×
×
Red Internacional
lid bot

Juventud. La juventud, el narcotráfico y la decadencia capitalista

Un reciente informe del Banco Mundial hizo evidente el gran número de jóvenes que en México no tienen posibilidad de estudia o trabajar los llamados por medios de comunicación “ninis”, así como los vínculos que se establecen entre estos sectores de jóvenes y el llamado crimen organizado.

Miércoles 27 de enero de 2016

Según el informe alrededor de 20 millones de jóvenes en América Latina de entre 15 y 24 años no tienen acceso a educación ni a trabajo. Podríamos agregar que –dado que no es una prioridad de los gobiernos capitalista- estos jóvenes tampoco tienen acceso a la cultura y muy probablemente tampoco o muy poco a actividades deportivas.

De estos 20 millones una tercera parte, más de 7 millones son mexicanos. Esta realidad empalma con la barbarie que en este país se ha extendido desde hace ya varios años y que ha costado más de 130 mil muertos, muchos de ellos jóvenes, así como decenas de miles de desplazados y desaparecidos: el narcotráfico.

Sin derecho a estudiar, sin derecho a un trabajo digno

Cada año decenas de miles se quedan fuera de las instituciones de educación pública de educación media o superior, los exámenes de selección funcionan como filtros que dejan fuera a estudiantes que tienen capacidad e interés de continuar estudiando pero que al no alcanzar un determinado puntaje son excluidos. De esta manera y con el discurso de que no son “aptos” por no contar con conocimientos suficientes (como si esto pudiera ser medido en un examen de 120 preguntas de opción múltiple que se debe resolver en 3 horas), más del 90 por ciento de los jóvenes que buscan ingresar quedan fuera.

Así, decenas de miles de jóvenes se ven en la disyuntiva de, endeudarse para poder estudiar en una escuela privada, (la cual funciona como negocio y en ella está completamente fuera el pensamiento crítico) o bien trabajar en un empleo precario sin estabilidad ni prestaciones laborales.

Los empleos para los jóvenes más comunes son: mesero, trabajador de un restaurant de comida rápida, trabajador de supermercado, trabajador de cadenas de cines, trabajador de call centers y algunas otras opciones similares donde son empleados por grandes patronales (la mayoría de las veces trasnacionales) en jornadas de 10 horas en promedio con salarios muy bajos.

En muchos de estos empleos se les paga incluso por hora y no tienen posibilidad de formar o pertenecer a sindicato alguno que defienda sus derechos como trabajadores o trabajadoras. Los jóvenes trabajadores por tanto no tendrán jubilación, no tienen vacaciones, ni estabilidad y cada vez menos seguro social.

Siendo estás las condiciones de la juventud en el país no resulta difícil entender porque existen tantos millones de jóvenes que no trabajan (o lo hacen ocasionalmente en empleos precarios) o no estudian. En estados del interior del país habría que agregar que no hay ni siquiera empleos precarios para la juventud lo que obliga a miles a decidir emigrar a Estados Unidos año con año.

Los jóvenes “ninis” una presa fácil del narco

En una sociedad que reproduce permanentemente el individualismo (preocuparte por ti por sobre los demás, sin importarte que pase a tu alrededor, o si para sobresalir hay que aplastar al de alado) y donde lo importante para destacar es acumular y comprar cosas (lo cual es funcional al capitalismo para que los trabajadores compitan entre sí en lugar de unirse), la incapacidad de acceder a un mínimo nivel de consumo choca de frente con las aspiraciones de estos millones de jóvenes.

Esta es una de las causas por las que el “crimen organizado” logra reclutar a miles de estos jóvenes sin trabajo ni estudios. La “narcocultura” también es un aliciente para que jóvenes se integren a las filas del narcotráfico, está se encuentra expandida ampliamente en distintos estados del país (sobre todo en el norte) en sectores populares. Por medio de canciones (principalmente de música de banda) o películas, se elogia la figura del narco o del sicario lo mismo que los gustos y niveles de consumo de los capos del narcotráfico.

El capitalismo engendra fenómenos aberrantes como el narcotráfico que a su vez está directamente relacionado con la proliferación de las redes de trata y prostitución, así como con el feminicidio. En la “guerra contra el narco” que fue desatada por Felipe Calderón y continuada por Peña Nieto han muerto decenas de miles de jóvenes a manos de sicarios o militares. La cantidad de jóvenes sin empleo y sin estudios alimenta las filas de sicarios de grandes capos, de la policía y del ejército.

No dejemos que nos roben el futuro
“¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo?”

Mario Benedetti en su poema “Que les queda a los jóvenes” hacia un llamado a la juventud para no resignarse ante el orden social capitalista y recuperar los sueños que otras generaciones habían tenido. Sin duda la reflexión central de este poema cobra mucha vigencia ante el desolador panorama en el que se encuentran millones de niños, adolescentes y jóvenes en este país.

La burguesía busca normalizar los trabajos precarios mientras avanza en planes que privatizan la educación. El panorama es aún peor si se contempla la devastación ambiental que sufrirán las generaciones de jóvenes las próximas décadas.

Sin embargo, la juventud parece no estar resignada, en este país miles de estudiantes se han movilizado de forma masiva recientemente contra los planes y ataques del gobierno y jóvenes por miles han salido a buscar a los 43 normalistas desaparecidos.

Los cientos de miles de jóvenes trabajadores precarizados en centros de servicio y en la industria pueden comenzar a levantar cabeza también. Hay ejemplos interesantes por el mundo, como la organización y lucha de trabajadores jóvenes precarizados de Telepizza en el Estado español o los jóvenes trabajadores de Starbucks en Chile que han logrado tener un sindicato que defiende sus derechos.