Es tiempo de organizar una izquierda sobre otras bases, que tenga como horizonte la lucha contra toda forma de opresión y explotación.
Viernes 23 de agosto de 2019
Foto: Montevideo Portal
Los festejos del gobierno por el anuncio de inversión por parte de UPM evidencian la decadencia en la que se encuentra sumergida la economía uruguaya, pero también la decadencia ideológica cada vez más profunda del partido de gobierno, que aun así, parece no tocar fondo.
En la actual situación social y política oficialismo y oposición se encolumnan detrás de dos políticas de estado: 1) el acuerdo con UPM y 2) el tratado con la Unión Europea. Es un régimen político (el que se constituyó en la pos dictadura) que ya ha tenido a los tres grandes partidos en el poder en los últimos 35 años y si nos proponemos trazar una línea de tiempo veremos que las políticas hacia el fomento de la inversión extranjera directa, la utilización de la ley forestal, o la política de deuda o del empleo, guardan fuertes hilos de continuidad.
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Quizás sea por este motivo que seguramente nadie concurrirá a votar a octubre al Frente Amplio esperanzado en un giro a la izquierda o que algo cambie significativamente.
Días previos al anuncio de la multinacional finlandesa, Danilo Astori recortaba las perspectivas de crecimiento de la economía para 2019, ubicándolo en 0,6% del PBI.
Los datos de consumo, empleo, inversiones y exportaciones se vienen deteriorando año a año. Al mismo tiempo declaraba que a raíz de la inversión de UPM el crecimiento para 2020 estaría en el entorno del 1,5%. Estas son las razones por la cual el gobierno festeja el anuncio del pacto colonial con UPM: mostrar una economía que, a pesar de las dificultades regionales sigue siendo centro de atracción de capitales extranjeros e intenta recrear una demanda interna en base a la mega inversión estatal para la construcción del Ferrocarril Central.
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La reacción de los llamados “mercados” y los especuladores al anuncio de la multinacional fueron positivos, generando una caída del precio del dólar y revalorizando los bonos y títulos públicos del país en pesos y dólares. Situación que pronto se volvió de mayor incertidumbre producto de la guerra comercial internacional entre EEUU y China y la derrota estrepitosa de Mauricio Macri que desató una nueva corrida cambiaria y devaluación en la vecina orilla.
Ante los malos números de empleo y el descontento popular creciente, el discurso del FA apunta a compararse con el 2002, el peor momento del país en su historia reciente. Por su parte la oposición busca eludir el debate y mostrar otro ropaje desligado de ese pasado maldito. Lo que sí está claro es que ninguno de los dos grandes bloques plantea lo que harán una vez que sean gobierno. Solo se plantean lindos discursos con buenos slogans, pero sin explicitar que las reformas que se proponen atacarán las condiciones de vida del pueblo trabajador.
Siguen los reacomodamientos “por arriba”
Como balance de las elecciones internas decíamos que había quedado planteada la lucha por el centro político. El oficialismo después del fuerte golpe de la interna y el entrevero de los días posteriores, busca ahora salir de conjunto a enfrentar la campaña presidencial hacia octubre. A la interna del Frente Amplio el PCU tomó la iniciativa y le ofreció a una desahuciada Carolina Cosse el segundo lugar a la lista del senado por la 1001. Todavía resta saber si habrá algún armado conjunto con el MPP. Por el lado del Frente Líber Seregni la situación es que debe al menos retener los tres senadores que ya tiene. Por este espacio compiten en listas separadas Astori, Michelini y Bergara.
En uno de los primeros discursos de la fórmula presidencial, Graciela Villar en la emoción de intentar recuperar cierta “mística” frenteamplista de los orígenes planteó que la dicotomía de cara a octubre y noviembre era entre proyectos de país que representaban “oligarquía o pueblo”. Rápidamente otros líderes de la coalición como Astori o el mismo Martínez la corrigieron y plantearon que la contradicción estaría dada entre “conservadores y progresistas”. Esta nueva caracterización o estrategia de campaña tuvo como correlato la incorporación de Fernando Amado, intentando mostrar que el FA “puede ampliarse con los que no piensan igual”, una nueva puerta de entrada para ex dirigentes de la derecha que se sientan demasiado espantados de convivir en una posible coalición con Manini Ríos.
Por el Partido Nacional el esfuerzo más fuerte por estas horas es para que no se desperdigue una Alianza Nacional que ya no tiene en Larrañaga un líder que aglutine. Lacalle Pou y todo el partido están empeñados en mantener la unidad del bloque aliancista, que, en última instancia son votos que peligran y que podrían irse a manos de un Talvi que en las encuestas está poniendo a Partido Colorado por primera vez en carrera hacia el balotaje en dos décadas. El candidato Colorado a su vez busca ir hacia el centro en su discurso cerrándole las puertas a Bordaberry para que ponga su lista al senado. Es que en el cálculo del ex director del CERES y apadrinado político de Jorge Batlle, una posible lista de Bordaberry podría espantar a un voto de centro que en los últimos años votó al “astorismo” y le incomodaría tener al hijo del ex dictador en el mismo barco.
Cabildo Abierto es la tercera fuerza política del espacio de la derecha y desde las internas han recibido a la lista histórica del “pachequismo”, la 123 que en la competencia colorada estuvo con Sanguinetti y recientemente se incorporó Daniel García Pintos, el reconocido ex diputado ultraderechista del Partido Colorado. Si había una cosa de la que se jactaban algunos integrantes de Cabildo Abierto era de que no eran “ni de derecha ni de izquierda”, pero dadas las últimas incorporaciones, las fuerzas sociales que lo apoyan (centralmente la familia militar) y su programa ultra represivo en materia de seguridad, queda despejado que Manini Ríos intenta ubicarse en el espectro de la derecha “dura”. Manini busca los votos y compite no solamente por el “riverismo-pachequismo” colorado, sino también le está causando algunos problemas importantes al Partido Nacional con sectores del “herrerismo” más clásico que no ven en Lacalle Pou un representante de su tradición política. Las Fuerzas Armadas y de seguridad tienen un nuevo instrumento para participar en política y es Cabildo Abierto. Nada más alejado de las afirmaciones de Orsi y de otros dirigentes del MPP que planteaban a Manini como un “antiimperialista” o un “americanista” y que no lo descartaban como aliado para un futuro gobierno.
La lucha pagó
A nivel de la calle el mes pasado tuvimos el final de una de las luchas más duras y resonantes que libró el movimiento obrero en mucho tiempo. Los trabajadores del gas finalmente lograron quebrar el brazo de la patronal Petrobras y la empresa volvió a manos del estado que la gestionará de forma transitoria. El resultado de esta lucha, incluso contra la voluntad del gobierno es muy importante como ejemplo para el resto del movimiento obrero. Lamentablemente el movimiento obrero venía de muchas derrotas centralmente abonadas por su dirección sindical que ha priorizado la negociación (para evitarle conflictos al gobierno) antes que la lucha de los trabajadores. Fue una muestra de que se debe luchar dando todo y apostando a las fuerzas propias sin depositar ilusiones en lo que comandan el gobierno.
Luchas como la de los y las trabajadoras de Montevideo Gas mostraron que no vale la resignación y actúa como contra tendencia en la situación en curso. El gobierno que surja de noviembre traerá reformas estructurales y ajuste contra los trabajadores y la forma en que luchó el sindicato del gas debe inspirar en el ejemplo al resto del movimiento obrero para choques que serán duros para defender sus conquistas amenazadas.
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Contra la resignación, vamos por una alternativa política de los trabajadores
A la resignación ante la pérdida de los puestos de trabajo entre los asalariados no puede seguirle la resignación de los militantes a que el proyecto político de la izquierda uruguaya sea UPM2. Así como tampoco los jóvenes y trabajadores precarizados deben resignarse a que el empleo que le toque sea de mala calidad como en Rappi, Glovo y PedidosYA. Es tiempo de organizar una izquierda sobre otras bases, que tenga como horizonte la lucha contra toda forma de opresión y explotación.
El pasado domingo se reunió en el Club Banco Hipotecario la Convención de la Lista 1917 bajo el lema Partido de los Trabajadores y que exitosamente pudo pasar el piso prescriptivo para presentarse en las elecciones generales del mes de octubre.
Quienes somos parte de La Izquierda Diario integramos la Lista 1917 llamamos a hacer una gran campaña en octubre. Para no caer en la falsa polarización de dos proyectos que buscan ser claramente gestores del capitalismo. Vamos por una alternativa de los trabajadores en cada lugar de trabajo y estudio, para replicar el ejemplo de los trabajadores del gas y se protagonistas de las luchas del futuro. Por todo eso es que necesitamos una izquierda anticapitalista y socialista.
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