La crisis bancaria en EEUU ha vuelto a sonar las alarmas sobre la posibilidad de una nueva crisis económica internacional, ¿cuáles son los alcances de la quiebra de bancos en el imperialismo estadounidense?
Martes 21 de marzo de 2023
El capitalismo está en crisis. Esta crisis es resultado de su propio funcionamiento y de las contradicciones que va acumulando este sistema, una crisis que es descargada sobre las masas trabajadoras.
La caída del Silicon Valley Bank (SVB) y de otros bancos que han sido arrastrados, es resultado de la especulación financiera, una especulación que, para Marx, sería “el cáncer del capitalismo”. Para ver los alcances de esta quiebra primero debemos observar la dinámica económica internacional de los últimos años.
De la caída de Lehman Brothers a la caída del SVB
En 2008 el mundo atravesó la peor crisis desde 1929, una crisis resultado de la especulación financiera inmobiliaria que se saldó con el rescate multimillonario de más de 700 mil millones de dólares de dinero público para comprar activos basura (especialmente títulos respaldados por hipotecas). Este rescate, llevado adelante por George Bush a través de la Ley de Estabilización Económica, es el inicio de un periodo de fuertes inestabilidades económicas, políticas y geopolíticas. Este rescate, sin embargo, únicamente paleo la crisis, la cual es de carácter estructural resultado de la caída en la tasa de ganancia del capital como tendencia histórica.
A partir de 2008, la economía no volvió a crecer al mismo ritmo que lo venía haciendo previamente, provocó crisis de deudas en países europeos y comenzó un periodo de bajo crecimiento, que distintos economistas catalogaron como “estancamiento secular”, trayendo consigo la emergencia de nuevos fenómenos y formaciones políticas, estallidos sociales y el crecimiento de posiciones de extrema derecha, mientras, la tensión entre las potencias económicas se comenzó a agudizar.
Más recientemente, la pandemia del COVID-19 exacerbó la crisis, generando problemas en las cadenas de suministro. A la salida de esta pandemia -la cual es a su vez resultado de la explotación capitalista de la naturaleza-, devino un periodo de alta inflación, la cuál se disparó con la llegada de la guerra en Ucrania.
En este marco, la Reserva Federal estadounidense (FED), incrementó las tasas de interés de 0 a 4.5% para intentar controlar la inflación, ¿qué podría pasar?
La caída del SVD y la crisis de las empresas tecnológicas
En Estados Unidos, una de cada cinco empresas es una “empresa zombie”, es decir que solo sobrevive en función de préstamos, pues no tiene siquiera la capacidad de pagar los intereses de sus propias deudas, sobreviven refinanciando sus deudas y pateando para adelante sus pagos.
Esta dinámica capitalista que mantienen grandes conglomerados económicos “zombies”, no es exclusiva de EEUU e implica una elevada inestabilidad financiera, a lo cual hay que sumar la desregulación del sector que impulsó Donald Trump en 2018.
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Desregulación, especulación y crisis
Trump, en mayo 2018, relajó las regulaciones bancarias referentes al nivel de supervisión de riesgo y liquidez de los bancos pequeños establecidos en la Ley de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor (Ley Dodds Frank), promulgada por el presidente Obama después del colapso financiero de 2008.
La ley trumpista, conocida como Ley de Crecimiento Económico, Alivio Regulatorio y Protección al Consumidor, elevó el umbral de activos para las “instituciones financieras sistémicamente importantes" de $50 mil millones a $250 mil millones. En virtud de esa ley, el SVB que finalizó 2022 con cerca de $209 mil millones en activos, no se catalogaba como una “institución financiera sistémicamente importante” a lo ojos de la ley, y por lo tanto, no era sujeto de las regulaciones más estrictas que se aplican a los bancos más grandes.
Los inicios de SVB datan en la década de los 80 hasta convertirse en uno de los bancos más importantes de Estados Unidos, el crecimiento de éste fue debido al constante financiamiento de empresas de tecnología “startups”. De acuerdo con el economista marxista Michael Roberts el SVB ofreció servicios como depositario a casi la mitad de las empresas de tecnología y atención médica del país.
Su crisis se deriva de la caída de las ganancias de las empresas tecnológicas y de los bonos del tesoro a partir del incremento de las tasas de interés por parte de la FED.
Las empresas de tecnología vienen atravesando importantes crisis en cuanto a su proyección de negocios, lo cual se ha traducido en recortes de cientos de miles de trabajadores, hasta enero de este año habían despedido ya a 360,000 personas. Recientemente Twitter, Amazon y Facebook se sumaron a la lista de empresas que despiden a decenas de miles de empleados. Así, la lista continúa con Spotify, Google, Microsoft, SAP e IBM con recortes masivos de personal.
Recientemente, en un intentó desesperado de no irse a la quiebra, el SVB, vendió 2 mil 250 millones de dólares de sus acciones para equilibrar sus balances, sin embargo, sólo generó incertidumbre por lo que sus clientes comenzaron a retirar fondos de sus cuentas, lo que se conoce como una corrida bancaria. En este marco, el SVB quedó bajo la administración judicial de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDCI por sus siglas en inglés) con el objetivo de transferir todos los depósitos asegurados y no asegurados a un banco puente que será operado por este organismo.
La socialización de las pérdidas, el rescate a los ricos
Tras el anunció de la crisis, Joe Biden se apresuró a asegurar que el sistema bancario estadounidense es “sólido” intentando espantar el fantasma de la recesión y la crisis. Al inicio se barajó la posibilidad de dejar que el banco quebrara, sin embargo, al ver la magnitud del problema y su posible contagio el gobierno ha decidido intervenir y rescatarlo.
El Departamento del Tesoro estadounidense informó que saldría a reembolsar a los depositantes ocupando un fondo especial, lo que no dice es que es dinero público. De esta forma, el gobierno de Estados Unidos dejó que el banco quebrara, pero decidió que la Reserva Federal saliera al rescate de las inversiones de los “clientes” del banco, la mayoría grandes empresas, para tratar de evitar una crisis mayor.
Una vez más, el pueblo trabajador, producto de la decisión de los gobiernos que velan por los intereses empresariales, es quien tiene que rescatar a los multimillonarios. La última vez esta situación empujó la emisión monetaria y aumentó la deuda pública, parte de las causas de los niveles de inflación que vivimos. Ahora están por verse las consecuencias de esta nueva crisis.
En el capitalismo, los intereses que se defienden son los de una pequeña minoría explotadora, el sistema vive de crisis en crisis arrojando a millones a la miseria, ya es momento de que la clase trabajadora tome el control y gobierno en función del interés colectivo. Los más grandes ladrones del mundo son los bancos y los fondos de inversión, no hay que rescatarlos, hay que expropiarlos.
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