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Red Internacional
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Chile Vamos. La máscara social de la derecha y la necesidad de una alternativa independiente

La semana pasada el Ministro de Educación nos sorprendió nuevamente con una frase de oro, refiriéndose a que ante los problemas de infraestructura en los colegios y liceos, sus representantes deberían realizar “bingos” en vez de pedir el apoyo a las autoridades centrales de la cartera de educación.

Juan Andres Vega

Juan Andres Vega Estudiante de Derecho de la Universidad de Chile. Militante de Vencer

Lunes 30 de julio de 2018

Estas declaraciones nos demuestran el carácter del Ministro de Educación: Un defensor acérrimo del neoliberalismo implantado a sangre y fuego por la dictadura, asegurando que si el Estado se hiciera cargo de las necesidades de los establecimientos educaciones sería caer en el “asistencialismo”.

Declaraciones que se suman a las referidas a los casos de abuso sexual dentro de las universidades que Varela calificó de “pequeñas humillaciones”. ¿Hasta cuándo este ideólogo neoliberal, defensor del lucro en las universidades y declarado enemigo del derecho a la educación gratuita continuará a cargo del ministerio de Educación?

En cualquier caso, no deben sorprendernos los dichos del Ministro. Es necesario considerar que antes de su rol dentro del gobierno este ideólogo se desempeñaba como columnista en diario del empresariado El Mercurio, es decir, el secretario de Estado no fue elegido por poseer grandes conocimientos técnicos sobre la administración de la educación, sino que precisamente destaca por su rol como capitán ideológico del empresariado nacional.

Con ese marco claro, es posible inferir que la tarea de Varela (en relación con sus dichos “fuera de libreto”) no es otro que el de funcionar como termómetro, de medir hasta qué punto afectan sus declaraciones en el ánimo social, medir, en última instancia, el grado de libertad de acción que tiene el Gobierno de Piñera.

Ante la polémica abierta por el bingo de Varela, varios diputados del oficialismo salieron a desmarcarse del ministro, abriendo el debate respecto cuál es el “sello” que debiera tener el gobierno y la derecha en general.

¿Derecha Social o derecha liberal?

En esta línea el senador, y ex candidato presidencial, Manuel José Ossandón (RN) declaró que Varela se encuentra “muy lejos de la derecha social que Chile necesita”, abriendo el debate dentro de Chile Vamos respecto a cuál es el rostro que debe mostrar la derecha: una derecha liberal en términos valóricos y económicos o una derecha social, “preocupada” por los intereses sociales.

No es sorpresivo tampoco este giro que hace la derecha hacia lo social, aunque en solamente lo haga en términos discursivos, producto del aprendizaje de su último gobierno. El estallido social encarnado en el movimiento estudiantil en 2011 por la educación gratuita, provocó un avance en grandes sectores de la sociedad a cuestionar la herencia de la dictadura y la imagen neoliberal de la derecha. En ese sentido el actual gobierno de Sebastián Piñera se ve en la necesidad de dialogar con las aspiraciones del “centro político”, buscando de ganar apoyo popular hacia el proyecto político del oficialismo para lograr darle continuidad en perspectiva a las elecciones presidenciales del 2022.

Es así que RN y el PRI salen a dar su apoyo a los dichos de Ossandón, declarando que hoy el gobierno tiene que hacerse cargo de los problemas que afectan a la sociedad como la educación y la salud. Aunque el presidente del PRI pone el acento que el debate hoy no está entre la derecha social y la derecha libera, sino que entre “demócratas sociales” y neoliberales. Por otro lado la UDI declara que no creen en la existencia de dos derechas, sino que en la unidad de ésta con énfasis en las demandas sociales. Mientras que en Evópoli defienden la existencia de diferencias dentro del sector, pero que existe unidad en torno al sello social que hoy debe proyectar el gobierno.

Sin embargo, pese a las declaraciones demagógicas hasta la médula de la derecha en torno a los problemas sociales, la realidad concreta nos demuestra la mentira descarada que buscan ocultar: El estatuto laboral juvenil que flexibiliza las condiciones de trabajo de miles de jóvenes que, entre otras cosas, perderán el derecho a vacaciones y el fuero maternal para las mujeres trabajadoras.

Es completamente ilusorio pensar que la derecha, por más máscaras que se ponga, puede dar respuesta a las necesidades sociales sin poner por delante los intereses del empresariado. Porque es precisamente esa clase social la que representa la derecha, son esos intereses los que defienden: el lucro, la maximización de sus ganancias a costa de nuestras vidas.

La única forma de enfrentar las miserias a las que son arrojadas las nueve décimas partes de la sociedad para el bienestar de un puñado de empresarios es levantando una alternativa política diferente, de los trabajadores, las mujeres y la juventud que lleve hasta el final la lucha por todos nuestros derechos como la educación gratuita, el aborto legal o un nuevo sistema de jubilaciones. Pero no bastan buenos argumentos dentro del Congreso, sino que es condición necesaria organizar la fuerza de millones en las calles para arrancar hasta el último de nuestros derechos al empresariado, la iglesia y la derecha. Avanzando en la lucha por una sociedad diferente, libre de toda explotación y opresión. La historia nos demuestra que lo que la derecha da con una mano, lo quita con la otra, por ello no podemos esperar cambiar una parte de la sociedad sin aspirar a cambiarlo todo.