La nueva propuesta de aumento del SMI de Yolanda Díaz, cifrada en un 4%, supondría mantener esa pérdida de poder adquisitivo para la clase trabajadora y sectores populares que se viene profundizando en el último lustro.
Alex León @A10Leon
Lunes 11 de diciembre de 2023
Foto: EFE/ Víctor Lerena
El Ministerio de Trabajo propone a los agentes sociales subir el salario mínimo un 4% (de los 1.080 euros brutos mensuales en 14 pagas actuales a 1.123). La patronal rechaza esta cifra porque el gobierno progresista no se ha comprometido a cumplir las dos condiciones que planteaban para aceptar un incremento: una deducción de las cuotas sociales en el sector agrario y un aumento de las contratas públicas que compense el alza del SMI.
Es decir, que para la patronal quiere que la subida del salario mínimo recaiga de nuevo sobre la propia clase trabajadora a través de sus impuestos mientras ellos reciben ventajas en licitaciones e inversiones públicas.
La propuesta de incremento del 4% al Salario Mínimo Interprofesional del Ministerio de Trabajo se torna insuficiente en un contexto de incremento del 8% del IPC (Índice de Precios de Consumo) en 2022 y del 3,5% en lo que va de año.
Además unos datos de IPC, los de este 2023, calculados bajo una nueva fórmula que quita peso a los alimentos, luz y gasolina, precisamente bienes que, especialmente los alimentos, más han sufrido el encarecimiento de precios y que más afectan a las familias.
Este encarecimiento de la vida a raíz de la guerra de Ucrania unido a la crisis pandémica dejó un escenario económico adverso para la clase trabajadora, pero de ganancias récord para las élites, donde el 1 % más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global. El doble que el 99 % restante.
Además, cabe señalar que esta subida del SMI sólo afectaría a los salarios más bajos que ya sufren las consecuencias materiales del encarecimiento de vida, pero el resto de la clase trabajadora seguiría igualmente perdiendo dinero por la subida de precios desde 2020, ya que sus salarios no han cambiado en la misma medida que el aumento de precios.
Es fundamental comprender que la lucha por salarios dignos va más allá de propuestas incrementales que en este caso incluso suponen una pérdida de poder adquisitivo respecto al aumento de precios. La subida de todos los salarios dignos debe ir acorde a la subida de los precios, es decir, del IPC.
Por su parte, la propuesta de Yolanda Díaz no es más que un parche en un sistema que perpetúa la explotación laboral y la concentración de la riqueza en mano de unos pocos en connivencia con la pata izquierda del régimen.
Otra de las cuestiones que no nos van a regalar es el reparto de las horas de trabajo. A pesar de que Sumar proponía bajar a 37,5 horas semanales, es decir, rebajar 30 minutos diarios, los capitalistas y la CEOE pondrán el grito en el cielo, y no querrán aceptar nada que les toque los bolsillos sin que les den algo a cambio.
Las burocracias sindicales seguirán manteniendo todo lo que puedan la paz social junto al gobierno progresista. No conseguiremos una subida real de los salarios acorde a los precios ni el reparto de horas de trabajo sin lucha y organización. Por eso, la lucha por imponer estas medidas será también una lucha por una salida independiente de la clase obrera, contra las burocracias sindicales y la patronal.