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Red Internacional
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La necesidad del voto universal en la Universidad de Costa Rica

Frente a la salida anticipada del rector y las condiciones impuestas por la pandemia del Covid-19, es necesario poner sobre la mesa la discusión acerca del voto universal. ¿Por qué la amplia mayoría de la comunidad universitaria no puede decidir democráticamente el rumbo que debe tomar la institución? Para enfrentar el modelo antidemocrático y elitista de las universidades públicas, como movimiento estudiantil debemos organizarnos para que garantizar el voto universal y directo para estudiantes, trabajadores y personal administrativo.

Jueves 23 de abril de 2020

La discusión sobre el cargo de la rectoría de la UCR, frente a la salida anticipada de Jensen, cuenta con diversas perspectivas. Por un lado, en continuidad con el modelo antidemocrático y elitista que las autoridades universitarias han impuesto, un sector vinculado a Jensen, apuesta por la aplicación del artículo 41 del Estatuto Orgánico, dejando la elección del rector en manos del Consejo Universitario: una elección que pesará sobre la comunidad universitaria de más de 50.000 personas (estudiantes, trabajadores y tercerizados), quedará en manos de apenas 13 personas.

Por otro lado, la noticia de que la vicerrectora de docencia Marlen León, presentó un recurso de amparo contra este proceso, tampoco marca una profunda diferencia con el modelo antidemocrático que es impulsado dentro de la universidad. La vicerrectora -quien en años anteriores fue el centro de la crítica de estudiantes en Sedes como Caribe- señaló en una entrevista al medio Semanario Universidad que la medida limita “nuestro derecho al sufragio”, en defensa del proceso de elección por medio de la Asamblea Plebiscitaria. Sin embargo, este mecanismo es, en sí mismo, una medida que atenta contra el derecho al voto de la amplia comunidad universitaria: la Asamblea está compuesta por un padrón de cerca de 2500 personas; a pesar de que la universidad mantiene una planilla de más de 6000 (sin contar a ninguna de las personas que laboran de manera tercerizada) trabajadores y trabajadoras y más de 40.000 estudiantes, ¿y nuestro derecho al sufragio?

Finalmente, dentro del propio movimiento estudiantil, la exigencia del voto universal se torna en una clara prioridad dentro de la discusión de quién debe dirigir la universidad en medio de la pandemia mundial provocada por la expansión del coronavirus. La exigencia del voto universal debe estar en primera línea para garantizar un proceso democrático de toma de decisiones dentro de la universidad: un voto para cada estudiante y trabajador/a de la universidad. Con o sin cuarentena, la medida del voto universal es una demanda que lleva años en discusión dentro de la comunidad universitaria.

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Las medidas tomadas por la administración dentro del contexto de la pandemia demuestran una vez más su imposibilidad para garantizar una institución al servicio de las comunidades y el pueblo trabajador. Otro tanto podría decirse de la dirección de la FEUCR, que más allá de tomar medidas administrativas, no ha puesto en pie una sola denuncia clara, ni una sola medida de organización del estudiantado en contra de las posturas elitistas y las medidas de exclusión de los sectores más empobrecidos de la educación superior. Frente a la elección de la rectoría no existe una posición unificada del directorio federativo de Alternativa. El directorio se limita a administrar la crisis dentro de la juventud, pasándole la factura a las personas provenientes de los estratos más vulnerables de la sociedad.

Los puestos que el movimiento estudiantil posee dentro del propio Consejo Universitario deberían ser punta de lanza en la exigencia de condiciones verdaderamente democráticas en la toma de decisiones dentro de la universidad, colocando la necesidad por el derecho al voto universal tanto para estudiantes, como para la gran masa de trabajadores en régimen de interinazgo, así como para el sector administrativo precarizado.

Desde Organizate, sostenemos la necesidad de conformar Comisiones de Crisis, compuestas por trabajadores, estudiantes y personal administrativo; que sean los sectores que ya de por sí echan a andar la universidad en su quehacer cotidiano, quienes tomen las decisiones de forma democrática y quienes garanticen que todos los recursos generados dentro de la institución se pongan al servicio de las necesidades más sentidas de las miles de familias trabajadoras y comunidades afectadas tanto por la crisis sanitaria, como por la crisis económica que se avecina.

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