Una encuesta de Simple Lógica para elDiario.es muestra el rechazo mayoritario al aumento del gasto en Defensa. Ante esta política belicista del Estado, en el marco de colaboración con la OTAN, hay que oponerse frontalmente.
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Miércoles 13 de abril de 2022 22:03
Desde hace años la OTAN, a través de su máxima potencia, EEUU, viene exigiendo a sus socios imperialistas un aumento en la inversión en Defensa. La cifra que se repite una y otra vez desde el mandato de Trump en el país norteamericano es el 2% del PIB.
En el Estado español, como buen país imperialista, han tomado el guante de esta petición en los diferentes momentos que está cifra se ha puesto sobre la mesa. Si bien tanto el Gobierno de Rajoy, en su momento, como el actual del PSOE y UP ni concretaron no concretan fecha, la guerra de Ucrania y los intereses de los países imperialistas y de la OTAN en esta ha propiciado un escenario más proclive para que el ejecutivo de Sánchez se lance a por esta cifra.
Actualmente la inversión se encuentra lejos, de hecho el Estado español es el segundo país de la coalición militar que menos dinero aporta, tan sólo Luxemburgo aporta menos. Pero a pesar de esta distancia, el Gobierno “progresista” ha ido dando pasos para acercarse. Cabe recordar que cuando el actual Ejecutivo tomó los mandos en Moncloa, el gasto militar se situaba cerca del 1,25% del PIB, actualmente, como iniciativa propia de este gobierno, el gasto está en el 1,4%.
En este marco, el 48,7% de los encuestados en el estudio de Simple Lógica para elDiario.es muestran su rechazo o desacuerdo al aumento del gasto militar en defensa, siendo por contra el 42% el que está a favor.
Los declarados votantes del PSOE se muestran divididos mientras que los votantes de sus socios de coalición, de Unidas Podemos, se muestran mayoritariamente en contra (hasta un 77%). Esta opinión está alejada de la actuación que está llevando a cabo UP en el Gobierno.
En medio de diferentes discursos, algunos como la ministra Yolanda Díaz cerrando filas con el Gobierno y otros como Ione Belarra que critican la medida, lo cierto es que se mantienen a pie juntillas en la política imperialista y belicista del Gobierno. De hecho, como apuntábamos anteriormente, el aumento de inversión en Defensa bajo el gobierno de Sánchez ya es una realidad.
Tan solo que ahora se daría de forma exponencial, al calor de los otros rearmes imperialistas y en medio de una guerra cruenta que está destrozando ciudades y matando a miles de civiles.
Pero ¿y entonces quienes están a favor del aumento del gasto? Según la citada encuesta, los votantes de formaciones de la derecha y extrema derecha (Partido Popular, Vox y Ciudadanos) son los más partidarios a esta inyección de dinero.
Un 41% en el caso de los votantes de Vox, un 32% en el caso de Ciudadanos y un 24% el caso de los votantes de los populares (en el caso del PSOE baja al 11% y en UP a menos del 4%).
Más allá de la maquinaria discursiva y propagandística de este Gobierno, sus políticas son de derechas, y son la puerta abierta para el crecimiento de esta. Tener esta política imperialista, enviar al ejército para evitar la entrada de migrantes y expulsarlos en caliente o enviar tanques de agua a reprimir huelgas obreras, son políticas que podrían estar firmadas por el mismo Feijóo o Abascal. ¿Cómo se van a sorprender entonces desde el Gobierno del auge de formaciones como Vox si ellos mismos implementan sus políticas?
A raíz de las elecciones en el país vecino y la segunda vuelta entre Macron y Le Pen, desde la izquierda reformista gala y los socialistas llaman al voto útil. Lo mismo sucede en el caso del Estado español con la entrada de Vox en el gobierno de Castilla y León donde se pide un “cordón sanitario” contra la extrema derecha.
Pero no hay cordón que valga desde las instituciones que realizan las mismas políticas, instituciones que han sido nido y ahora son cobijo de esta extrema derecha. Este discurso de “cordones sanitarios” tan solo es una treta de los partidos del “extremo centro” para no perder su cuota de poder y poder gobernar con la mayor estabilidad posible.
Para una pelea consecuente hay que activar la movilización social y la lucha de clases. Y por ello la alternativa pasa por esta vía y por construir una izquierda independiente, de clase, con un programa anticapitalista. Para luchar por un programa que apunte a resolver los problemas que atraviesan a la clase obrera y a los sectores populares intermedios arruinados por la crisis y que los que paguen sean los capitalistas.