Ayer el grito de justicia por Enzo Orellana recorrió las calles de Tucumán y estuvo presente en la Plaza de Mayo.
Jueves 25 de marzo de 2021 14:15
Hay un relato famoso de Eduardo Galeano que habla sobre el origen del mundo. En él, un niño le pregunta a su padre quién hizo el mundo sino dios. El padre responde: "Tonto, al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles".
Ayer en la movilización a 45 años del golpe genocida casi idénticas palabras usó Iván, hermano de Enzo Orellana, joven de la construcción que murió producto de la precarización y la inseguridad laboral. Iván dijo "nosotros levantamos sus casas, sus edificios, sus instituciones. Nosotros que construimos el mundo, somos los que morimos precarios".
Enzo Orellana trabajaba como albañil de la empresa Galindo S.A., muchos miembros de su familia trabajan también en la construcción. Su patrón lo mandó sin ningún arnés, sin ni siquiera una soga a subirse a una antena de 30 metros que estaba en mal estado. Enzo se negó a subir, pero la amenaza patronal fue que el jornal dependía que subiera. Enzo era padre de tres hijos. Enzo tuvo que subir. Enzo murió porque la ruinosa antena se quebró. En una de las fotos se ve al patrón haciendo señas con los pies bien estables en la terraza del edificio.
Los empresarios de la construcción
Construcciones Galindo surge en los ’90, de la mano del menemismo y la precarización. Se fueron para arriba rápido todos estos años. Su fundador Luis Alberto Galindo es representante de la Cámara Argentina de la Construcción. El año pasado en medio del brote de la pandemia mantuvo un encuentro junto al vicegobernador Osvaldo Jaldo y representantes de la UOCRA local para reactivar el rubro.
La Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) a la que pertenece Galindo es la institución que nuclea a los empresarios del rubro. Su fundación data del 6 de febrero de 1936, ¿por qué se fundó la Camarco en esa fecha? En respuesta a la histórica huelga de los trabajadores de la construcción de enero del ’36.
Décadas de historia de rompehuelgas, armar a grupos paramilitares como las Ligas cívicas, muertes obreras. De eso está que rebalsa la historia de la Camarco, está inscripto en su fundación.
La huelga de la construcción y la solidaridad obrera
La historia no es un círculo, pero tiene episodios que parecen repetirse y hacen que parezca que vuelve al mismo punto. La huelga de 1936 comienza con un pliego de 17 reivindicaciones de los obreros. Entre ellas estaba: reconocimiento del sindicato, salario mínimo, el término del trabajo a destajo, un botiquín de primeros auxilios en toda obra, el establecimiento de medidas de seguridad en todas las obras, ningún despido injustificado.
Ese pliego representa hoy las mismas medidas esenciales para la vida de los trabajadores de la construcción. Enzo trabajaba a destajo, le pagan un por jornal $ 1.000. No había ningún botiquín de primeros auxilios. No había ninguna medida de seguridad. Si se quejaban lo amenazan con despedirlo.
La lucha de los trabajadores de la construcción de 1936 culminó con una huelga general, que en sus jornadas más fuertes llegó a ocupar con la movilización y barricadas la mitad de la Capital Federal y paralizó todo. Tuvo la solidaridad de cientos de gremios y la creación de un Comité Solidario, conducido por el obrero de la madera y trotskista, Mateo Fossa.
La aún no creada, pero ya latente Camarco, tuvo que ceder a muchos de los reclamos de los obreros. La UOCRA se cuida de que ningún trabajador de la construcción conozca la lucha de 1936, su rol es desmovilizar y hacer pasar la precarización y las muertes obreras.
La lucha por justicia por Enzo y la unidad de lxs que luchan
Ayer el grito de justicia por Enzo recorrió las calles de Tucumán y estuvo presente en la Plaza de Mayo. Un hilo que une a la familia, que une a lxs precarixs, que une a nuestra clase frente a una muerte que hubiese sido completamente evitable si no existiesen las patronales negreras y los obreros de la construcción trabajasen seguros y con derechos.
La familia de Enzo hoy lucha por justicia para él y porque no haya más muertes obreras. "Nuestra vida vale más que sus ganancias", no es sólo un lema. Es una necesidad vital de miles de trabajadores que a muchos metros del suelo se ven obligados a desafiar su propio miedo por unos mangos. Eso no va más. Quienes construyen el mundo merecen también otro tipo mundo.