La Izquierda Diario recolectó testimonios de diferentes jóvenes secundarios que viven la dura realidad de las barriadas populares. En cada uno de los relatos desgarradores se manifiesta el abuso policial, la trata de personas, el accionar de los narcotraficantes que se manejan con total impunidad y un Gobierno cómplice de esta situación donde las víctimas siempre son los jóvenes.
Martes 13 de enero de 2015

Diferentes miradas de jóvenes secundarios de escuelas barriales y del centro de la cuidad relataron vivencias personales como víctimas sociales de una Rosario donde la juventud no es prioridad. Los siguientes testimonios dan cuenta de cómo se vive un día en el barrio, mientras la narcopolicía en complicidad con las redes de trata se mete con los soldaditos y también juega estratégicamente con el temor de un sector vulnerable. Los jóvenes piensan en cómo organizarse desde sus centros de estudiantes para terminar con la desigualdad social. “Si sos joven no tengas miedo, organizate y luchá por tus derechos”, es el mensaje que quieren transmitir. “Si poseemos un gobierno cuyo plan estratégico pone a la policía como centro de política de Estado, es porque algo anda mal”, expresó uno de los chicos.
Secundaria de la escuela de zona sur, Juan Mantovani, 15 años:
Para mí la policía es una mierda, porque está bajo este sistema en el que estamos viviendo. Son narcotraficantes que están junto con el gobierno burocrático al cual no le importa cómo va marchando la sociedad, en la cual cada día hay más desigualdad. Hay chicos que mueren desnutridos y ellos se llenan los bolsillos a costillas de nosotros. La policía no tendría que estar. Son unos corruptos van y cagan a palos a los obreros que luchan por sus derechos, no les importa nada.
Organizarse y luchar contra este sistema no es fácil, pero todos juntos lo vamos a lograr y vamos a terminar con todo este gobierno burócrata y con toda esta desigualdad. Organizándote y luchando todo se puede.
Secundario de la escuela 350:
Una vez, fui a acompañar a un amigo a la casa de la novia en Villa Moreno, eran las once de la noche, llegamos (en su moto legal) y la novia estaba con una amiga. Estábamos los cuatro en la esquina cuando dos en una moto le quisieron robar la moto a un policía, el policía tiró al aire y salieron corriendo. Uno de los efectivos llamó y avisó lo sucedido. Vinieron dos patrulleros, nos pararon (adelante de las pibas), revisaron la moto, nos re cagaron a patadas entre las piernas. Nos pegaron con el palo ese y nos dieron cachetazos en la nuca. Le preguntó la edad a mi amigo, el dueño de la moto, que tiene 18 años y le preguntó: "¿Tu novia qué edad tiene?”, 16 respondió él, "Ves que sos un negro pedófilo, hay que cogerte y matarte ", le dijo el policía. A la piba le decían cosas, nos pegaron como una hora y cuando vieron que no hicimos nada, nos largaron.
Secundario de la escuela Richieri:
Les paso a contar como vivimos todos los días en los barrios. En una ocasión, un milico me dejo en calzoncillos por averiguación de antecedentes en la puerta de mi casa a las tres de la mañana y yo venía de la casa de un amigo. Como no me creían me dejaron en bolas, así se vive todos los días.
Secundaria de la escuela Nigeria Soria:
La ocupación de Gendarmería desde Abril del 2014 supuestamente fue un operativo para combatir el narcotráfico en la ciudad, pero no tuvo nada que ver con eso. El verdadero resultado no bajó los índices de gatillo fácil, del negocio de los narcos y la impunidad en las comisarías. Hay una realidad, de que mucha gente de los barrios más trabajadores se siente segura con la presencia de gendarmería, pero esa es la misma que en los barrios margina, persigue, abusa, acosa y reprime a los pibes y pibas en lugar de proteger, amparar y dar mayores posibilidades de acceso y trabajo. Hoy parece ser un delito ser joven.
Secundario de la escuela Normal 1:
Cuando se habla de la policía, si hay algo en que la mayoría de la sociedad santafesina está de acuerdo, es en que no se siente segura por ella. Todos conocemos las atrocidades cometidas por la Policía de Santa Fe, sobre todo en los últimos años, y también se puede notar la falta de una justicia que ponga orden ante los asesinatos cometidos en plena democracia y demás leyes corrompidas a lo largo de estos grandes sucesos. Que la policía se encuentre en los barrios nuevamente, trasla retirada de Gendarmeríano es algo que me haga sentir seguro, acompañado o protegido. Una Rosario militarizada es lo que se puede ver, una Rosario donde la policía es cómplice del narcotráfico. Es más, no pienso que su presencia en los barrios sea para detener el narcotráfico. Pienso que lo que realmente van a hacer es aumentar el control represivo que se desquita sobre las clases más bajas de la sociedad. Y si poseemos un gobierno cuyo plan estratégico pone a la policía como centro de política de Estado, es porque algo anda mal.
Secundario de la Escuela Técnica 10:
Les voy a contar que a nosotros la gorra nos re vuela los pelos, no podemos estar en la esquina que nos vienen a descansar a ver si tenemos un faso o si tenemos plata. La otra vez salí de trabajar con todo el sueldo y me fui a la esquina a fumar una seca, nos paró la policía y me sacó toda la plata que había trabajado, y me dijo: “Dale negrito ahora anda a robar que después te cabe el chumbo”. No sé que hay que hacer, pero hay que hacerlo ya y nos tenemos que organizar para que no pase más.
Secundario de zona sur de Rosario, 17 años:
Hace poco empecé a charlar con la juventud del PTS y me cambió todo. Por el solo hecho de ser una piba, me tengo que aguantar todo en mi casa y eso es producto del machismo y la policía también es machista. Yo sufrí muchos abusos por parte de policías varones y digo que la sociedad tiene que cambiar y somos los únicos que lo podemos hacer. Por eso me peleo en todo momento con mi vieja para militar y organizarme.
Joven de zona sur:
Un día, en la plaza, la policía nos paró, nos sacó todo y nos dijo que vayamos a robar un bunker, que estaba todo arreglado, y como dijimos que no, nos re cago a palos y nos amenazó. No pasó más que eso, pero ahora no nos podemos juntar más en la plaza.