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Red Internacional
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Provincia de Buenos Aires. La proliferación de barrios cerrados prepara las condiciones para una nueva catástrofe social

La expansión residencial cerrada de la mano del capital inmobiliario en humedales urbanos, prepara las condiciones para una nueva catástrofe social. El caso de Nuevo Quilmes y Villa Alcira (Bernal, Buenos Aires).

Jueves 1ro de junio de 2017

Foto: El Nuevo Quilmes en el año 2009 (luego del movimiento de terreno). Se puede entrever que se encuentra en el medio de la ciudad, y que está elevado con respecto al barrio aledaño

Así como en décadas anteriores, la zona norte de la Región Metropolitana fue escenario de importantes desarrollos inmobiliarios de tipo cerrado, esta vez la experiencia parece replicarse en un caso del sur de esta región a partir de la construcción de un barrio náutico que genera una serie de incidencias en el territorio bernalense.

Desde las últimas décadas del siglo XX, en la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), se asiste a una nueva forma de producción del espacio urbano a partir de la irrupción de las urbanizaciones cerradas. Pero es durante el modelo neodesarrollista (comprende la década del 2000, es decir, los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner) que parece consolidarse esta lógica, a partir de las urbanizaciones cerradas náuticas en zonas bajas o de humedales urbanos, por sus particularidades paisajísticas o sus oportunidades de negocio, a través de la obtención de rentas extraordinarias. Así pues, estas áreas se transformaron en el campo de disputa por el control de territorios antes marginales.

Este tipo de urbanizaciones implican una serie de transformaciones del terreno natural a través de terraplenamientos, rellenos, excavaciones y refulados en zonas que en principio están constituidas por bajos y humedales. Ello se realiza para que las parcelas de los emprendimientos cerrados queden frente a lagunas artificiales o cuerpos de agua, en pos de garantizar la cercanía al paisaje. Frente a ello, los gobiernos (de las distintas escalas territoriales) no logran sustraerse de esta lógica, y mucho menos generar un marco regulatorio para el uso de los recursos en función de otro modelo, ya que son las políticas urbanas, hidráulicas y ambientales respecto de la urbanización de tierras inundables, las que mayoritariamente respondieron y responden a los intereses de los grandes grupos empresarios. Es decir, que se termina convalidando la expansión de las urbanizaciones cerradas sobre rellenos de tierras de extrema inundabilidad y fragilidad ambiental.

Los efectos de esta corriente suburbanizadora marcan la degradación de ecosistemas estratégicos, considerados así por su función en la sustentabilidad ambiental metropolitana, ya que tienen la capacidad de escurrir grandes cantidades de agua frente a eventuales crecidas del Rio de La Plata, o fuertes y constantes lluvias. Este tipo de incidencias se verifica con la experiencia desarrollada en la zona norte del aglomerado (en los valles de inundación de los ríos Lujan, Reconquista, y Paraná de las Palmas), y se replica en el caso del barrio náutico construido en la localidad de Don Bosco (Partido de Quilmes) llamado Nuevo Quilmes, resultado de las mejoras en la infraestructura vial, y las posibilidades de expansión de diversas zonas.

Vecinos de Villa Alcira (Bernal) en contra de la construcción del barrio náutico Nuevo Quilmes

La ubicación de esta urbanización no resulta casual, sino estratégica y atractiva porque posee varios factores determinantes, como la accesibilidad (se encuentra a 10 minutos de Puerto Madero, en el km 17 de la autopista, a metros de la bajada de Bernal), la vinculación con el centro comercial de Bernal, y una amplia oferta de servicios. Pero al realizarse sobre una zona inundable, la naturaleza de estos territorios resulta modificada para hacer factible el proceso de producción espacial de paisajes prefabricados por la industria de consumo global. De esta manera, se están produciendo territorios que por un lado, satisfacen necesidades privadas de la mano de la conjunción entre un estado colaborativo con las fracciones dominantes del capital inmobiliario desarrollador, avalados tácitamente para intervenir a su arbitrio, y por otro, se producen territorios que pasan a ser olvidados, como es el caso de Villa Alcira (barrio aledaño al Nuevo Quilmes), en el cual se fueron dando una serie de incidencias de la mano de las transformaciones provocadas por la urbanización cerrada.

¿Qué tipo de incidencias podría generar la instalación de esta urbanización en el territorio?

Concretamente, en la zona de estudio que comprende una parte de la localidad de Bernal y Don Bosco, se negaron las cualidades físiconaturales propias del territorio, y se llevaron adelante transformaciones ligadas a rellenar la zona para urbanizarla. Primero, se dio la elección del predio, que no pareciera ser una zona periférica de bajo costo, sino que quizás se esperó a que las tierras se valorizaran para la construcción del barrio cerrado, ya que se trata de un área muy bien ubicada, a pocos metros del centro comercial de Bernal y de la subida a la autopista que conecta a Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a La Plata. Luego, dadas las características de la zona, se procedió al levantamiento del terreno que en una zona baja con las características de Villa Alcira, provocó que se incrementaran los problemas de anegabilidad que presentaba el territorio.

Inundación en la calle Nuestra Sra de Fátima en Villa Alcira, en 2013

Resultado de varias entrevistas y testimonios a habitantes de la zona (como parte de mi investigación en la UNLP que me permitió Licenciarme en Geografía en el año 2016), se pudo constatar que para muchos, el problema de inundaciones que presenta Villa Alcira es invisible, sobre todo a la hora de asumir un crecimiento en la zona resultado de la llegada del Nuevo Quilmes, mientras que para otros, es causante de una profunda desvalorización de la zona. En este sentido, los diversos relatos (positivos o negativos) que se recuperaron están sometidos de alguna manera a los intereses, expectativas y necesidades de quienes los construyen, y por lo tanto resultan contrarios frente a un mismo contexto.

Y es a partir de este escenario, que se observa un pasaje de responsabilidades, de lo privado a lo público, en la atención de los impactos derivadas de los cambios producidos por el Nuevo Quilmes. Los incansables reclamos son hacia el Estado municipal (primero a la gestión del “Barba” Gutiérrez, y ahora a Martiniano Molina, gestión Cambiemos), quien según testimonios de muchos residentes, no realiza las obras de limpieza de canales, ni nuevas estaciones de bombeo para que el problema de anegamiento del territorio se solucione, o por lo menos se reduzca. Mientras tanto, la iniciativa privada solamente asume los beneficios de este proceso, por lo menos mientras no ocurra un desastre de grandes magnitudes que supere la cota de "seguridad" de los rellenos.

Estas incidencias negativas son evidencia de cómo los costos y los beneficios ambientales son desigualmente distribuidos en términos sociales, ya que el análisis presentado pone de relieve cómo la lógica de la producción de la ciudad continúa efectuándose a expensas del deterioro socio-ambiental de los sectores con menor poder: los habitantes más antiguos pertenecientes a un barrio consolidado como Villa Alcira.