La designación de Qatar como sede del XXII mundial de fútbol siempre estuvo envuelta en polémica pero después del gran escándalo FIFA-GATE se abre la posibilidad del cambio de sede en un país donde no se cumplen los derechos de los trabajadores.
Miércoles 13 de enero de 2016
Hace un par de años parecía inverosímil que Blatter dejara de ser el presidente de la FIFA, organismo que -desde que asumió un nefasto 8 de Junio de 1998- quedó envuelto en críticas sobre su poca credibilidad y sobre casos de corrupción. También hace unos cuantos meses los amantes del fútbol ya nos resignábamos y empezábamos a aceptar que el país musulmán Qatar sea la sede del mundial en 2022; pero con los profundos casos de escándalos de corrupción dentro de la FIFA que desembocaron en la renuncia de Blatter, la suspensión del dirigente suizo y de grandes dirigentes del balompié como el histórico Michel Platini (figura de la Juventus y de la selección de Francia como jugador, y actual presidente de la UEFA), ya se puso en boca de los organismos que rigen el deporte revisar las sedes del mundial 2018 (que corresponde a Rusia) y la de 2022 (la que le corresponde a Qatar).
La designación de Qatar produjo desde su elección una cantidad importante de quejas desde distintos sectores, incluyendo ex futbolistas, confederaciones de fútbol de diversos países, la prensa y gran cantidad de aficionados al deporte.
Salil Shetty, Secretario General de Amnistía Internacional, declaró ya en 2013 que “En Qatar, los empleadores han mostrado un lamentable desprecio por los derechos humanos básicos de los trabajadores migrantes”
Abdeslam Ouaddou, ex jugador marroquí que supo jugar en el Fulham de la Premier League Inglesa, después de su paso por Qatar en el fin de su ciclo como profesional abrió los ojos: hoy es uno de los mayores activistas en contra de este mundial (cuenta con su página en internet) y declaró que tras haber jugado en 2010 en el Lekhwiya, club del jeque Al-Thani (el mismo que tiene acciones en el Paris Saint Germain), tuvo que pasar a otro club de la misma liga, el Qatar SC, donde vio la peor cara del país.
Los padecimientos de Ouaddou como jugador y la realidad de Qatar
Después de un año normal en la institución le quisieron rescindir el contrato -a pesar de que le quedaba un año más- a cambio de un mes de su salario, y al negarse, empezaron las acciones antideportivas: lo dejaron primero sin salario, le confiscaron su auto para que no pudiera concurrir a los entrenamientos (y así tener una excusa para echarlo sin pagarle indemnizaciones) y -no contentos con esto- cortaron la electricidad de su casa y lo llevaron a entrenar en condiciones inhumanas: dos veces al día con más de 50 grados.
Según comentó, después de su mala experiencia en el país de Oriente Medio entendió que las situaciones que se viven en Qatar son inhumanas: los trabajadores no poseen una jornada regular, llegando a trabajar más de 12 horas con un salario muy bajo menor a los 200 dólares por mes y que, como si fuera poco, a veces no es ni siquiera percibido. Además de esto no poseen seguro sanitario ni seguridad en los lugares de trabajo; según informes de la CSI (Confederación Sindical Internacional) el número de muertos en las obras en construcción ya superan los 1200 y tanto Nepal como la India denunciaron las condiciones de semiesclavitud de los trabajadores.
Qatar incluso improvisa sobre la marcha con los cambios de fecha (el mundial se juega históricamente en los meses de Junio-Julio) y especula con nuevas tecnologías que permitan un correcto desarrollo del fútbol profesional en un país donde las temperaturas superan los 40º. El país tampoco tiene una tradición futbolística importante, ya que su mayor logro apenas fueron unos cuartos de final de Copa Asiática (ya que nunca clasifico a un Mundial) y títulos de bajo nivel como Copa de Naciones del Golfo o el Campeonato de Fútbol de Asia Occidental.
La organización de una copa mundial ya dejó grandes dudas en Brasil en 2014 con multitudinarias marchas en contra del evento.
Teniendo en cuenta todos estos factores, la candidatura de Qatar 2022 se ve cada vez más amenazada. Desde La Izquierda Diario esperamos que se revise y se cambie la candidatura a un país más apto para recibir el evento más importante de todos.