En este artículo desarrollamos cómo potenciar una gran unidad de los trabajadores que vienen luchando, para golpear con un solo puño contra los ataques antiobreros y antipopulares del gobierno de Maduro y del empresariado de todos los colores, así como también a la demagogia de la oposición que lo que ofrece es lo que hoy están enfrentando los pueblos de Ecuador y Chile.
Lunes 28 de octubre de 2019
Desde el inicio del año escolar los profesores de todo el magisterio nacional han venido llevando a cabo un proceso de movilizaciones y paros que se compara con los paros que por estas mismas fechas llevaron el año pasado las enfermeras del país y que incentivaron a otros sectores a salir a pelea por sus reivindicaciones fundamentales. Más recientemente han realizado un paro de 48 horas que de acuerdo a los sindicatos convocantes del magisterio tuvo un alto acatamiento.
En un sentido similar, aunque aun no a esa envergadura de alcance nacional, lo han venido haciendo los trabajadores universitarios, quienes desde el 4 de octubre protestaron frente a la sede del Ministerio de Educación Superior, exigiendo mejoras salariales, recuperación de beneficios y contra los atropellos del gobierno nacional, y así lo hacen este 24 de octubre, contando con el apoyo activo de diversas organizaciones sindicales, estudiantes y corrientes políticas de izquierda.
En Anzoátegui, diversos grupos de trabajadores petroleros han venido tomando las calles de Puerto La Cruz protestando frente a la situación que viven en PDVSA, los bajos salarios, el fallecimiento de compañeros de trabajo por no contar con un seguro de salud, como parte de un plan de movilización que han calificado como “el inicio de la lucha por la restitución de los beneficios laborales". En otras zonas, como la refinería de Paraguaná, también ha habido movilizaciones y asambleas. De igual manera se desarrollan procesos de lucha por parte de trabajadores de la empresa privada, donde la arremetida patronal viene en una ofensiva de suspensiones y despedidos, manteniendo los salarios de hambre, al igual que en el sector público.
Es que en medio de las mayores catástrofes que ha venido viviendo el país, los trabajadores y el pueblo pobre continúan sufriendo las grandes calamidades, con importantes franjas del pueblo trabajador siendo arrojados al pauperismo. Es que el plan de hambre, un verdadero paquete capitalista, antiobrero y antipopular, llevado a cabo por Maduro llevó al pueblo trabajador a salarios de miseria, un plan que está al servicio también de toda la patronal privada. En medio de esta situación, tienen a su frente a una oposición de derecha que lo que le ofrece es la salida del FMI y paquetazos contra los cuales los pueblos de Ecuador y Chile están en rebelión.
No podemos permitir que el gobierno y el empresariado de todos los colores, junto a las propuestas de los partidos de la oposición de derecha,nos sigan condenando a vivir de las migajas de una sociedad en descomposición, de la catástrofe y la corruptela. Todos ellos nos quieren convencer que solo nos queda vivir de los bonos de miseria del gobierno y su caja de alimentos, o de una supuesta “ayuda humanitaria” de las principales potencias capitalistas: nos quieren con moral de menesterosos y no de una clase productora que pelea contra los capitalistas y los gobiernos por el fruto de su trabajo.
Frente a esta situación, desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) hemos venido insistiendo en la necesidad de urgencia para la clase obrera, los trabajadores y las trabajadoras, de tener una política propia para hacerle frente a la situación imperante. Se trata de preservar a la clase trabajadora de la decadencia y de la ruina, la que junto a los campesinos pobres y sectores populares que puede hacerle frente a esta catástrofe imperante.
Por eso es que insistimos en que necesitamos construir la más amplia unidad de acción y luchar por nuestros intereses y necesidades más elementales y para defendernos para no terminar de caer en la inacción. Hoy más que nunca es imprescindible golpear con un solo puño, apuntando a una coordinación de las distintas luchas que se vienen llevando a cabo por los ataques que buscan barrer conquistas históricas obtenidas en décadas de lucha.
Por ejemplo, sería fundamental como una demostración de acción de fuerza en las calles que las direcciones de los sindicatos de magisterio, que vienen llevando su lucha al mismo tiempo que la de los trabajadores universitarios, acordasen junto a las direcciones sindicales de estos, convocar a una concentración unificada, llamando a sumarse a la misma a los demás sectores de trabajadores en lucha, para hacer una acción contundente que puede dinamizar el proceso de luchas.
Por eso hemos venido insistiendo permanentemente en la necesidad de un verdadero Encuentro Nacional de Trabajadores, previas discusiones en sus lugares de trabajo, abierto a todos los que están luchando, donde los propios trabajadores decidan el camino a seguir y votando un verdadero plan de lucha.
En un país donde el movimiento obrero fue polarizado entre gobierno y oposición, divididas y debilitadas a más no poder sus organizaciones sindicales en función de estas líneas divisorias, además de la persecución gubernamental en su deriva autoritaria y policíaca, es clave avanzar en la unidad levantando nuestras propias banderas. La clase trabajadora tiene la necesidad y el derecho de enfrentarse como un solo puño ante los ataques del gobierno y los capitalistas más allá de sus divisiones sociales, organizativas y políticas, y porque es a través de estas acciones donde los trabajadores avanzaran en hacer sus experiencias y clarificando al calor de la lucha con las distintas direcciones sindicales.
Para aquellos que luchamos por la independencia de clase, tenemos una doble tarea, por un lado, en potenciar la unidad de las luchas en curso, y por el otro, combatir al calor de las luchas a aquellas direcciones de las burocracias sindicales que no son más que correas de transmisión de partidos patronales de la oposición, así como al gobierno.
Por eso es que insistimos que en estas peleas de los trabajadores que se desarrollan, en las más amplias acciones unificadas, no podemos confundir nuestros objetivos estratégicos con los de estas direcciones sindicales que al momento tienen a su frente los trabajadores, señalando permanentemente nuestra independencia política respecto de las mismas y buscando desarrollar la experiencia de los propios trabajadores, para superarlas.
También decimos que esta política exige consignas y métodos de lucha claros, pues no podemos permitir que a los trabajadores nos terminen usando como furgón de cola para uno u otro proyecto político: mantener el desastre actual, con su miseria y su represión a favor de los acreedores de la deuda externa, los saqueadores de la renta, los empresarios y la casta corrupta, o la entrega a la mano de los EE.UU. para la privatización de todo lo que puedan, los tarifazos en los servicios y la imposición de restricciones al gasto público para pagar la nueva montaña de deuda externa que nos quieren imponer.
Contra toda demagogia de la derecha, y la política actual del gobierno, lograr la defensa del salario igual a la canasta familiar indexado mensualmente, queda única y exclusivamente en manos de los propios trabajadores, porque ambos sectores nos ofrecen salarios de miseria, tanto con el gobierno actual como con alguna hipotética “transición”.
Otra política sería un completo sectarismo, dejándoles en bandeja a todos estos sectores de trabajadores que están luchando y que buscan unir sus peleas a merced de las políticas de direcciones burocráticas, negándose al frente único y no dar la pelea para que esta unidad pueda avanzar hacia una perspectiva de independencia de clase dando la pelea contra las burocracias sindicales.
Es que, por un lado, tenemos a las burocracias sindicales, específicamente las del PSUV y las alineadas al gobierno, que han cumplido un papel verdaderamente deplorable y nefasto todos estos años, manteniendo a los trabajadores en la inacción o bloqueándoles las iniciativas de lucha, mientras avanzaba toda la ofensiva hiperinflacionaria y antiobrera del gobierno y empresarios. Peor aún, son sindicalistas que avalan totalmente las políticas represivas del gobierno contra los trabajadores que lucha. Es una burocracia traidora a los intereses de la clase obrera.
Por otro lado, están los dirigentes sindicales responden a la oposición, que solo se han dedicado a impulsar acciones de lucha en el sector público, donde se enfrenta directamente al gobierno como patrón, lo que le conviene a la demagogia opositora, pero es poco y nada lo que han hecho para enfrentar a los empresarios del sector privado, que tanto como el gobierno han hecho desguace con el salario y los derechos laborales. Esta burocracia sindical no hace nada allí porque, dadas sus ideas políticas, considera que los capitalistas privados son la solución para el país y no cuestiona la explotación a que estos someten a los trabajadores. Por eso, es falso que sean verdaderamente “antipatronales”.
Estos sectores ocupan la dirección de buena parte de las organizaciones sindicales más importantes del país. Por tanto, hay que tener una línea de exigencia y denuncia a estas direcciones para que rompan con su subordinación esas políticas patronales o queden desenmascaradas en su papel de correa de transmisión de políticas patronales. Todo esto en el camino de desarrollar la lucha para desde las bases desplazar a estas direcciones, barrer con los burócratas traidores y conquistar nuevas direcciones clasistas y combativas para el movimiento obrero.