada y ninguna influencia tiene sobre el curso de las cosas reales (ni qué aclarar que este tipo de acto suele ser hecho por quienes nos gobiernan; en general: el país, la provincia o el municipio).
Y no quiero extenderme en una enumeración de los tipos de actos políticos que podemos encontrar, pero son muchos, sobre todo los que no merecen figurar en esta enumeración. Quiero ir directo al grano: hay actos políticos llenos de audacia. Tal fue el acto del PTS, que fue mucho más que un acto político aislado (que puede ser audaz y actuado, y entonces volvemos a una de las clasificaciones de oraciones arriba, bien cerquita).
El acto del sábado fue el corolario de una serie de hechos políticos que protagonizó el partido durante los últimos tiempos, por no decir desde que existe, por no decir desde que Marx gritó al mundo “proletarios del mundo, únanse”.
Pero vamos más cerca en la historia: hay una audacia fundamental en el PTS que es haber traspasado el umbral de la liga de propaganda trotskista para transformarse en partido político, o sea, en un actor con nombre y apellido en la escena política nacional. Sabemos que las bancas obtenidas por el FIT en las pasadas elecciones legislativas fueron la rúbrica necesaria para este DNI.
Pero también sabemos que esa rúbrica no hubiera sido puesta si el PTS no hubiera optado por la inserción en el movimiento obrero industrial y si no hubiera protagonizado las luchas sindicales clasistas (porque de las sindicales a secas las hay por un mero vicio del sistema capitalista: el de existir) más significativas de los últimos tiempos: Zanon, Kraft, Donneley, Lear, etc.
Pero también hay otros elementos que me dieron la sensación de que el acto estaba lleno de audacia: el lugar, el Malvinas, el lugar repleto de delegaciones obreras, la presencia de figuras emblemáticas de derechos humanos y familiares de víctimas de gatillo fácil, el cierre del precandidato presidencial del FIT y uno de sus diputados nacionales, Nicolás del Caño, una opción joven y jugada que apuesta a las juventud, la votación común de una nueva jornada de lucha por la reincorporación de los despedidos de Lear (¡Y se va a cumplir! ¡En este acto nadie actuaba como asistente, créanme!).
En el comunicado Nº1 “Al pueblo boliviano”, bajo el subtítulo de “Frente a la mentira reaccionaria, la verdad revolucionaria”, el “Che” Guevara definía este último concepto con un aforismo: “Nuestros hechos demostraron la justeza de nuestras palabras”. A mí me parecía que el acto del PTS había puesto en práctica este concepto pero leído al revés: “Nuestras palabras demostraron la justeza de nuestros hechos”.
El acto del sábado 6 puso en palabras, ante la presencia de miles, la justeza de los hechos que protagonizó el PTS en la escena política nacional. Y no se asusten por leer al revés, los aforismos son así, tiene un significado profundo y duradero. Y como esto parece tener cara de dialéctica, vamos, yo creo que pronto lo volveremos a leer de la forma inicial.
Saludo el acto. Saludo a la izquierda audaz. Saludo a la izquierda que ganó diputados del pueblo y los trabajadores y demostró la justeza de sus palabras. Saludo la audacia que también demostró en las acciones concretas como los cortes móviles en la Panamericana. Saludo la audacia en todos los frentes, el legal, el sindical, el revolucionario, que se vio cuando la Gendarmería de Berni y el gobierno nacional tuvo que retirarse de la Pana.
Como en realidad tenía pensado encarar el artículo desde otro punto de vista (siempre pasa lo mismo, ¿no es cierto?, una piensa algo y sale otra cosa… quizá por un exceso de audacia), quería hacer una última mención al tema más candente de la actualidad. No parece pero lo es. Yo particularmente he comenzado a sentir el rumorcillo xenófobo producto de la campaña de la derecha K contra los inmigrantes, asociándolos a la delincuencia y a la “mala vida”, con el silencio cómplice, ¡o sepulcral!, de los K progre.
Había ya un ser inmundo que asociaba formas de vestirse, modos y olores a un sector de la sociedad y ya sabemos de qué van esas cosas. Corta: son momentos donde hace falta una izquierda audaz, no una izquierda que va por detrás o por fuera de los acontecimientos, por eso quiero resaltar la audacia del PTS y reivindicarla y en todo caso pedir más audacia para hacer más y mejorar lo que no convence ni estimula.
¡Nicolás del Caño presidente!