Atenazada por su propio partido, por los "mercados" y por la realidad misma, el Gobierno de Liz Truss la primera ministra británica recién asumida amenaza con ser el más breve en décadas. Tuvo que retroceder en su plan económico, despedir a su ministro de Finanzas y dar un giro de 180 grados, que la deja sin respaldo político.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Viernes 14 de octubre de 2022 13:04
La primera ministra Liz Truss da una conferencia de prensa de emergencia este viernes tras despedir a su ministro de Finanzas.
Liz Truss asumió como primera ministra tan solo dos días antes de la muerte de la reina Isaben II. Cuando apenas habían terminado sus funerales anunció un plan de corte neoliberal de reducción masiva de impuesto a los ricos que generó un cimbronazo en la economía doméstica y mundial en el marco de una alta inflación y perspertivas de bajo crecimiento y recesión. La baja histórica de la libra y de los bonos británicos generaron un pánico que junto a la presión de su propio partido, el Conservador, terminaron por liquidar el plan de Truss, que este viernes no solo se deshizo de su ministro de Finanzas sino que anunció que no hará ningún recorte impositivo. Por el contrario, anunció un aumento del impuesto a las sociedades.
Aún así, parece ser que todos consideran que la respuesta de Truss llegó tarde y mal, al punto que junto con su ministro de Finanzas, ella misma podría tener los días contados. La crisis de Truss, no es más que un capítulo, el último, de la crisis política y orgánica que el Reino Unido arrasta hace tiempo y en particular desde el Brexit.
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A pesar del giro de 180 grados de este viernes, la libra esterlina se depreciaba frente al dólar y el euro, mientras que los intereses de la deuda británica a largo plazo se disparaban.
El rendimiento del bono soberano del Reino Unido a 30 años subía hasta el 4,7 % tras los anuncios de Truss, frente al 4,2 % en el que se situaba antes del discurso de la jefa de Gobierno.
Ante las turbulencias que ha generado el masivo recorte de impuestos que anunció el Ejecutivo a finales de septiembre, la primera ministra se ha visto forzada a aceptar el incremento del tributo de sociedades hasta el 25 %, tal como había programado el anterior Gobierno, pese a que ella se había comprometido a anular el alza y dejarlo en el 19 %.
Su hoja de ruta, con la que pretendía "impulsar el crecimiento económico", ha llevado al Banco de Inglaterra a intervenir con una recompra de bonos soberanos, ante el peligro de quiebra que afrontaban diversos fondos de pensiones expuestos al valor de la deuda pública.
Además de dar marcha atrás en parte de sus recortes, Truss ha retirado la cartera de Economía a Kwasi Kwarteng y ha nombrado como sucesor a Jeremy Hunt, que también se ha mostrado en el pasado partidario de una baja fiscalidad para "promover el crecimiento".
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, aprovechó la situación para decir que Truss "ha colapsado la economía". En realidad colapsó más que la economía, según las encuentas los laboristas estarían hasta 30 puntos por encima de los conservadores en un escenario electoral, lo que muestra la crisis de los Tories (conservadores), que ya vienen de una seguidilla de desastres, siendo Truss el eslabón más débil de todos al haber sido elegida por una votación interna de los afiliados conservadores.
Los llamado "mercados" también salieron a hablar y le bajaron el pulgar a Truss. Torsten Bell, director ejecutivo de Resolution Foundation, dijo que " las perspectivas económicas más sombrías, incluidos los mayores costos de interés de la deuda, significan que, a pesar de los cambios de rumbo de hoy, Jeremy Hunt tiene solo dos semanas para decidir cómo llenar un agujero negro de varias decenas de miles de millonesde libras en las finanzas públicas".
Por su parte Paul Dales, economista jefe del Reino Unido de Capital Economics, dijo que es "posible que la primera ministra sea destituida en poco tiempo. Se deberá hacer más para restaurar la credibilidad del Reino Unido en los mercados financieros".
De hecho, ante la nueva decisión de aumentar el impuesto a las sociedades, los empresarios amenazaron directamente con jaquear la economía o retirar inversiones si Truss no los compensa de alguna manera.
Como señala un columnista del diario británico Financial Times, "Truss se convierte en primera ministra zombie en tiempo récord": "Es difícil ver que este reinicio funcione porque los parlamentarios de su partido ya no confían en su juicio. En un partido amotinado y dividido, este es quizás el único hecho unificador. Esto significa que tendrá dificultades para hacer algo difícil o impopular. En un tiempo récord se ha convertido en una primera ministra zombi".
Lo que pocos señalan, entre las internas de su partido y de las presiones de los empresarios y los bancos, es que en medio de la crisis económica y política tambien hay voces que se oyen desde abajo. El Reino Unido vive desde hace dos meses, y de manera intermitente, una oleada de huelgas obreras inédita en décadas, que buscan aumentos de salario ante la inflación de dós dígitos. Este actor social ya irrumpió en la realidad política y social, y puede dar lugar a un nuevo "invierno del descontento" que haga escuchar los reclamos de los trabajadores y los sectores populares en medio de la crisis y con una primera ministra al borde del abismo.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario