Hoy se cumplen 43 años desde aquel 3 de Marzo en que la policía asesinó a 5 obreros en Gasteiz, reprimiendo una asamblea de 5000 trabajadores y trabajadoras que protagonizaban la tercera huelga general de 1976, pocos meses después de la muerte del dictador Franco, con el golpe reciente de la crisis económica y un régimen de transición al cual se le cayó la careta de “transición pactada”.
Domingo 3 de marzo de 2019
De la muerte de Franco al 3 de Marzo
El régimen del Estado Español, cruzado por la crisis económica y la muerte de Franco se vio enfrentado a masivas huelgas y un movimiento obrero que se mostró en alza a lo largo del Estado Español como no se había visto al menos antes de los casi 40 años de dictadura.
El día 14 de Noviembre de 1975 el Primer Consejo de Ministros aprobaba el decreto de congelación salarial. El 20 del mismo mes moría Franco y el 26 se firmaban ya indultos para algunos presos políticos. El 27 cerca de 7mil personas acudieron a la cárcel de Carabanchel, donde habían presos políticos y sociales (por homosexualidad, por ejemplo). Al no haber liberación de todos los presos los obreros tomaron como propia la demanda de amnistía total. Desde diciembre se hacía cada vez más notorio que en todo el Estado Español se alzaba un movimiento obrero contra el decreto de congelación salarial.
El 9 de enero de 1976, en Forjas Alavesas se realizó una asamblea en la cual se eligen comisiones representativas, casi inmediatamente se comienzan a expandir fenómenos de ésta clase, donde había elección directa de representantes desplazando a los oficiales. Incluso la decisión de si votar a mano alzada o mediante voto secreto fue una discusión, siendo finalmente la democracia directa mediante voto a mano alzada la que consideraron que reforzaba la confianza obrera en sus propias fuerzas y su sentido de organización conjunta.
Rápidamente se conformó una Coordinadora de Comisiones Representativas, que además de tomar las demandas de cada fábrica buscaban unificar a trabajadores y trabajadoras que aún no se encontraban en huelga, luchar en común contra los despidos y las represalias por movilizarse, formando fondos de resistencia para solidarizarse con aquellos/as trabajadores/as, fondos que se expandieron también a lo largo de toda la ciudad.
De una asamblea conjunta se convocó a huelga general para el día 16 de Febrero, para exigir, entre otras cosas, la liberación de los detenidos, siendo preparada en los barrios obreros alrededor de Vitoria. La próxima semana ya se habrían puesto en libertad a los detenidos (José Arturo Val del Olmo, 3 de Marzo Una Lucha Inacabada, Madrid, 2004).
La segunda huelga general fue convocada para el 23 de Febrero, y la tercera fue convocada para el día 3 de Marzo, por la readmisión de los despedidos y contra los cierres de fábrica, además de las demandas de echar abajo el decreto de topes salariales, disminuir la jornada laboral a 40 horas semanales (aún se trabajaban los días sábados) y por mejores condiciones laborales, que fue un paro prácticamente total.
Tercera Huelga General: Miércoles 3 de Marzo
Para las 17 horas estaba convocada en la Iglesia de San Francisco de Asís a una asamblea general, esto en el barrio obrero de Zaramaga. La policía, bajo el cargo de Manuel Fraga (quien fuera parte de las FET y de las JONS, luego fundador del PP), y bajo responsabilidad también de Arias Navarro, cercó la iglesia en la que se realizaba una asamblea de 5000 trabajadores y trabajadoras, quedando incluso gente afuera que no alcanzaba a entrar.
Apenas se llenó la iglesia la policía dió orden de desalojo, comenzó a disparar bombas lacrimógenas dentro de la iglesia donde estaban las y los trabajadores con sus familias, además de balines y bolas capaces de causar graves contusiones. Cuando la gente salía la policía los recibía con porras y comenzaron a descargar las ráfagas de metralletas que superaron los dos mil disparos.
De ésta represión murieron 3 trabajadores en el momento, dos más luego por las heridas. Además fueron heridas más de 150 personas, más de 40 de ellas por las balas. A los asesinatos de Pedro María Martínez Ocio (27), trabajador de Forjas Alavesas, Francisco Aznar Clemente (17), trabajador de panaderías y estudiante, Romualdo Barroso Chaparro (19), de Agrator, José Castillo (32), de Basa y Bienbenido Pereda (30), trabajador de Grupos Diferenciales, se sumaron los asesinatos de dos jóvenes más en movilizaciones en solidaridad: Vicente Antonio Ferrero (18), asesinado en Basauri el día 8 de Marzo, día en el que se había convocado otra huelga general. Este asesinato hizo que la huelga continuase en Basauri hasta el día siguiente. En movilizaciones en solidaridad en Tarragona es asesinado también otro trabajador.
Hasta el día de hoy no se han investigado los culpables ni los hechos oficialmente. Y es que recién se hace público el informe secreto de los Sanfermines a fines del año pasado, después de 40 años. Y este asesinato no fue solo un ataque al movimiento obrero de Vitoria o de Euskal Herria. La clase obrera es una y sin fronteras, así lo demostraban los gritos que a lo largo de todo el Estado Español se expandían declarando a sus hermanos de clase que no olvidarían. La masacre del 3 de Marzo de 1976 fue un golpe a la clase obrera de conjunto, y hoy en día la lucha no ha terminado.
A lo largo del mundo la explotación y opresión a la clase obrera sigue presente y en muchos sentidos se ha reforzado. Un día como hoy no puede ser una conmemoración que caiga en la mera lógica de la resistencia o del mero recuerdo. El mejor homenaje para los asesinados de Gasteiz no es la resistencia o la memoria por sí sola, es la creciente unidad de las filas obreras pero para vencer, para echar abajo el capitalismo y edificar una nueva sociedad libre de toda opresión y explotación.