La crisis de la educación pública ha inundado el país, y aunque en la UNAM lleva años camuflada, la pandemia reveló la realidad: estudiantes quedan sin estudios y docentes que no cobran un peso.
Miércoles 17 de marzo de 2021
El 17 de marzo de 2020 se anunciaba la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles educativos del Valle de México, lo cual incluyó a la UNAM. En ese contexto, hacemos un recuento de la realidad educativa de esta institución.
Desde hace un par de décadas el vaciamiento de las finanzas de las universidades públicas, producto de las políticas neoliberales impulsadas por los gobiernos del PRI y el PAN —con la complicidad de los demás partidos del Congreso—, es una realidad que cada vez resulta más inocultable.
En los últimos años este ataque se ha profundizado, la 4T le dio continuidad bajo la política de “austeridad republicana” y el resultado de la suma de estos esfuerzos son al menos 11 instituciones de educación superior en quiebra. Ahora el escándalo estalló en la Universidad más grande del país.
UNAM: Profesores de asignatura con sueldos y tratos indignantes pero lujos para la burocracia
UNAM: Profesores de asignatura con sueldos y tratos indignantes pero lujos para la burocracia
Primero, se dieron unas tibias cifras de la deserción, donde, según la Rectoría, ésta había aumentado un 50% el semestre pasado. Sin embargo, en datos de febrero, la deserción creció 229%, sólo sobre bajas tramitadas, sin contar aquellas que se dieron de hecho y no tienen registro alguno. Es decir, hay registro de un total de 7 700 alumnos que han pedido una suspensión de estudios, sin contar todos aquellos que simplemente dejaron de asistir.
Después, se hizo viral en redes sociales que docentes de la Facultad de Ciencias, Economía y algunas Escuelas Nacional Preparatorias, no han recibido ninguna remuneración por su labor durante un semestre entero, o la remuneración que recibieron asciende a la cantidad de 2 pesos. En todos los casos son docentes que están contratadxs por asignatura y el siguiente semestre tampoco tienen asegurada su vuelta al trabajo.
Aunque hace años que la labor docente de la UNAM está precarizada en su gran mayoría, pues los docentes de asignatura representan casi el 70%, no era común escuchar de la falta de pago por el trabajo realizado a tantos profesores. La inestabilidad laboral y los sueldos raquíticos ya eran norma, pero el no pago de los adeudos de manera generalizada ha iniciado que las y los profesores protesten por su derecho a un trabajo digno.
La pandemia develó una realidad que se ha ocultado bajo el manto del prestigio que tiene la UNAM a nivel nacional e internacional. Esta es el vaciamiento, el desvío de fondos y sobre todo un ataque a la educación pública que se ha orquestado durante años.
¿Qué problemas enfrentamos docentes y estudiantes en medio de las clases virtuales?
Ya un año pasó desde que se cerró la Universidad, es decir un año tomando clases virtuales en medio de una de las peores crisis económicas y sanitarias de los últimos 100 años. La pandemia ha traído consigo el fallecimiento de casi 200 mil personas, la mayoría pobres y trabajadoras, así como la pérdida de millones de fuentes de ingresos, que significó la entrada masiva de personas al trabajo precario e informal.
Esta realidad no ha podido ser ajena a nuestra institución educativa, sin embargo, la Rectoría ha tenido el cinismo de decir que #LaUNAMNoPara, sin importar la realidad que viven sus alumnos, los cuales, según sus propios datos, en un 38% no cuentan con internet, el 34% no cuenta con computadora y el 25% no tiene espacio para estudiar en casa.
Las y los docentes han tenido que adaptar a marcha forzadas planes y programas de estudios pensados para ser impartidos de manera presencial y que estén pensados así no es una simple casualidad, tiene toda una justificación pedagógica, que la burocracia universitaria en su afán de imponer una “nueva normalidad” ha decidido ignorar.
Ya no hablemos del incremento de la carga laboral y académica por las grandes deficiencias que este modelo implica; del cansancio y desgaste mental producto del encierro y de la imposibilidad de convivencia social en la labor escolar; o por ejemplo, del abrupto aumento de padecimientos psicológicos y psiquiátricos, producto de la realidad económica y social que vivimos.
Por último, hay un gran problema que enfrenta la Universidad: las deserciones no se dan por gusto o desidia de estudiantes y docentes, sino porque millones de jóvenes se han visto en la necesidad de aportar a la economía familiar, producto de las muertes, los despidos y los recortes salarios, y lo peor, lo hacemos en las condiciones más adversas, sin derechos ni estabilidad laboral y con raquíticos sueldos, así como nuestros docentes, pero sin el "manto de protección" que da ser parte de la máxima casa de estudios.
La situación es crítica y es labor de quienes le damos vida a la institución, salvarla y defenderla, ante la cerrazón e ignominia de quienes la gobiernan, desde el Rector hasta los directores.
¿Qué podemos hacer para salvar nuestra Universidad?
La campaña de denuncia #LaUNAMNoPaga, iniciado por las y los profesores de la Facultad de Ciencias, nos muestra un primer camino: organizarnos, como podamos, por los medios virtuales, a distancia y contra todo sentimiento de pesimismo, en asambleas que nos permitan enfrentar esta situación que vivimos.
Sin embargo, para poder ganar esta primera batalla por el pago del salario de nuestrxs profesorxs, necesitamos unirnos, hacer campaña activa a favor de su demanda, levantarla en nuestras manos y asumirla como propia, en otras palabras, construir unidad con ellas y ellos.
Mientras avanzamos en exigir estos derechos—a través de esa solidaridad forjada a base del entendimiento muto, del vernos como iguales que compartimos conocimiento en espacios académicos— podemos avanzar en otras reivindicaciones. Por ejemplo, en que la universidad y el Estado garanticen internet gratuito y de calidad a toda la comunidad, equipo de computo y becas para que nadie deje sus estudios por falta de ingresos.
Y que si esto no fuese cumplido, las clases virtuales se cancelasen de manera inmediata, pues nadie puede ver atacado su derecho a la educación por la omisión de unos cuantos, que ganan sueldos exorbitantes, mientras las y los demás trabajamos para poder comer o no podemos hacerlo, porque decidieron no pagarnos.
Pelear por la Universidad que queremos en un momento tan complicado como el que vivimos, es lo único que permitirá que el día que regresemos a clases no falte ningún compañerx en nuestra aula, e incluso que podamos ver a lxs millones que actualmente son excluídxs en ella, así como que ningún docente deje grupos por hambre, pero, sobre todo, que podamos construir una Universidad donde decidamos cómo y qué hacer, para privilegiar nuestra vida y aprendizaje.
Quienes escribimos estas líneas pensamos que la única manera es construir espacios de asambleas tripartitos, de docentes, trabajadorxs y estudiantes, que primero exijan todo lo que necesitamos para aprender, para a la par pelear porque seamos nosotros y nosotras quienes gobernemos la UNAM, en con un órgano tripartito, abierto, democrático y asamblearios, con mayoría estudiantil y la completa convicción de abrir la UNAM a las y los hijos de lxs trabajdorxs, porque defender la UNAM es defender la educación pública y gratuita.
Para esto necesitamos ser cientos organizados
Para pelear por esta perspectiva, necesitamos ser cientos de estudiantes, docentes y trabajadores organizados, y es por eso que quienes militamos en la Agrupación Juvenil Anticapitalista —cuyo proyecto para las universidades es el antes planteado—, te invitamos a sumarte y a conocernos, para en común, poder hacer realidad estas ideas.
Si la derecha, el gobierno y la Rectoría tienen sus grupos de alumnos y profesores, con lo que operan sus planes contra la educación pública, quienes queremos defenderla debemos tener nuestro espacio organizativo, y es lo que, desde nuestra perspectiva, opinamos es el primer paso para enfrentar este y próximos atropellos e imposiciones.
También te invitamos a escribir denuncias y testimonios en nuestro medio digital La Izquierda Diario, que es desde donde lees esta nota y así poder dar voz a quien hoy no la tiene.
Pero, sobre todo, queremos construir contigo la organización que necesitamos para enfrentar estos planes, que dañan nuestro derecho a la educación, vulneran la vida de nuestros profesorxs, además que permiten y perpetúan todo tipo de privilegios para una casta parasitaria, que se enriquece a costa de la UNAM y otras universidades.
Peleemos juntxs, por una Universidad para todos y pasemos de cuestiones del salón de clase a cuestionar la sociedad de clases que es, en última instancia, culpable de la realidad que hoy enfrentamos. ¡Súmate a la Agrupación Juvenil Anticapitalista!
#LaUNAMNoPaga: Todo el apoyo a las y los docentes de la UNAM
#LaUNAMNoPaga: Todo el apoyo a las y los docentes de la UNAM