Este domingo en Estambul se dio por consagrada la “Marcha de la Justicia” iniciada el 15 de junio en Ankara contra la política del gobierno islámico conservador del AKP. Erdogan y el complejo escenario de Turquía.
Santiago Montag @salvadorsoler10
Martes 11 de julio de 2017
A casi un año de la intentona golpista por parte de un sector del ejército de Turquía, el jefe del partido socialdemócrata (CHP*), Kemal Kiliçdaroglu, lidera la protesta después de que uno de sus diputados fuese condenado a 25 años de cárcel por el gobierno islamista conservador del presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
Este domingo se realizó en Estambul un mitin que dio por consagrada la “Marcha de la Justicia” iniciada el 15 de junio. La larga marcha a pie tardó 25 días en recorrer la distancia entre Estambul y Ankara (431 kilómetros), para exigir “justicia y reclamar la liberación de los numerosos políticos y periodistas presos”. Siendo en la actualidad 167 periodistas los que se encuentran entre rejas en Turquía, así como más de una decena de diputados, incluidos Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdag, líderes de la tercera formación en el hemiciclo, el Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP, prokurdo). Además de cientos de maestros y estudiantes que figuraban en listas negras durante las purgas iniciadas contra la oposición luego del intento de golpe en 2016.
El mitin presidido por Kiliçdaroglu, congregó en Estambul a cientos de miles de personas (más de un millón según los organizadores). En esta ciudad se encuentra la cárcel en la que está internado el diputado del CHP, Enis Berberoglu, condenado a 25 años de cárcel por filtrar a la prensa un vídeo que demostraría que el Gobierno turco envió armas a los rebeldes sirios de forma ilegal. Tanto Berberoglu, quién fuera periodista y director del diario Hürriyet, como el resto de implicados defienden su derecho a publicar dicha información pues probaría que el Gobierno turco violó sus propias leyes —armar a una facción en un conflicto en el extranjero sin permiso del Parlamento— y la legislación internacional, ya que Siria está sometida a un embargo internacional de armas. Según Kiliçdaroglu, esta condena fue “la gota que colmó el vaso” de la paciencia de la oposición y lo que llevó al líder del CHP a iniciar su marcha.
Si bien en un primer momento apoyó a Erdogan contra el golpe, hoy se ubica denunciando su “despotismo”: “Hemos mostrado que el pueblo de Turquía se preocupa por la justicia, por los problemas que vivimos respecto a la falta de libertad de prensa y de independencia judicial”.
Desde que Kiliçdaroglu se hiciera con la dirección del CHP en 2010, ha sido criticado por su incapacidad para convertirse en un rival de talla para Erdogan: el actual jefe de Estado le ha vencido en dos referéndum, tres elecciones legislativas, una presidencial y una local. Aunque por otro lado es cierto que ha logrado aumentar el apoyo a su partido, que ha dejado de ser visto exclusivamente como el defensor de las élites militares, judiciales y económicas de ideología kemalista para convertirse en una formación más parecida a la socialdemocracia europea. Estas características lo convierten en una peligro interno para la política de islamización de Erdogan, ya que el kemalismo tiene una enorme prestigio en la sociedad turcomana.
¿En los límites de la "restauración islamista"?
Si bien la consigna principal es sumamente limitada, canalizó a una parte de la población que está agotada por el Estado de emergencia y la política guerrerista, y que está asediada por la crisis económica. Entre los participantes había sobre todo miembros y simpatizantes del kemalista Partido Popular Republicano (CHP). Pero también, un enorme abanico de formaciones políticas y sociales: conservadores, ultranacionalistas (un sector del MHP), prokurdos (HDP), islamistas, obreros y pequeños empresarios, funcionarios y hasta algún militar retirado, amas de casa, niños, ancianos.
La marcha se llevó a cabo luego del polémico referéndum impulsado por el AKP junto a un sector del ultranacionalista MHP, para llevar adelante la Reforma Constitucional e instaurar el sistema presidencialista en Turquía, lo que le daría poderes extraordinarios a Erdogan. Se trata, sin lugar a dudas, de la mayor movilización contra el Gobierno de Erdogan—entonces primer ministro— desde el 2013, donde miles de jóvenes tomaron la Plaza Taksim para oponerse a la destrucción del Parque Gezi, y que fueron duramente reprimidos por la policía. En esta ocasión viene de un fortalecimiento relativo luego del intento de golpe que le dio aire para perseguir a la oposición política, incluso para ganar (con graves denuncias por irregularidades y bajo violenta represión en ciudades kurdas) el referéndum para implementar su sistema presidencialista.
En este sentido, el gobierno islámico conservador de Erdogan es un bonapartismo débil que viene enfrentando a un complejo escenario externo que lo hacen rever sus posicionamientos diplomáticos y geoestratégicos a partir de la Primavera Árabe, e interno generando una guerra con sus opositores políticos. Puede que esté encontrando serios límites a su política.
* El Partido Republicano del Pueblo es un partido nacionalista secular fundado por Mustafa Kemal Atatürk el 9 de septiembre de 1923 luego de la caída del Imperio Otomano, responsable de la “occidentalización” de la recién instaurada República de Turquía (1924). Es el partido político más antiguo de Turquía y la principal oposición en la actualidad en la Asamblea Nacional. Se lo reconoce como "el partido fundador de la Turquía moderna".
Santiago Montag
Escribe en la sección Internacional de La Izquierda Diario.