La plataforma de José Luis Espert, el candidato a diputado por Avanza Libertad se propone el despojo de un saque de todos los derechos laborales y sociales que están vigentes en nuestro país. Así nomás. Repasemos algunos ítems: Sobre el derecho a huelga: "Limitar el derecho de huelga en cualquier actividad, previendo etapas previas de conciliación entre las partes. La ley preverá la inhabilitación y multa para los dirigentes sindicales que violen las instancias legales con huelgas salvajes u otros medios extorsivos. En cualquier caso, los días de huelgas no serán pagos". Y además: "Limitar a un mínimo excepcional la legalidad de las huelgas generales, que siempre tienen una motivación política. La ley preverá la condena de multa, inhabilitación y prisión para los dirigentes sindicales que convoquen al desacato impulsando movimientos de fuerza fuera de la ley". Flexibilización laboral: La normativa deberá ser "muy flexibilizada para adaptarse a la velocidad de los cambios tecnológicos y maximizar la productividad para poder competir en el mundo globalizado. Se flexibilizarán los plazos y modos de contratación; se reconocerá el carácter multifuncional, multiprofesional y polivalente de las tareas; se permitirá una movilidad funcional y de localización". Empleados públicos: "Reducir el empleo estatal en 1.5 millones de personas es posible y deseable, particularmente con los aumentos de eficiencia logrables con la eliminación de funciones innecesarias (burocráticas y políticas), con la eliminación de procesos que implican controles y regulaciones innecesarias sobre el sector privado". La nueva ley de reinserción laboral establecerá que el mero traslado del empleado redundante a la agencia de reinserción para el empleo y no será causal de indemnización por despido, habida cuenta que la agencia de reinserción continuará abonando su remuneración o subsidiando su reinserción por un periodo de tres años". Jubilaciones: quienes no tengan aportes quedan librados a su suerte y la edad jubilatoria aumenta. Las jubilaciones en un primer momento no serán privatizadas pero utilizarán un sistema similar: cajas de ahorros que se actualizarán por la suba inflación y salarios. Modelo AFJP, que fracasó y con el que se especuló en la década del noventa. Asignación Universal por Hijo: "Se reducirá el apoyo para la niñez a través de la asignación universal por hijo (que de hecho funciona como un subsidio al desempleo permanente y a la maternidad irresponsable —sic—), otorgando preeminencia al apoyo a través de la escolaridad básica gratuita y del auxilio alimentario de los comedores escolares”. En este terreno vuelve con esa cantinela de que las madres tienen hijos para cobrar “un plan”, una cuestión desmentida hasta por los números porque la mayoría de las personas que cobraban la AUH eran mujeres con un hijo o dos. Sinteticemos: Eliminar 1,5 millones de puestos de trabajo en el Estado, limitar el derecho a huelga, flexibilizar los convenios laborales, encarcelar a sindicalistas "rebeldes" y hacer un control de natalidad mediante la Asignación Universal por Hijo (AUH). Ya lo escuchamos a Javier Milei con ideas parecidas en el terreno económico y, además, negacionista del calentamiento global y por la continuidad del aborto clandestino. Myriam Bregman lo desenmascaró en el debate de candidatos de la Ciudad de Buenos Aires y el otro día un periodista me decía que para él fue uno de los golpes más certeros que recibió. Agrego un dato más muy relevante para tener en cuenta: En el foro empresarial de IDEA hubo un debate, mejor dicho fueron a rendir examen casi todos los candidatos a diputados de la provincia de Buenos Aires (Nicolás del Caño el único que no fue) y ahí los más aplaudidos por lejos, pero por lejos, fueron Cynthia Hotton y José Luis Espert. O sea, la agenda de estos personajes que la van de “rebeldes”, políticamente incorrectos y hasta se creen graciosos, es la agenda que está en el corazón de los dueños del país. Si no la pueden agitar a los cuatro vientos e imponer a como dé lugar es solamente por una cuestión de relación de fuerzas. Se dijo que la ultraderecha liberal antes que un partido es una agenda. Es así, por lo menos por ahora y se verificó en la imposición del tono y los temas sobre los que discuten las grandes coaliciones tradicionales. Permiten facilitar la derechización los programas de los partidos y bloques mayoritarios. Es así porque se discute dentro de esas coordenadas: se dice “una reforma laboral tan salvaje no, pero una reforma laboral hace falta”, mientras que lo que “hace falta” no es que los trabajadores y trabajadoras pierdan más derechos, sino que recuperen derechos; alrededor del tema de la llamada “inseguridad” es igual, una competencia de punitivistas, mientras que el problema de fondo es social; sobre el gasto público lo mismo: no hay que ajustar tanto, peor hay que ajustar (de hecho, es lo que se hizo). Entonces, no hay forma de que no gane terreno esa agenda porque la lógica de la lucha política es que uno debería contraponerle un programa opuesto (es lo que hace el Frente de Izquierda) y el resultado tendrá que ver con la lucha, pero de esta manera, con esta lógica del mal menor, se acepta el programa y se negocian ritmos y tiempos. Más allá de que no pueda imponer su programa de máxima (que, insisto, es lo que piensa en su fuero íntimo y no tan íntimo el empresariado), igualmente puede decir “yo ya gané”, de discute lo que yo quiero. Lo que sucede también en este terreno es que la lógica del “mal menor” (“suavizar” la agenda de la derecha) puede transformarse —como tantas otras veces— en el camino más rápido hacia el mal mayor.
