En medio de las movilizaciones en contra de la violencia hacia la mujer cabe hacernos una pregunta ¿Es la precariedad laboral un tema de género?

Juan Andres Vega Estudiante de Derecho de la Universidad de Chile. Militante de Vencer
Domingo 10 de junio de 2018
En medio de las movilizaciones en contra de la violencia hacia la mujer cabe hacernos una pregunta ¿Es la precariedad laboral un tema de género?
Tomemos como ejemplo un estudio realizado en 2016 por Fundación Nodo Siglo XXI, por encargo de la Federación de estudiantes de la Universidad Católica, según el cual la fuerza de trabajo femenina correspondía al 90.5% del total de trabajadores subcontratados en dicha casa de estudios.
La subcontratación es una forma de relación contractual en que las y los trabajadores son contratados por una empresa, la cual a su vez está contratada para prestar servicios a un tercero, en este caso la Universidad Católica. Esta relación encierra diversos mecanismos de precarización a las condiciones de trabajo, por ejemplo, debido a que están contratados por una empresa externa a la universidad, los y las trabajadoras pueden ser despedidas por ésta a través del cese de contrato con la empresa subcontratista.
Mientras la gran mayoría de las mujeres dedican en promedio 5.9 horas a las tareas domésticas, aquellas que logran encontrar trabajo se ven sometidas además a la explotación asalariada, teniendo que trabajar hasta más de 12 horas diarias en condiciones precarias como el subcontrato que simplemente beneficia a las empresas que a través de esta modalidad de contrato pueden prescindir de gastos en salud o previsión.
Sin mencionar a aquellas mujeres “empoderadas”, empresarias que siguiendo el ejemplo de Iris Fontbona, matriarca del Grupo Luksic, pueden contratar a otras mujeres para las labores domésticas.
Despotismo Universitario, Precariedad laboral, Patriarcado y Educación de Mercado
Como VENCER consideramos primordial la unidad entre estudiantes, profesores/as y funcionarios/as para terminar con el autoritarismo universitario y dar paso a un cogobierno triestamental, donde las decisiones dejen de estar en manos de un puñado de autoridades. Porque son las mismas autoridades universitarias elegidas por un grupo minoritario de académicos de planta las que replican la precarización laboral, como el Rector de la Universidad de Santiago Juan Manuel Solezzi, con 12 años en el cargo, que mantiene en el subcontrato a trabajadoras migrantes. Esas mismas autoridades replican las lógicas del mercado en las universidades, como es el caso del Rector del ex Pedagógico Jaime Espinosa que bajo su administración la universidad de los docentes adquirió una deuda que supera los 5 mil millones y más de 100 millones objetados, es decir, que no tienen respaldo debido al “trato directo” con distintas empresas. Son estos mismos personajes totalmente desligados de la realidad universitaria las que continúan negando a las mujeres el derecho a decidir sobres sus cuerpos como Ignacio Sánchez, Rector de la UC, o que tratan de lavarse la cara con la movilización como Ennio Vivaldi, Rector de la U de Chile, que llama al diálogo hablando del avance de las Universidades Estatales por la existencia de los protocolos que hoy se muestran completamente insuficientes por estar totalmente sometidos al arbitrio de la autoridad universitaria.
¡Abran paso a la mujer trabajadora!
La movilización nacional que estamos viviendo contra la violencia machista y por educación no sexista que se viene desarrollando desde hace aproximadamente un mes ya comienza a mostrar sus contradicciones y sus límites.
En el se expresan sectores que hablan de una unidad transversal de todas las mujeres para conseguir conquistas de mejores protocolos o como máximo cambios culturales a través de la educación o el lenguaje, versus, la unidad de estudiantes - hombres y mujeres - junto a las y los trabajadores para acabar con el patriarcado de raíz, enquistado tanto cultural como estructuralmente en nuestra sociedad, y también con el capitalismo que juntos arrojan tanto a mujeres como hombres a condiciones de vida miserables.
Como VENCER vamos por arrancar a las autoridades hasta la más mínima demanda como los protocolos, las cátedras de género o incluso el cogobierno estudiantil, pero sabemos que si nos quedamos ahí nuestras conquistas serán efímeras y que en última instancia no estamos tomando en cuenta las miles de mujeres que viven diariamente la explotación bajo un régimen que ni siquiera les asegura estabilidad laboral - como el subcontrato o el contrato a honorarios - arrojando a precarias condiciones de trabajo tanto a hombres como mujeres.
Porque la precarización laboral tiene rostro de mujer ¡levantemos un campaña por el paso a planta! en conjunto estudiantes, profesores/as, funcionarios y funcionarias.