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Red Internacional
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Crisis climática. La ola de calor del verano pasado mató a 61.000 personas en Europa, según una investigación

El verano más caluroso registrado, impulsado por la crisis climática, impactó en las tasas de mortalidad inusualmente altas, según muestran las estadísticas.

Martes 11 de julio de 2023 21:15

El calor abrasador mató a más de 60,000 personas en Europa el verano pasado, según descubrieron los científicos, en un desastre que se volvió más mortal debido a los gases de efecto invernadero que cuecen el planeta.

Los datos fueron publicados en la revista Nature medicine bajo el título de "Mortalidad relacionada con el calor en Europa durante el verano de 2022", publicado el 10 de julio. El mismo fue dirigido por el investigador español Joan Ballester.

"A nivel mundial, los últimos 8 años han sido los más cálidos registrados y 2022 fue el quinto año más cálido", comienza señalando el artículo. "En este contexto –continúa–, Europa emerge como un importante zona crítica climática, dado que el calentamiento desde los niveles preindustriales es casi 1 °C superior al aumento global correspondiente, y superior al de cualquier otro continente." "Además, las proyecciones de cambio climático para el continente indican que las temperaturas y sus impactos en la salud aumentarán a un ritmo acelerado a menos que se implementen medidas sólidas de mitigación y adaptación", agregan los autores.

Los estadísticos de la UE hicieron sonar las alarmas en agosto, cuando el calor sofocante, la sequía fulminante y los incendios arrasadores consumieron gran parte del continente, después de ver morir un número inusualmente alto de personas durante el verano más caluroso registrado en Europa.

Investigadores en el campo de la salud pública tomaron esos datos y usaron modelos epidemiológicos para calcular cuántas muertes se podrían atribuir a la temperatura. Encontraron que 61 672 personas murieron por causas relacionadas con el calor en Europa entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre de 2022. La tasa de mortalidad fue más alta en Italia, Grecia, España y Portugal.

“Hay personas que habrían muerto de todos modos, pero no se cuentan con esta metodología”, dijo Ballester, profesor asociado de investigación en clima y salud en el Instituto de Salud Global de Barcelona. “Estamos hablando de personas para quienes la ocurrencia de estas temperaturas desencadenó su muerte”.

Solo una pequeña parte de las muertes relacionadas con el calor provienen de un golpe de calor. En la mayoría de los casos, el clima cálido mata a las personas al impedir que el cuerpo haga frente a problemas de salud existentes, como enfermedades cardíacas y pulmonares.

En cada semana del verano de 2022, según el estudio, las temperaturas medias en Europa "ininterrumpidamente" superaron los valores de referencia de las tres décadas anteriores. El calor más intenso golpeó del 18 al 24 de julio, cuando mató a 11 637 personas.

“Es muy frecuente en verano en España en nuestros hospitales”, dijo Abad, y agregó que los pacientes se angustian cuando se dan cuenta de que se están muriendo. “El paciente no puede respirar. El corazón empieza a fallar. El problema [subyacente] se vuelve más fuerte”.

La utilización de combustible fósil, la desforestación y los cambios en los usos del suelo desde los inicios de la era industrial capitalista calentaron hasta el momento el planeta en aproximadamente 1,1 °C.

Los científicos sugirieron que el número de muertos en 2022 fue particularmente alto porque las anomalías de temperatura (las diferencias entre el calor que se siente hoy y el pasado) fueron mayores en el sur de Europa, que es más cálido que el norte de Europa, y durante el pico del verano, cuando los días son más cálidos. las noches más calurosas ofrecen poco respiro.

Ana María Vicedo-Cabrera, jefa del grupo de investigación sobre clima y salud de la Universidad de Berna, que no participó en el estudio, elogió el análisis, pero dijo que el verdadero número de muertos podría ser aún mayor.

Los investigadores utilizaron datos semanales sobre la temperatura y la mortalidad que diluyeron los efectos de los picos a corto plazo, dijo. Un estudio que utilizó datos diarios para España estimó un 10 % más de muertes relacionadas con el calor en el país de lo que sugerían los datos semanales. Un estudio separado de Vicedo-Cabrera y sus colegas, publicado el martes, mostró un efecto aún mayor en Suiza, donde la estimación a partir de datos diarios fue el doble que la estimación a partir de datos semanales.

Tanto los estudios suizos como los de toda Europa encontraron que las mujeres, y en particular las mujeres mayores, morían en tasas más altas que los hombres. “Encontramos que el 60% de las muertes observadas se pueden atribuir al cambio climático”, dijo Vicedo-Cabrera.

Más de 2000 mujeres mayores en Suiza iniciaron demandas contra el gobierno federal ante el tribunal europeo de Derechos Humanos por no hacer lo suficiente para detener el calentamiento global, citando el riesgo para su propia salud de las olas de calor. Frente a esto, el gobierno suizo argumentó que el vínculo entre sus acciones y su sufrimiento era "demasiado tenue y remoto".

En el Estado español murieron, solo el año pasado, 4700 personas por causas relacionadas con el calor. La última ola de calor que asoló el país la semana pasada dejó en un solo día 27 muertos.

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No es "la humanidad", es el capitalismo

Mientras la temperatura global viene rompiendo récord tras récord de calor (tres veces en la semana que pasó), las miradas se dirigen a las causas del calor. Y las mismas no están en el consumo individual de "la humanidad", sino central mente en la forma en que se produce la energía, la manufactura industrial, la alimentación, el transporte, etc. En otras palabras, no es "la humanidad", sino el capitalismo. Y no son las y los trabajadores quienes deciden cómo, dónde y cuándo producir, sino la burguesía.

Gráfico de la emisión de Gases de Efecto Invernadero. En gris, producto de combustible fósil; en verde, de cambios en los usos del suelo (destrucción de bosque nativo o de humedales, por ejemplo).

En este marco, los sectores burgueses ligados al combustible fósil (o el agronegocio, si se habla de deforestación), de la mano de los Estados que garantizan sus negocios –empezando por Estados Unidos y China, los principales emisores históricos y actuales–, mientras realizan cumbres "verdes", siguen impulsando esta producción de combustible fósil. Por un ejemplo, Biden acaba de anunciar una verdadera "bomba de carbono" petrolera en Alaska, cuya combustión descargará en la atmósfera diez veces el monto de Gases de Efecto Invernadero que ahorrará el plan de energías renovables del mismo gobierno.

Mientras el Acuerdo de París de 2015 establece la necesidad de disminuir la utilización de combustible fósil a la mitad en 2030 y a cero en 2050, transicionando hacia otras formas de generación de energía, la producción de petróleo, gas e incluso carbón sigue aumentando.

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Lejos de la salida individual mediante el consumo, se trata de modificar el modo de producción de energía, transporte, producción de alimento, hoy orientado por la sed de ganancias de los capitalistas. Es posible y necesario poner un "freno de mano" a este sistema que nos está llevando a un abismo ambiental: está en manos de las y los trabajadores que llevan adelante cada rama de la producción, junto con las comunidades afectadas por el extractivismo, ambientalistas, y diferentes sectores sociales más afectados.

Al mismo tiempo, la pelea por servicios de salud, vivienda y energía adecuados para sobrellevar los efectos de las olas de calor (así como de frío, inundaciones, sequías, etc.) es central para las mayorías trabajadoras, las que más sufren sus efectos.

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Fuentes:
Nature Medicine
The Guardian