La plantilla de Inditex en Zaragoza está en guerra contra el imperio de Amancio Ortega. Mientras la empresa obtiene miles de millones, se niega a un acuerdo de subida salarial y la reducción de las horas anuales de jornada.
Carlos Muro @muro_87
Martes 23 de noviembre de 2021
La plantilla de Inditex en Zaragoza ha llevado adelante una huelga con un amplio seguimiento, parando alrededor de 1.400 trabajadores y trabajadoras durante 2 horas, con un seguimiento del 90% en cada uno de los seis turnos desde el jueves 18 de noviembre.
Una medida de presión contra la multinacional que, mientras sigue enriqueciéndose a costa del trabajo de la plantilla, se niega a subirles su salario. La oferta de la patronal es de una subida del 7,8% en los próximos 3 años. Sin embargo esta subida promete quedarse muy por detrás de unos precios que solo al cierre de 2021 se espera haya escalado al 6% interanual, según el IPC oficial.
Forbes valora la fortuna de Amancio Ortega en unos 71.356 millones de euros, solo un poco por detrás de los 71.912 millones de Bill Gates. A través de sus dos sociedades (Gartler y Partler) posee alrededor del 59,3% de Inditex, una poderosa multinacional de fabricación, distribución y venta de ropa con marcas tan famosas como Zara, Stradivarius, Massimo Dutti, Pull&Bear, Bershka o Oysho, que cuenta con más de 6700 tiendas distribuidas por 88 países y una plantilla directa de 140.000 trabajadores.
Es más, Inditex logró en el segundo trimestre de este año un beneficio y ventas histórico, ganando 1.272 millones en el semestre y aumentando sus ventas casi un 50% en el primer semestre del año, llegando hasta los 11.936 millones de facturación. En particular la empresa facturó 6.993 millones entre mayo y julio, un 48% más que hace un año, y por encima de los 6.980 millones que esperaban los analistas. Las ganancias alcanzaron los 850 millones y la liquidez se situó por encima de los 8.000 millones al cierre de julio.
Esto nos puede hacer una idea de la enorme facturación y ganancias que tienen el imperio de la familia de Ortega. Además, realiza la mayor parte de su producción en países semicoloniales a través de proveedores y subcontratas que utilizan a trabajadoras y a niños en condiciones infrahumanas. Por ejemplo, el salario medio de una obrera textil en Bangladesh (uno de los centros de la actividad de Inditex) es de 31 euros al mes, con extenuantes jornadas de entre 12 y 14 horas diarias y nulas condiciones de seguridad.
Pero este modelo, que no es exclusivo de Inditex, se aplica también en el Estado español. Talleres de decenas o centenares de costureras o trabajadoras que tienen que planchar las prendas, algunas con jornadas nocturnas y extenuantes al ritmo del just in time que les exige la multinacional, con contratos de temporada, diferentes escalas salariales o directamente en una empresa con triples tipos de ETT.
Empleados de los centros logísticos con diferentes tablas salariales, acoso y mobbing contra las dependientas de las tiendas de Inditex que se quedan embarazadas, contratos parciales que al final se convierten con las horas complementarias en jornadas completas por un mísero sueldo, externalización y penosas condiciones laborales de los trabajadores subcontratados que descargan los camiones que llegan a los centros logísticos, y un largo etcétera.
La contracara de los superbeneficios y privilegios de la patronal de Inditex es la precariedad, la superexplotación y los bajos salarios que sufren sus trabajadores y trabajadoras, a quienes les ofrecen migajas de aumento salarial. La lucha emprendida por la plantilla de Zaragoza es pues una pelea contra uno de los hombre más ricos del mundo que condena a decenas de miles a penosas condiciones de trabajo.
Carlos Muro
Nació en la Zaragoza en 1987. Es estudiante de Historia en la UNIZAR. Escribe en Izquierda Diario y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.