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La perspectiva de los trabajadores en el conflicto del subte: una mirada desde la epidemiología crítica

Domingo 25 de junio de 2023 16:21

No es ninguna novedad que el sistema sanitario y de salud están en crisis desde hace ya varias décadas. Para algunos fue necesario una pandemia mundial para evidenciar el déficit de nuestro sistema sanitario público. Desde la inaccesibilidad a los servicios, falta de cupos para los cuidados intensivos y personal médico que pueda cubrir todas las necesidades y demandas de la sociedad. Hoy la sanidad se encuentra en crisis no solo en lo logístico, sino también en sus propios principios teóricos y metodológicos, y esto no es nuevo.

En Latinoamérica, desde fines de la década de los 60, contra todas las predicciones de que el crecimiento económico traería mejoras en la salud, esto no ocurrió. No hace falta ver hacia al pasado cuando en la actualidad argentina se experimenta un crecimiento económico; los ricos son cada vez más ricos y los trabajadores mueren en el trabajo.

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Para pensar la crisis en la sanidad Foucault, escribe en “La crisis de la medicina y la crisis de la antimedicina” (1974) sobre una de las características que arrastra conflictos desde sus inicios y es la economía política. Según Foucault : “El cuerpo humano se introdujo dos veces en el mercado: la primera por el asalariado, cuando el hombre vendió su fuerza de trabajo, y la segunda por intermedio de la salud” (P 166).

La medicina es relevante para la economía no solo porque es capaz de asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo, sino porque puede producir directamente riqueza en la medida que la salud es un deseo para unos, una necesidad y un lucro para otros. El cuerpo humano entra de nuevo en un mercado económico en cuanto es susceptible a las enfermedades y a la salud, al bienestar y al malestar

¿Qué fue lo que hizo entrar en crisis este modelo? La revisión crítica y el cuestionamiento de las condiciones de salud a partir de la emergencia de los movimientos obreros y universitarios. No es coincidencia que hoy en día somos testigos de la lucha que están dando los trabajadores del subte, con el apoyo del movimiento universitario, por las deplorables condiciones de salud en las que se les impone trabajar. Desde hace años los trabajadores y trabajadoras del subte vienen luchando por la autodefensa de la salud, realizando análisis de los equipos de trabajo, estudios y relevamiento en la salud de sus compañeros y compañeras.

Desde la Secretaría de Salud Laboral del sindicato AGTSyP se enviaron piezas de trabajo, de las cuales los trabajadores del taller sospechaban, para ser analizado a la Universidad Nacional del Sur por la doctora Leticia Lescano, geóloga especialista en asbesto. Los estudios confirmaron la presencia de asbesto en variedad de piezas de distintas flotas. Ante este contexto los trabajadores y trabajadoras del subte solicitaron el ingreso de todos los compañeros y compañeras al Relevamiento de Agentes de Riesgo (RAR) para que se les realicen de por vida un monitoreo epidemiológico y seguimiento clínico. Además, exigieron que se realizara el muestreo de todas las piezas sospechosas de contener asbesto y se implementará un plan de desasbestizacion del ámbito subterráneo, que implica el retiro de los focos de contaminación en el material rodante y en las instalaciones fijas de la red

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A partir de estos conflictos surge la necesidad de una nueva perspectiva para abordar el proceso salud-enfermedad, una perspectiva crítica, social y transformadora. En este sentido surge la propuesta de la Epidemiología social con diferentes enfoques que abordan los determinantes sociales del proceso salud-enfermedad-atención y que se proponen como superadores del enfoque predominante en el modelo médico hegemónico. Es en el contexto general de gran desigualdad social ante enfermedades, muerte y discusión sobre el peso de la atención médica en la mejora de las condiciones de salud que surge la alternativa de la Medicina Social Latinoamericana, cuya una de sus referentes es Asa Cristina Laurell, Medica cirujana de la Universidad de Lund y naturalizada mexicana en 1971, es especialista en epidemiología y maestra en Salud Pública por la Universidad de California en Berkeley. En la Universidad Nacional Autónoma de México se graduó como doctora en Sociología en 1987. Entre sus actividades políticas se destaca su participación en la fundación de la Revista Punto Crítico en 1972.

Uno de los aportes más significativos de Laurell a la medicina social latinoamericana es que su obra se enfoca en la determinación histórica del proceso salud-enfermedad, en contraste con la postura médica hegemónica que concibe a la salud y la enfermedad como dos entes aislados que son causados exclusivamente por factores biológicos sin relación con el contexto histórico de los colectivos. Como nos menciona Laurell (1986): "Los grupos de investigadores, que se venían conformando en la corriente de Medicina Social, observaban la realidad sanitaria y la única manera de descifrarla era a través de la postulación del carácter social del proceso salud enfermedad" (p. 2).

Analizar este proceso y su articulación con los procesos económicos, políticos e ideológicos de la sociedad le da un rol central a las ciencias sociales. Los aspectos biofísicos son tratados con rigurosidad científica, mientras que los aspectos sociales apenas se exploran. Esto puede observarse cuando en la epidemiología clásica, donde se relevan casos de personas, no aparecen las vivencias, experiencias y percepciones, sino números y probabilidades de que alguno de esos números se enferme y/o muera. La crítica se enfoca en que se definen los problemas en salud en términos del proceso individual, lo que desarticula el fenómeno de la totalidad social. La medicina que piensa la sanidad pública a partir de generar riqueza para los intereses capitalistas y la enfermedad a partir de perfiles biológicos individuales no toma en cuenta los efectos del trabajo mismo sobre la salud, se ocultan las consecuencias específicas del modo de producción capitalista sobre el proceso salud-enfermedad. Se invisibiliza la muerte de los trabajadores que dejan la vida en el puesto de trabajo. Estos no son herramientas que deban de ser funcionales a la producción hasta morir.

El deterioro de la salud de los trabajadores del subte no es por perfiles biológicos individuales, lo que los enferma son las condiciones de trabajo. Como cuenta Martín en una entrevista con La Izquierda Diario, su compañero Pacci, de 56 años, era deportista, no fumaba, llevaba una vida sana, pero un día le diagnosticaron que tenía cáncer y 9 meses después falleció. Debemos de repensar los determinantes sociales de la enfermedad y como nuestras condiciones materiales nos pueden enfermar hasta dejar la vida trabajando.

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Como estudiantes y docentes de la UBA nos solidarizamos y brindamos nuestro total apoyo a la lucha de los trabajadores del subte bajo la consigna reducción de la jornada laboral y desasbestización del subte. Para que los y las trabajadores del subte no sigan dejando la vida en el trabajo la salida debe ser colectiva. A pesar de que los propios trabajadores no ignoran el desgaste que sufren en el trabajo, lo viven como consecuencia inevitable del mismo.

Acompañamos esta lucha no solo en las calles, en la universidad y en las medidas de fuerza, sino también organizándonos en el observatorio ambiental, relevando las condiciones de trabajo y salubridad de los trabajadores del subte y promoviendo la difusión y visibilización del conflicto. Es central cumplir con la tarea de lograr que estas problemáticas lleguen a ser socialmente visibles y legitimadas como campo de la acción transformadora. Las luchas no solo se dan en las calles y en los espacios de trabajo, sino también en el ámbito universitario, para que el conocimiento no esté al servicio de los intereses de la burocracia estatal y empresarial. Repensar y cuestionar las perspectivas teórico y metodológicas con las que se deben abordar los conflictos sociales y ambientales que nos atraviesan cotidianamente es impulsar el proceso que les permita plantear el carácter colectivo de los problemas de salud en el trabajo y la posibilidad real de solucionarlos. Por que la solución está en la organización y la lucha, como nos recuerda Laurell(1990): "históricamente los grandes cambios en el campo de la salud laboral se han dado a raíz de que los trabajadores organizados se han planteado como un terreno reivindicativo y de lucha" (pp 6).

El punto de partida del Observatorio Ambiental fue recuperar las luchas y reclamos de los trabajadores del subte hasta el momento. En 2018 comenzó el primer paro en la historia de Argentina por la autodefensa de la salud y la primera confirmación oficial de presencia de asbesto en la flota CAF 5000. En 2019 lograron que ingresaran al RAR los primeros 192 compañeros, todos ellos de los talleres de la Línea B. También lograron revisar los estudios de sus compañeros, lo que reveló que 13 trabajadores presentaban engrosamiento de pleura, afección asociada a la presencia de asbesto en el organismo. En 2020 la justicia dictó una medida cautelar que intimaba a la empresa Metrovias (Actual Emova) y a SBASE a muestrear todas las flotas en circulación y las que hayan circulado en la red y a presentar la historia laboral de todos los trabajadores que hubieran desarrollado tareas durante los últimos 40 años. Hasta ahora se consiguió ingresar al RAR a más de dos mil trabajadores y trabajadoras del subte, de los cuales varios presentan engrosamiento pleural y tres desarrollaron cáncer de pulmón. Uno de ellos lamentablemente falleció el 21 de marzo de 2021. A todo este proceso de lucha se suman los relatos y vivencias personales de diferentes trabajadores que compartieron su situación de salud en entrevistas o reclamos de lucha y mejora de condiciones de trabajo en audiencias públicas.

A partir de toda esta gran lucha y experiencias de los trabajadores desde el Observatorio elaboramos una encuesta con el objetivo de relevar las condiciones de trabajo y salud en el subte. Esta se construye a partir de dos ejes principales. El primero es el proceso de trabajo que nos permite dar cuenta de las formas sociales específicas bajo las cuales se da la relación entre el hombre y la naturaleza. El segundo es el proceso de producción que permite estudiar en una realidad concreta la lógica de acumulación y su medio (proceso de trabajo) como un modo específico de trabajar-desgastarse y como enfrentamiento de clase.

Un tipo de estudio de estas características es el de la experiencia obrera. Este modelo reconoce el papel central de los trabajadores en los procesos de generación de conocimiento y transformación de la realidad. La encuesta aborda diferentes cuestiones como “salud laboral” en relación a la información sobre los peligros del asbesto, como les enferma, si reconocen las afecciones correspondientes en su salud o en compañeros o compañeras; cuestiones vinculadas al salario y la percepción del mismo, necesidades cubiertas, acceso a una vivienda; sus condiciones de vida, alimentación, disponibilidad de tiempo, así como para que lo utilizan y cómo afecta en sus relaciones sociales su trabajo; finalmente se indaga sobre orientaciones políticas y su percepción en la organización del transporte público, si consideran que el transporte organizados por la gestión obrera sería una mejor opción.

La pertinencia de la misma encuesta fue chequeada a partir de la aprobación de trabajadores del subte y docentes de sociología de la UBA que participaron en su formulación. Por lo que durante el mes de junio el Observatorio se encargó de salir a ponerla en práctica y comenzar a relevar información de los trabajadores del subte. Adelantando algunos primeros resultados a partir de las respuestas en este primer mes se observa que más del 90% de los casos encuestadxs está informadx sobre qué es el asbesto y sus peligros pero apenas el 50% sabe de las denuncias de escuelas públicas por la presencia de este material. El 100% está de acuerdo en que estas luchas deben unirse. A más del 80% le gustaría tener más tiempo libre, ya que el trabajo impacta de forma negativa en su vida, particularmente en relaciones familiares. Finalmente, el 50% considera que el transporte debería de estar organizado por lxs trabajadorxs, principalmente porque “son los que mejor saben las necesidades del dia a dia”, “porque habría más transparencia” o porque “todos los servicios públicos deberían estar bajo el mando de los trabajadores”

Recuperando algunas cuestiones finales de Laurell (1986) sobre el modelo de la experiencia obrera, es importante recordar tres finalidades de la investigación sobre salud de los trabajadores. Primero es generar información con base para el cambio y el mejoramiento en las condiciones de salud. Segundo analizar cuál es la importancia del trabajo respecto al proceso salud-enfermedad de un grupo de trabajadores o de una enfermedad en particular.

Por último está lograr el reconocimiento, tratamiento e indemnización del daño laboral. Si bien de una encuesta no se va a hacer la revolución el fin está en generar conciencia en que los problemas de salud que padecen los trabajadores del subte no son cuestiones individuales sino colectivas, por consiguiente la salida debe ser la organización y la lucha colectiva. Para ello este trabajo de investigación es pensado para aportar a la acción transformadora de las condiciones de trabajo y de salud, para combatir al capitalismo, que es lo que realmente nos enferma

Bibliografia:

Iriart, C y otros. Medicina social latinoamericana: aportes y desafíos. Revista Panamericana de Salud Pública, Vol. 12, Nº 2
FOUCAULT, M. (1974) “La crisis de la medicina y la crisis de la antimedicina” e “Historia de la Medicalización”.OPS/OMS. Washington DC, 1978.
Laurell, A. C: El estudio del proceso de trabajo y salud: análisis crítico de tres propuestas metodológicas. Revista Mexicana de Sociología, Vol. 49, No. 1, Método y Teoría del Conocimiento un Debate (Jan. - Mar., 1987)
Laurell, AC y Noriega M (1990): La experiencia obrera como fuente de conocimiento. Confrontación de resultados de la encuesta colectiva e individual.