La preparación de Qatar para albergar el Mundial de Fútbol 2022 ha estado marcada por las vidas que cobró la construcción de los estadios, producto de las peligrosas tareas que eran obligados a hacer y de las altas temperaturas existentes en el país. Ante esto el gobierno y la FIFA mantienen un silencio criminal.
Domingo 6 de noviembre de 2022
Todas las miradas se pusieron en Qatar luego de que se reportarán miles de muertes. Si bien, tras difundirse esta información tanto el gobierno qatarí como el comité encargado de organizar el Mundial buscaron desmentirla, Organizaciones como la OIT (Organización Internacional del Trabajo) dieron a conocer datos que prueban la gran cantidad de riesgos que debieron de asumir los obreros contratados.
El reporte de la OIT precisa que “las caídas de altura y los accidentes de tráfico son las principales causas de lesiones o muertes, seguidas de la caída de objetos, agregando que los trabajadores migrantes componen el 95% de la mano de obra qatarí. Según el periódico británico The Guardian, la cifra podría ascender a 6.500 trabajadores muertos desde 2010, cuando Qatar fue elegido sede del Mundial 2022.
Amnistía Internacional denunció también los abusos. Entre ellos, jornadas laborales interminables, poca paga y maltratos de todo tipo. En consecuencia, el organismo de DDHH pidió a la FIFA destinar al menos 440 millones de dólares para compensarlos.
La FIFA y el negacionismo respecto a Qatar
El presidente de la Federación Internacional de Fútbol, Gianni Infantino, indicó que estaban “evaluando actualmente el programa propuesto por Amnistía Internacional“, pero que el informe abarcaba “una amplia gama de infraestructuras públicas no específicas de la Copa del Mundo construidas desde 2010”.
Estas declaraciones no sorprenden, sobre todo viniendo de Infantino quién hace unos meses “elogió” la situación de los trabajadores inmigrantes que llegaron a Qatar para construir las obras de infraestructura para Qatar 2022, indicando que “Cuando le das trabajo a alguien, incluso en condiciones difíciles, le das dignidad y orgullo. No es caridad”.
Mientras que desde Qatar han venido negando las denuncias, la FIFA prefiere convenientemente mirar para otro lado. Esto deja en evidencia la triste situación de los trabajadores migrantes y también el lucrativo negocio del fútbol que descansa sobre las espaldas de miles de trabajadores explotados, no solo en Qatar, sino en cada evento oficial de escala mundial.
