Desde 1915, cuando Chuquicamata inició sus actividades como la mina a rajo abierto más grande del planeta, los trabajadores nunca han estado exentos de sufrir accidentes, pues justamente son ellos los que día a día arriesgan sus vidas por el auténtico anhelo de sostener a sus familias con su trabajo.

Claudia Moreno Antofagasta, Chile
Lunes 5 de septiembre de 2016
La semana pasada la minería se enlutó con un “martes negro” donde fallecieron tres trabajadores en accidentes laborales, uno de ellos en la faena de El Abra y los otros dos en Chuquicamata.
Sin embargo, estos hechos son precedidos por distintos hechos que a lo largo del mineral han cobrado muertes de esforzados mineros que han dejado, literalmente, “la vida en la mina”.
Uno de los primeros en conocerse, consignado en un recuento realizado por El Mercurio de Santiago y que pasamos a revisar a continuación, data del 30 de junio de 1926 cuando una explosión en el mineral dejó 9 víctimas fatales, y un número indeterminado de mineros desaparecidos, fatal y cruel es el comienzo de una larga lista de episodios que enlutaron al mineral.
Más adelante, el 25 de enero de 1937, casi a las ocho de la mañana, una cantidad enorme de pólvora cuyo fin era ser usada para la tronadura de esa jornada, explotó. La cifra de muertos ascendió a 57 y más de 100 trabajadores resultaron con heridas de diversa gravedad. Más de 20 años después, en septiembre de 1957 ocurre otro accidente con pólvora, esta vez deja fueron 4 los muertos y 9 heridos.
Uno de los peores accidentes de los que se tenga memoria en Chuquicamata es el del 5 de septiembre de 1967. Ese martes, pocos minutos antes de las nueve de la mañana, dos camiones que movilizaban detonadores para la tronadura, explotaron. Esto provocó la muerte inmediata de los que cubrían el turno en la mina y los que se encontraban en la cercanía del accidente. En total fueron 22 los mineros muertos. Pero, a principios de ese mismo año, la minera sufrió dos pérdidas: el 4 de mayo un operador que conducía en la zona de estacionamiento perdió el control del equipo, impactando el costado izquierdo de un camión aprisionando así al chofer, Dany Cruz, quien murió en el lugar.
El 30 de junio de 2013, Juan Troncoso fue golpeado por el vidrio protector de un foco en la parte frontal de la cabeza. Murió seis meses después, dos semanas antes de Navidad. Antes de este fatal martes, el último accidente fatal de Chuquicamata ocurrió el 05 de enero de 2013 cuando un trabajador murió al perder el control del camión tolva que manejaba.
La temible posibilidad de que el trabajador o trabajadora simplemente no vuelva de su turno al hogar es una preocupación que trasciende las fronteras de las faenas, sean estas estatales o privadas, pues sus vidas dependen de muchos factores dentro del adverso espacio de un yacimiento.
Aunque los empresarios trasnacionales o la misma administración de la Corporación Nacional del Cobre no lo admitan, el estrés laboral es causa concreta de accidentabilidad en palabra de especialistas, por lo que los despidos masivos que se han venido desarrollando durante estos últimos años generan una inseguridad que en hechos los trabajadores denuncian cada día.
Mientras la producción continúe, las condiciones laborales e incluso el desarrollo de las arduas jornadas no son una preocupación mayor para los empresarios y administradores de la minería, pues los trabajadores son vistos como un número más en la suma de sus utilidades, pero que aunque no lo quieran admitir ni responsabilizarse, cobra vidas y estabilidades para quienes honradamente suben día a día a la mina a ganarse el pan para sus familias.

Claudia Moreno
@abajoelcodigo